Se trata de un sistema que ha demostrado ser eficaz en diversos países.

Por Leandro Halperin

La Justicia también cayó en la grieta, importa más quién o a quién se acusa que la acusación y hay inocentes y culpables sin importar las pruebas en contra o a favor. Manipulaciones políticas, pretensiones hegemónicas, operaciones ilegales de los servicios de inteligencia, extorsiones, persecuciones y hasta amenazas públicas han protagonizado en los últimos meses el debate sobre ésta problemática. Así, se profundiza el deterioro de la confianza en el sistema judicial, pierde valor la palabra de los jueces que son, en definitiva, quienes nos dicen cuál es la verdad en la que debiésemos creer y se cancelan las posibilidades de debatir democráticamente cómo mejorar la administración de justicia.

Si lo vemos en perspectiva, uno de los ejes principales para el fortalecimiento de la Democracia es la independencia del Poder Judicial, sin embargo este mandato constitucional que ha sido propuesta de campaña de todos y todas los que gobernaron hasta hoy, ha sido fagocitado por la cultura política que impera en la coyuntura actual. Una “cultura barrabrava” de la política que se ufana de cancelar al adversario, de convertirlo en enemigo, de ignorar a las minorías que opinen distinto y de auto percibirse como representantes “sinceros, únicos e infalibles” de la voluntad popular y el interés por el bien común.

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Más allá del autoritarismo que tienen estas miradas y el fundamentalismo que implican, la ciudadanía desconfía cada día más de las instituciones y encuentra en “La Justicia”, un claro ejemplo de la falta de respuestas frente a los conflictos más graves. A su vez, la constante falta de respeto y apego por las normas que nos caracteriza como sociedad, expresan de manera contundente lo señalado hace ya algunos años por el prestigiosos jurista argentino Carlos Nino, tenemos un país que se “acostumbró” a vivir al margen de la Ley.

Ante esta crítica situación, una y otra vez, los intentos oficiales confirman la sospecha de la ciudadanía: la elite gobernante sólo busca cuidar sus privilegios mientras el conjunto de la población padece a diario, las consecuencias del mal funcionamiento de la Justicia.

Para cambiar esta situación, mascullar bronca y resignarse no es opción. Como legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires presenté un proyecto de ley para que la gente decida quién es culpable y quien es inocente; un proyecto de ley para poner en marcha el sistema de Juicios por Jurados, que promueve la participación ciudadana y que es lo establecido por la Constitución Nacional y la de la Ciudad para decidir qué es Justicia.

Como vemos en series, películas, y sabemos por el análisis de la experiencia comparada; el Juicio por Jurados, como modelo de enjuiciamiento criminal, ha demostrado ser eficaz en diversos países y en otras provincias de la Argentina. Se trata de re apropiarnos de la función de administrar Justicia, que sean los ciudadanos y ciudadanas de la Ciudad quienes decidan sobre la culpabilidad o inocencia de las personas acusadas de cometer delitos. Una responsabilidad cívica que amplía los márgenes de la Democracia e involucrará de manera directa a quienes vivan en la ciudad. Doce jurados, con paridad de género, de entre 18 y 75 años, tendrán la responsabilidad de resolver los juicios penales. El camino propuesto para mejorar la Justicia es claro: limitar la manipulación y las persecuciones o inocencias arbitrarias con la participación activa de la ciudadanía.

Durante el año 2020, la Legislatura de la Ciudad debatió el proyecto de ley, convocamos a especialistas en esta modalidad de enjuiciamiento, a operadores del sistema judicial, analizamos el costo de su implementación que no tendrá impacto presupuestario. Logramos un consenso suficiente para avanzar y esperamos que en las próximas semanas se pueda tratar en el recinto este proyecto que democratiza de verdad, la gestión cotidiana de una de las funciones esenciales del Estado de Derecho.

Cómo decía Raúl Alfonsín: “Tenemos un método: la democracia para la Argentina. Tenemos un combate: vencer a quienes desde adentro o desde afuera quieren impedir esa democracia”. El Juicio por Jurados es más y mejor democracia, es evolución en la Justicia.