jueves, marzo 28

“La enfermedad golpeó la puerta de la Catedral”

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Ayer se celebró la Solemnidad de la Virgen del Milagro.

La primera misa del Triduo estuvo dedicada a María. Gentileza: Lisardo Maggipinto

Ayer, en el marco de la Solemnidad de la Virgen del Milagro, se celebró en la Catedral de Salta la Misa Estacional, en el inicio del Triduo. La misma fue transmitida a puertas cerradas y se transmitió en directo a través de las redes sociales. Sacerdotes y monaguillos participaron de los rituales con rigurosas túnicas blancas y barbijos oscuros.
En su homilía, el arzobispo Mario Antonio Cargnello manifestó que este día 13 de septiembre “lo dedicamos a honrar a la Virgen del Milagro. Hoy debemos pensar que somos de María. La tradición cristiana supo ver figuras como Judit y Ester que anticipaban el lugar que María ocuparía en la historia de salvación, cerca de Jesús”.
El arzobispo de Salta señaló que la pandemia de coronavirus, como un mar sometido a la fuerza de los vientos, saca como espuma del mar lo que adentro está sucio y está mal. “Hace que emerjan con fuerza los egoísmos, rivalidades, estupideces”. Pero aclaró que también emerge la generosidad de tanta gente, desde los sectores de la salud, seguridad, servicios esenciales, de todos aquellos que velan por nosotros. “En los hogares madres y padres cuidan a sus hijos, preparando sus alimentos, atendiendo la salud”, recordó.
“¿Quién puede cambiar el corazón? Solo la sabiduría de lo mejor de la mujer, del genio femenino puede cambiar esta sociedad herida, pero que está lista y dispuesta a ser sanada”, puntualizó el religioso.
“Cómo te necesitamos madre del Milagro, un Milagro que es tuyo y de Jesús. Lo que quisimos preparar no lo pudimos hacer, porque la enfermedad golpea también las puertas de la Catedral. La situación no lo permite, porque debemos cuidar a nuestra gente”, explicó Cargnello.
Pidió a la Virgen “fuerza para transformar el dolor en un amor profundo a ti y a Jesucristo. Que se traduzca en una verdad solidaria, que se depongan las actitudes de enfrentamientos”. 
Para finalizar dijo: “Esta fiesta del Milagro es más fiesta que nunca. Así entramos en este Triduo. Por eso no tenemos miedo, por eso renovamos nuestra esperanza. Y espiritualmente nos tendemos la mano. Estoy convencido de que cuando las aguas se serenen el Milagro será más fuerte que nunca, porque seremos más hermanos. Desde la Puna hasta nuestro Chaco, desde los límites de Bolivia hasta los límites con Tucumán y Catamarca los fieles han expresado su amor por el Señor y la Virgen del Milagro”.