Frase de funcionaria de Alberto que desnuda apatía del Gobierno ante salida de LATAM
Que los planes y las políticas tomadas por el Gobierno Nacional conducido por Alberto Fernández tendieron desde sus comienzos a beneficiar a Aerolíneas Argentinas frente a aerolíneas comerciales privadas está más que claro. El primer síntoma de esta política de Estado la dio el propio presidente, cuando en octubre del año pasado atacó la política de “cielos abiertos” que permitió la generación de miles de empleos directos e indirectos con la llegada de las denominadas “low cost” al país.
Pero las señales ya venían dándose desde incluso antes de la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, cuando el kirchnerismo, a través de una resolución del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA), obligó en 2013 a LATAM a dejar el hangar de mantenimiento levantado en el Aeroparque Jorge Newbery. El objetivo: que sus pasajeros estén obligados a viajar desde Ezeiza, algo incómodo para gran parte de los potenciales clientes de la compañía aérea que residen en la Ciudad de Buenos Aires.
Esta política de Estado llevada adelante por el kirchnerismo -con Mariano Recalde, aún hoy, como principal espada- cobró peso en las últimas horas, luego que LATAM anunciara que deja de operar en la Argentina. La empresa chilena solicitó el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante el Ministerio de Trabajo, luego que el Gobierno y sindicatos no aceptaran una oferta para pagar durante la pandemia un 50% de los salarios a los casi 1800 trabajadores locales. Hoy, esos casi 1800 puestos de trabajo están a un paso de perderse.
Sin embargo, hubo otra frase que pasó desapercibida semanas atrás y que deja al desnudo las intenciones gubernamentales de dejar el monopolio de los cielos en manos de Aerolíneas Argentinas -empresa que recibió entre USD 5.800 y USD 7.000 millones del Estado desde que fue estatizada.
Paola Tamburelli, titular de ANAC
Entrevistada por la revista Aviación Online, la actual titular de Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Paola Tamburelli, reconoció en mayo pasado la apatía estatal ante el posible cierre de las empresas privadas tras la cuarentena social y obligatoria.
“Algunas versiones sugerían que (el cierre prematuro de los aeropuertos ante el Covid-19) lo habían dispuesto las autoridades de Aerolineas, ya que es la única a la que el largo plazo no afecta”, consultó a la funcionaria un periodista de la revista especializada. “No, porque los afecta a ellos también…”, respondió Tamburelli.
Pero el periodista insistió: “Pero digamos que es la única que tiene posibilidades de sobrevivir. A septiembre no va a llegar ninguna compañía. Aerolineas es la única por los fondos públicos”. La respuesta de la funcionaria sorprendió a todo el sector: “Bueno, por lo menos tenemos una que va a llegar…”.
Y se apuró en agregar: “Ojala sean más de una y podamos implementar medidas que puedan llevar un poco de aire a la industria”.
