jueves, abril 25

La historia de Carlo Ponzi, uno de los estafadores más famosos de la historia

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Más de un siglo después, su sistema aún se utiliza en estafas de todo tipo. Intentó eludir a la justicia cambiando su aspecto y murió en la pobreza

Carlo Ponzi armó la pirámide que lleva su nombre usando como señuelo sellos postales. Prometía a sus clientes un 50% de beneficios dentro de un plazo de 45 días, o 100% dentro de 90 días, con el simple hecho de comprar cupones postales descontinuados en otros países y redimiéndolos a su valor nominal en los Estados Unidos como una forma de arbitraje, probablemente inspirado por William F. Miller, un contador de Brooklyn que en 1899 utilizó el mismo sistema.

Ponzi era originario de la provincia de Rávena y emigró a Estados Unidos en 1903. Algunos de sus biógrafos aseguran que fue un estudiante ambicioso que quería prosperar y otros dicen de él que se trataba de un ladronzuelo con poco futuro al que su familia embarcó hacia América para quitárselo de encima.

Tras pasar por trabajos eventuales inició una carrera que lo llevaría dos veces a prisión: una en Canadá, después de que le sorprendieran falsificando el nombre de una anciana que guardaba su dinero en el banco en el que trabajaba Ponzi, y otra en Boston, en 1911, por su implicación en un negocio de contrabando de emigrantes italianos.

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Este delincuente ha pasado a los manuales de economía por haber ideado lo que se conoce como esquema Ponzi

Su idea aún perdura

En 1919 llegó su golpe más conocido, que lo convirtió en poco tiempo en un personaje acaudalado, y tanto políticos como medios de comunicación lo presentaban como un empresario ejemplar.

Pero todo se derrumbó cuando el analista financiero Clarence Barron, por encargo del Boston Post, publicó un informe en el que se declaraba que, pese a los extraordinarios intereses que se pagaban, Carlo Ponzi no reinvertía ni un céntimo de sus enormes beneficios en la empresa. Se calculó que para cubrir las obligaciones contraídas se necesitaban 160 millones de cupones en circulación, cuando en realidad tan solo había 27.000.

Antes de que le descubrieran se escapó al estado de Texas, y para intentar huir en un barco mercante se afeitó el bigote y la cabeza. Pese a ello, terminó en la prisión de Massachusetts, donde permaneció hasta 1934. A las puertas del presidio le aguardaba un buen grupo de estafados que quería lincharlo, algo que no pudieron lograr debido a la intervención de la policía, que tuvo que protegerle.

Como no se había nacionalizado estadounidense, lo deportaron a Italia y allí intentó poner en marcha su esquema sin éxito y terminó trabajando en una línea aérea italiana que operaba en Brasil. Tiempo después se supo que esta línea fue utilizada para hacer contrabando de materiales estratégicos.

El 1 de noviembre de 1920, Carlo Ponzi fue declarado culpable de fraude y se le condenó a cinco años de prisión. Salió tres años más tarde y le condenaron a nueve más.

Carlo Ponzi vivió sus últimos días en la miseria, muriendo en un hospital de la caridad en Río de Janeiro el 18 de enero de 1949. Este delincuente ha pasado a los manuales de economía por haber ideado lo que se conoce como esquema Ponzi, un tipo de estafa parecida al esquema piramidal, del cual se han aprovechado personajes de baja o nula moralidad para perjudicar a gente hasta de su propio entorno.