miércoles, abril 24

La invasión de Rusia a Ucrania y la fábula de Caperucita Roja, según el Papa Francisco

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El papado de Francisco es disruptivo en el sentido de que produjo un cambio en la Iglesia en pos de una renovación profunda que la acerque más a la gente con sus necesidades espirituales y materiales.

A eso le suma su modo de vivir despojado y un estilo de expresarse muy llano y franco -alejado de las formas de comunicación con frecuencia alambicadas de la institución- que suele suscitar polémica. Esto último es, precisamente, lo que sucedió esta semana al conocerse lo que les dijo a un grupo de editores de revistas de los jesuitas en relación con la invasión rusa a Ucrania.

Para colmo, en esta cuestión, Francisco viene siendo criticado por no condenar con nombre y apellido al presidente ruso. El Papa repite que los pontífices no nombran a las autoridades, sino que denuncian las actitudes porque se reservan como eventuales gestores de buenos oficios o mediadores, ya que el objetivo superior es contribuir a la solución de los conflictos.

A la vez que dice que, antes que viajar a Ucrania, como muchos le reclaman, lo más conveniente sería ir primero a Moscú a pedirle a Vladimir Putin que cese los ataques, pero que este aún no quiere recibirlo.

Ahora bien: ¿qué dijo Francisco? Dijo que “tal vez de alguna manera (la invasión rusa) fue provocada o no impedida”, en alusión a la posible incorporación de Ucrania a la OTAN, la alianza militar de Estados Unidos y parte de Europa, y el malestar que esto causó en Rusia.

La invasión de Rusia a Ucrania y la fábula de Caperucita Roja, según el Papa Francisco

Y al papel que pueden haber jugado otros intereses, particularmente el comercio de armas. Por lo tanto, señaló que “tenemos que alejarnos del patrón normal de ‘Caperucita Roja’, que Caperucita era buena y el lobo era malo; aquí no hay buenos y malos metafísicos, de forma abstracta”.

En ese sentido, consideró que detrás de esta guerra “está surgiendo algo global con elementos entrelazados” que trasciende al “heroico pueblo ucraniano”. Al respecto, contó que un par de meses antes de que empezara la guerra estuvo “con un jefe de Estado, un hombre sabio (…) que dijo que estaba muy preocupado por cómo se movía la OTAN”.

Le pregunté por qué y me respondió: “‘Porque están ladrando a las puertas de Rusia y no entienden que los rusos son imperiales y no permiten que ninguna potencia extranjera se acerque a ellos’”.

Ese gobernante -que era el actual presidente de Italia, Sergio Mattarella– concluyó advirtiendo que esa situación “podría llevar a la guerra”. Por eso, el Papa dijo que “ese jefe de Estado fue capaz de leer las señales de lo que estaba sucediendo”.

A lo que sumó “el interés por probar y vender armas”. Agregó que ahora “lo que estamos viendo es la brutalidad y ferocidad con la que esta guerra está siendo llevada a cabo por las tropas, generalmente mercenarias, utilizadas por los rusos, que prefieren enviar chechenos, sirios, mercenarios”.

Consciente de que podría ser malinterpretado, Francisco formuló una aclaración: “Alguien puede decirme en este momento que soy pro Putin. No, no lo soy. Sería simplista y erróneo decir tal cosa. Simplemente, estoy en contra de reducir la complejidad (de esta situación) a la distinción entre buenos y malos, sin razonar sobre las raíces y los intereses, que son muy complejos”, subrayó.

Y añadió: “Mientras vemos la ferocidad, la crueldad de las tropas rusas, no debemos olvidar los problemas para tratar de resolverlos”.

El papa Francisco busca encontrarle solución a la guerra entre Rusia y Ucrania. (AP Foto/Alessandra Tarantino)
El papa Francisco busca encontrarle solución a la guerra entre Rusia y Ucrania. (AP Foto/Alessandra Tarantino)

Hacia el final de su intervención -que fue en respuesta a una pregunta-, destacó que Ucrania “es un país rico que siempre ha sido cortado, desgarrado por la voluntad de quienes querían apoderarse de él para explotarlo”, lo que llevó a sus habitantes a poner de manifiesto un “heroísmo que nos toca el corazón”.

“¡Un heroísmo que va de la mano de la ternura! De hecho, cuando llegaron los primeros soldados rusos (…) fueron las propias mujeres ucranianas las que se encargaron de ellos cuando se rindieron”.

Francisco recordó que hace unos años se le ocurrió decir que estamos viviendo “la Tercera Guerra Mundial de a trozos. Para mí, hoy, se ha declarado la Tercera Guerra Mundial. Esto es algo que debería hacernos reflexionar. ¿Qué le pasa a la humanidad que ha tenido tres guerras mundiales en un siglo?”.

Y resumió: “Lo que tenemos ante nuestros ojos es una situación de guerra mundial, de intereses globales, de venta de armas y de apropiación geopolítica, que está martirizando a un pueblo heroico”.

En definitiva, Francisco está muy lejos de apañar a Putin. En realidad, explora las causas que, a su juicio, desataron esta guerra. Lo hace no para justificar la decisión del presidente ruso de invadir, sino para que quienes impulsaron el ingreso de Ucrania a la OTAN reflexionen acerca de si fueron o no imprudentes.

Ello no implica negar que Ucrania es un país soberano, pero tampoco debe llevar a cerrar los ojos frente a una realidad política, más allá de que esta disguste.

Y, de paso, franquearles el camino a los comerciantes de armas. Por eso, a partir de reconocer las causas, el gran desafío es detener cuanto antes la masacre al pueblo ucraniano y restablecer la paz.

El sumo pontífice se refirió en la semana a la guerra entre ambos países, y lo hizo con una frase que generó polémica. Sin embargo, con un estilo muy llano y franco, solo buscó impedir que la complejidad del conflicto se redujera a la distinción entre buenos y malos.