jueves, marzo 28

La maldita banda presidencial

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Nota extraída de Clarìn por Alejandro Borenstein

Hace 20 años que no tenemos un traspaso normal y por lo visto no lo vamos a tener ahora tampoco.

Alfonsín pasa el mando a Menem, en 1989, en la casa Rosada. las más leídas

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23/11/2019 – 22:01

Antes que nada, tenemos que agradecer la generosidad de la ex presidenta Kirchner que, pudiendo posponer una vez más su retorno desde La Habana, decidió volver, recibir a Tío Alberto, aprobar alguna de sus decisiones, corregir todas las demás y aparentemente dejar todo organizadito para que puedan asumir el poder como Dios manda.

Seamos sinceros. ¿Qué hubiera pasado si ella decidía quedarse en Cuba un par de semanas más? ¿Quién hubiera dado el ok al nuevo gabinete? ¿Quién hubiera tomado todas las decisiones de último momento? ¿Le hubiéramos tenido que pedir al Gato que se quede unos días más? Por suerte no ocurrió. No sean tan gorilas. Cuando las cosas se hacen bien hay que reconocerlo. Chapeau para ex Ex Ella.

Dicho esto, vamos a lo importante: se viene el traspaso del poder, cosa que en la Argentina no sucede con normalidad desde que Menem le puso la banda presidencial y le entregó el bastón de mando a De La Rúa en 1999.

O sea, hace 20 años que no tenemos un traspaso normal y por lo visto no lo vamos a tener ahora tampoco. Veamos.

Si yo fuera el presidente Macri le contaría por televisión a todo el país cómo se hacen los traspasos presidenciales y dónde se entregan los atributos del mando en la Argentina.

Una vez entendido esto por el pueblo, le diría a Tío Alberto que le doy el bastón donde quiera y le pongo la banda en donde más le guste. Da lo mismo el Congreso, la cancha de Argentinos Juniors o el derpa de Tinelli. Lo que él prefiera. Pero primero explico bien el tema por cadena nacional y después que cada uno diga lo que quiera.

Por supuesto si yo fuera el presidente Macri, también hubiera explicado las cosas bien clarito en 2015, hubiera convocado a un gran acuerdo político para poder hacer los grandes cambios, hubiera presentado un plan económico integral, hubiera equilibrado mejor las cargas para que el ajuste lo paguen más los ricos que los pobres, me hubiera tomado en serio las PASO, las hubiera fiscalizado como corresponde y hubiera terminado ganando en octubre como un gigante. Y por supuesto lo hubiera bancado al Dr. Rubinstein, de acá a la China.

Pero yo no soy Macri, por eso dentro de dos semanas el Gato se va a su casa y Tío Alberto le va a dar la bienvenida a Cristina en la Casa Rosada. Así de simple es esta historia.

La otra historia, la de las entregas del bastón de mando y la banda presidencial es un poco más complicada. ¿De qué se trata este conflicto? Datos a tener en cuenta:

Dato 1: Cristina no entregó la banda y el bastón en 2015 porque quería hacerlo en el Congreso en lugar de la Casa Rosada, como se lo pedía Macri. Luego, con la aparición de “Sinceramente”, nos enteramos que además Ex Ex Ella lo sentía como una acto de rendición.

Dato 2: en el reportaje que Tío Alberto le concedió a Majul en “La Cornisa” el domingo 25 de agosto, el gorila de Luisito le preguntó si le parecía bien que Cristina no le hubiera entregado los atributos del mando al Gato. Tío Alberto dijo que él no hubiera tenido esa actitud, pero que algo de razón ella tenía, e inmortalizó la siguiente frase: “tal vez Macri estaba faltando a la institucionalidad… los atributos siempre se dieron en el Congreso, nunca se dieron en la Casa de Gobierno”… Minuto 23:50 del reportaje, está en Youtube. Posta posta. Textual. Vayan y vean.

Ya sabemos que el Tío Alberto de los domingos es fatal. Si la misma pregunta se la hacían Bonelli y Alfano en “A Dos Voces”, el Tío Alberto de los miércoles nunca hubiera dicho semejante disparate. Pero el programa de Majul va los domingos y tocó la línea interna dominguera del albertismo. Sonamos.

No nos vamos a remontar a los inicios del Virreynato del Río de la Plata para revisar la historia de los traspasos presidenciales porque sería ir muy atrás. Pero está probado que cuando el virrey Edelmiro J. Farrell le entregó la banda y el bastón al virrey Juan Domingo Perón en junio de 1946, lo hizo en el Salón Blanco de la Casa Rosada (año LVII antes de K).

Previamente Perón había jurado en el Congreso, se había trasladado por la Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada donde lo esperaba el virrey saliente (Farrell) para entregarle los atributos y formalizar el traspaso.

Lo mismo habían hecho todos los virreyes anteriores de la historia argentina y el mismo ritual hicieron todos los virreyes que siguieron, tanto civiles como militares, democráticos o de facto.

Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Illia, Onganía, Levingston y Lanusse fueron virreyes muy distintos. Pero en todos los casos, recibieron la banda presidencial y el bastón de mando en el Salón Blanco de la Rosada con el busto de la República de fondo, al pedo porque casi todos se pasaron la República por el upite.

Imposible olvidar el traspaso del virrey Alejandro Agustín Lanusse al virrey Héctor J. Cámpora en mayo de 1973 (año XXX antes de K), también en la Rosada, con todos cantándole la marchita en la cara a Lanusse.

Fue insólito el blooper de Raúl Lastiri tratando de ponerse infructuosamente la banda, también en la Rosada en julio de 1973 y por supuesto quedará para la posteridad el histórico momento en que el virrey Perón se hace poner la banda presidencial por tercera vez, siempre en el Salón Blanco de la Rosada, a sus 78 años de edad.

Ni Videla ni Viola ni Galtieri ni Bignone se privaron de esa misma foto en la Rosada.

Todavía corren lágrimas cuando uno ve el traspaso del virrey Bignone al virrey Don Raúl Alfonsín, en diciembre de 1983 (año XX antes de K). Fue jura memorable en el Congreso, entrega de bastón y banda memorable en la Casa Rosada y discurso memorable en el Cabildo.

El mismo ritual repitió el virrey entrante Menem con Alfonsín en 1989, en la Rosada, y luego hizo otro tanto Menem con De La Rúa en 1999, también en la Casa Rosada.

Despues vino el quilombo de los virreyes Puerta, Rodríguez Saá, Camaño y Duhalde donde no hubo ni tiempo de andar haciendo traspasos.

Y finalmente llego el 25 de mayo de 2003 cuando Néstor Kirchner fundó la República, instauró la democracia y cambió la tradición exigiendo que Duhalde le entregue el bastón de mando en el Congreso en lugar de hacerlo en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Luego Cristina repitió la ceremonia recibiendo el bastón, primero de manos de Néstor y después de manos de su hija.

Para entonces, los Kirchner ya habían declarado la independencia de la Argentina, decretada la educación pública, gratuita y obligatoria y estipulado que los atributos siempre se entregan en el Congreso, como quería Cristina y como explicó Tío Alberto en aquel programa de Majul: “tal vez Macri estaba faltando a la institucionalidad… los atributos siempre se dieron en el Congreso nunca se dieron en la Casa de Gobierno”.

Esta frase original remite a una idea clave: el kirchnerismo es fundacional y antes de ellos nada bueno existió. Una idea que también sirve para esconder los pasados. Sobre todo la parte esa en la que Néstor, Cristina, Tío Alberto, Parrilli, Solá y varios más integraron aquel virreynato neoliberal de los 90 que indultó a los genocidas y privatizó todas las empresas del Estado, entre otros logros.

En este punto vale recordar que hubo algunos peronistas que durante ese virreynato pegaron el portazo, como el famoso Grupo de los 8. Un puñado de diputados encabezados por Chacho Alvarez que le dijo que no a todo aquello que, por ejemplo, los Kirchner y el Tío Alberto dijeron que si.

La historia se puede contar como más te guste. Lo que no podés es cambiarla.

La banda presidencial y el bastón de mando siempre fueron entregados por el presidente saliente en la Casa Rosada, después de que el nuevo presidente jura en el Congreso y saluda al pueblo por la Avenida de Mayo.

Pero si quieren inventar otra cosa, dale nomás. Empiecen el gobierno como quieran, total al final, como dice el Turco Asís, en la Argentina siempre todo termina mal.

f: Clarìn