La oposición evalúa los costos de dejar solo al Gobierno en la crisis o quedar involucrada en un colapso

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Nota extraída d eTN por Diego Dillenberger

Los dirigentes opositores se encuentran ante la inédita situación de un kirchnerismo que empieza a pedir ayuda. Ucrania está en guerra con Rusia. La Argentina está en guerra consigo misma.

“Nunca interrumpas a tu enemigo cuando se está equivocando”. Es una célebre frase atribuida a Napoleón Bonaparte. ¿El jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta habrá pensado en el estratega militar corso cuando les dijo a los medios “nadie nos convocó”? Fue su tajante respuesta a una inédita solicitud de “ayuda” del ala extrema del kirchnerismo.

Mientras el gobierno ponía el Titanic proa al iceberg a toda máquina, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, había hecho el miércoles una pausa en sus ya habituales diatribas contra su antecesora, María Eugenia Vidal, y el expresidente Mauricio Macri. De pronto, en medio de una reunión con intendentes, sorprendió a todos reconociendo que “hay muchísimas dificultades” y ahí nomás arrojó una botella al mar con un desesperado S.0.S: “Hoy necesitamos ayuda, también de nuestra oposición”.

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Axel Kicillof dijo que "el único pacto es con el pueblo".
Axel Kicillof dijo que «el único pacto es con el pueblo».

¿El kirchnerismo pidiendo ayuda? Toda una novedad política para la Argentina

El gobernador jujeño, Gerardo Morales, otro de los tantos precandidatos presidenciales de la oposición, contestó en sintonía con Rodríguez Larreta: “el diálogo es en el Congreso, presenten un plan ahí”. Sumaron sus voces al coro el jefe de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, y el radical Mario Negri, que dijo “discutiremos todas las leyes en el Congreso, pero Juntos por el Cambio no va a cogobernar”.

Fue tan contundente la oposición, que Kicillof salió al día siguiente a recoger el hilo por Twitter: “En estas horas algunos dirigentes de la oposición salieron a rechazar una supuesta propuesta que, según los medios, yo les habría hecho. Aclaro: nuestro único pacto es con el pueblo”.

Ante la duda, la culpa de todo la tienen los medios, y el gobierno hace todo por el pueblo.

Más allá de que el cristinismo puro no tiene mucho diálogo con su propio gobierno ni ayuda demasiado en su crisis al presidente Alberto Fernández, este intento aislado del kirchnerismo en medio de la debacle buscaba compartir la responsabilidad de la catástrofe sin correr con los costos de enderezar el barco cuando ya empezó a chocar contra el témpano. Tendría que admitir que viene haciendo todo mal en política económica, corregir, ajustar brutalmente el gasto público, humillarse y tragarse las críticas que vino haciendo durante casi tres años a los que le fueron avisando que iba a chocar.

Pero la pregunta que se hacen los analistas políticos es si esa respuesta de la oposición no habrá resonado en parte de la opinión pública como un diplomático pero helado “ahora arréglense solos” en momentos en los que muchos argentinos se preocupan más por cómo salir del pozo y no por quién va a ganar las próximas elecciones.

Para la oposición, es un gran dilema y las opiniones de los consultores políticos están divididas: ¿podría haber sido más conveniente que la oposición aprovechara el atolondrado “convite” del gobernador bonaerense para dejar en claro que está dispuesta a aportar un plan económico y equipos para salvar lo que se pueda antes de las elecciones, si el gobierno se deja ayudar?

Los diez productos que más subieron de precio entre enero y junio. Lidera la cebolla, con un aumento de $43.
Los diez productos que más subieron de precio entre enero y junio. Lidera la cebolla, con un aumento de $43.

Después de todo, en el barco están los argentinos que ven día a día cómo la inflación los empobrece y el desmanejo económico les roba hasta la última esperanza.

Expectativas negativas

No hay encuestador que en los últimos meses no esté midiendo expectativas extremadamente negativas de la población hacia el futuro económico de la Argentina que superan el 80 por ciento de pesimismo: un hito histórico que habría que comparar en estos momentos con estadísticas de Ucrania en medio de la invasión rusa: la consultora Rating Group sondeó a los ucranianos en junio con el resultado de que, en medio de la guerra, el 75 por ciento considera que su país está yendo en la dirección correcta. En la Argentina, menos de 20 por ciento cree eso.

Ante la pregunta por las expectativas, la consultora Analía del Franco relevó que apenas el 13,5 por ciento de los argentinos cree que la situación económica local mejorará en los próximos meses. Ucrania está en guerra con Rusia. La Argentina está en guerra consigo misma. Por lo menos, esa es la visión de una porción significativa de la opinión pública subestimada por la política argentina.

Una reciente encuesta de Zuban, Córdoba indica que tres cuartos de los argentinos coinciden con la frase de “la grieta política impide el desarrollo de la Argentina”.

Eso no significa que para la gente todo sea amor y paz. Los fanáticos del kirchnerismo están convencidos de que la corrida al dólar de las últimas semanas es provocada por la oposición porque “el mercado del blue es chico y se maneja fácil”.

Los acólitos de la oposición nunca olvidarán las “14 toneladas de piedras” que llevaron al Congreso a fines de 2017 para marcar el principio del fin de las posiblidades de éxito del gobierno de Mauricio Macri.

La mesa nacional de Juntos por el Cambio se reunió en Córdoba, sin la presencia de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta (Foto: JxC).
La mesa nacional de Juntos por el Cambio se reunió en Córdoba, sin la presencia de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta (Foto: JxC).

La grieta existe, pero ¿no podría la oposición tenderle una mano generosa al usualmente belicoso kirchnerismo?

“La Argentina es una democracia presidencialista. Gobierna el gobierno y no puede haber cogobierno con la oposición”, explica un consultor político que frecuentemente asesora a candidatos del PRO.

“Esto no es Italia o Inglaterra, donde pueden cambiar las coaliciones de gobierno en medio de un período”. El consultor está de acuerdo con el “quite de colaboración” de la oposición ante el confuso pedido de “ayuda” del gobierno.

Otro consultor político, que trabaja a ambos lados del mostrador, lo ve distinto: “la falta de colaboración opositora de prestarle al gobierno un plan alternativo y empezar a debatir las medidas que se tendrían que tomar y los consensos que se precisan para resolver el grave problema económico argentino viene del pecado original del expresidente Mauricio Macri de no haber explicado bien qué tendría que hacer la oposición si volviera al gobierno para no fracasar como fracasó su mandato”.

Como Macri nunca aclaró bien si entendió en qué se equivocó y no presentó un plan alternativo para un eventual “Segundo Tiempo”, ninguno de los otros precandidatos de Juntos por el Cambio que compiten con él por la presidencia se animó a cortarse solo con su propio plan. Todo con tal de mantener un mínimo nivel de armonía en la alianza opositora.

“Todos los opositores quieren esperar a las PASO del año que viene”, explica el consultor cambiemita. Mientras tanto, Javier Milei, que explica constantemente su plan económico a quien lo quiera oír, se va recuperando en las encuestas luego de haber trastabillado en mayo por sus declaraciones atropelladas. El economista despeinado obtiene su intención de voto en más de un 80 por ciento de los votantes de Juntos por el Cambio.

El alcalde porteño sostiene que su propuesta para las presidenciales será superar la grieta y reunir el consenso del “70 por ciento del arco político” para poder hacer las reformas económicas indispensables para superar la crisis. Tiene razón cuando dice que nadie lo convocó desde el gobierno a ayudar. ¿Pero darle la espalda le sirve para plantarse como la mejor opción “antigrieta”?

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“No saben ni qué quieren entre ellos, por qué tenemos que salir a rescatarles su gobierno”, sostiene uno de los estrategas de Rodríguez Larreta.

¿Y si se aceleran los tiempos?

No sería la primera vez en la historia argentina que sucediera algo así en medio de una grave crisis económica: Raúl Alfonsín adelantó las elecciones y la entrega de mando en medio de la hiperinflación. Eduardo Duhalde hizo lo mismo con un decreto en 2003.

¿No sería más tranquilizador que la oposición tuviera un plan “listo para usar”?

En el macrismo lo niegan, pero en la oposición aseguran que el expresidente Macri está trabajando en su segundo libro luego de la derrota de 2019. Probablemente sea una descripción de qué haría en su “Segundo Tiempo” para no equivocarse.

¿Podría ser la oportunidad para hacer público su plan económico y ponerlo a disposición de sus rivales de la oposición y del propio gobierno?