La prensa británica también alerta: ¿qué objetivo tiene la misteriosa base china en Argentina?

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La base fue instalada tras un acuerdo rubricado en los últimos años de la gestión de Cristina Kirchner y luego ratificada por Mauricio Macri; actualmente hay nulo control estatal de nuestro país sobre ese territorio y crece el temor por el espionaje y ejercicios militares

La prensa internacional volvió a poner el foco en las últimas horas sobre la misteriosa estación espacial china emplazada en la provincia de Neuquén, cuyo funcionamiento sigue siendo un gran secreto para la Argentina pese a encontrarse en su propio territorio.

La base de comunicaciones comenzó a funcionar en abril de 2019 y 30 empleados viven y trabajan en el sitio. Todos de nacionalidad china, ninguno argentino. Por 50 años estará comandada por representantes del Ejercito Popular de Liberación de China, según lo establecido en el acuerdo entre ambas naciones. Cuando se proyectó, su propósito era explicar la función de su poderosa antena de 16 pisos. El centro ahora está construido detrás de una cerca de alambre de púas de 2,5 metros de alto que rodea todo el complejo de la estación espacial. Las visitas son sólo con cita previa. Los militares que gestionan allí la tierra cedida, sólo permiten ver partes sin importancia del lugar.

Las suspicacias en torno a la base espacial no desaparecen sino que se acrecentan con el paso del tiempo, producto del secretismo y de las advertencias de distintos especialistas sobre los problemas que podrían surgir para Argentina en materia de seguridad interior y defensa nacional.

Esta semana, el periódico británico Daily Express publicó un artículo titulado “La estación espacial China administrada por militares en Argentina está envuelta en misterio: ¡No es para hacer ciencia!”. Publicado el martes de esta semana, el artículo resalta los vínculos de esta instalación con el Ejército Popular de Liberación de China y recolecta los testimonios de expertos, funcionarios y vecinos de la zona preocupados por el hermetismo.

Consultado por Daily Express, Juan Uriburu, abogado argentino que trabajó en dos importantes empresas conjuntas entre Argentina y China, explicó: “Realmente no importa lo que diga el contrato o el acuerdo. ¿Cómo te aseguras de que se manejan según las reglas?”. Y agregó: “Yo diría que, dado que uno de los actores involucrados en los acuerdos depende directamente de los militares chinos, es por lo menos intrigante ver que el gobierno argentino no trató este tema con mayor especificidad”.

Las versiones de los habitantes de Las Lajas, un pueblo de 7.000 habitantes situado a unos 40 minutos en coche de la estación, no condicen con lo expuesto por las autoridades chinas. En ese remoto pueblo del sur de la Argentina la antena es una fuente de sospecha y misterio.

Alfredo Garrido, de 51 años y dueño de una tienda, confesó que los trabajadores de la estación “no permiten el acceso”. “Mi opinión es que no es una base de investigación científica, sino una base militar china”, dijo, de acuerdo al Daily Express.

Un poco de historia

El primer acercamiento entre ambos gobiernos se dio en 2010, cuando la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, por sus siglas en inglés), se contactó con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). El objetivo del llamado, era evaluar la posibilidad de instalar en la Patagonia una estación espacial con el fin de brindar apoyo a las misiones de exploración que realiza el gobierno del país asiático. Cuatro años más tarde, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó una visita oficial a Beijing. En ese viaje, la delegación argentina concretó la firma de más de diez acuerdos con China y, entre esos contratos, se encontraba el que establecía la cooperación entre ambos países en actividades espaciales.

El programa espacial de China está dirigido por su ejército, el Ejército Popular de Liberación (EPL). La estación patagónica es administrada por el Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites de China (CLTC), que informa a la Fuerza de Apoyo Estratégico del EPL.

La preocupación llegó a los Estados Unidos, otro de los pesos pesados que compite con China en el tendido de contactos y el ejercicio de poder en Latinoamérica. “La estación terrestre de la Patagonia, acordada en secreto por un Gobierno corrupto y financieramente vulnerable hace una década, es otro ejemplo de acuerdos chinos opacos y depredadores que socavan la soberanía de las naciones anfitrionas”, dijo Garrett Marquis, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Una antena sospechosa

Con 35 metros de diámetro, 16 pisos de altura y un plato gigante en lo más alto de ella, esta súper antena que se trajo por partes atravesando el Océano Atlántico, pesa 450 toneladas y está valuada en 50 millones de dólares, también es objeto de múltiples cuestionamientos.

Diversos investigadores, especialistas y funcionarios de países extranjeros han expresado su preocupación por un eventual uso dual de esta base, ya que esta poderosa antena le permitiría a China intervenir satélites que pertenecen a Estados Unidos o la Unión Europea. También creció la sospecha de que el gigante asiático haga un posible uso militar de esta base, lo que implicaría el escaneo de comunicaciones, detección de satélites y control de lanzamientos a escala global, o que China realice espionaje en el continente. Este temor se fundamentó en que la agencia encargada de la base enclavada en Argentina depende directamente del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación Chino y la mayoría de sus integrantes son militares.