- 2019-09-28
La hija de la expresidenta continúa su tratamiento en La Habana y no tiene fecha de regreso. Hoy la candidata a vicepresidenta parte nuevamente hacia el país caribeño.
Igual que el último que había hecho, el anuncio de un nuevo viaje de
Cristina Kirchner a Cuba fue sorpresivo. El sábado 31 de agosto, diez
días antes de viajar por quinta vez en el año a La Habana, la ex
presidenta había hablado de la salud de su hija Florencia, que sigue un
tratamiento médico, en una de las presentaciones de su libro
«Sinceramente». «Lo de Florencia fue una cosa muy dura», dijo conmovida
sobre el escenario que le habían preparado en La Plata. El día anterior
había regresado de La Habana tras casi dos semanas junto a su hija. «Es
una cosa muy dura todavía para mí. Porque además no esta él, que era su
padre, y yo me siento responsable», llegó a decir antes de emocionarse e
interrumpir la presentación.
El 11 de septiembre, la ex
presidenta voló otra vez a Cuba para encontrarse con su hija y, aunque a
la Justicia le avisó que volvería el domingo 15, finalmente regresó el
jueves 19 tras una nueva autorización judicial. Este sábado 28, según se
anunció el día anterior, la candidata a vicepresidenta de Alberto
Fernández se embarca por segunda vez en 20 días: vuela a Cuba y
regresará el 7 de octubre.
Cristina está preocupada. Florencia
está en La Habana desde marzo, a donde había ido para realizar un curso
de cine que ni siquiera pudo empezar. Según la versión que dio la propia
Cristina, allí quedó varada tras una descompensación general y no tiene
fecha de regreso.
La situación judicial la sobrepasa. Está
procesada en dos expedientes, el caso Los Sauces y Hotesur, que esperan
fecha para arrancar el juicio oral. Además, es la única del clan
Kirchner que no tiene fueros y en caso de que fuera encontrada culpable
sería la más expuesta a terminar en prisión. Todo ese cóctel, aseguran
en el kirchnerismo, fue el que terminó haciendo colapsar a la hija de la
ex presidenta. ¿Qué tiene? ¿Qué le pasa? ¿Por qué no vuelve? ¿Cómo
pasa sus días en La Habana y cuál es el tratamiento que le aplican en
una clínica de elite cubana?
Florencia tiene un cuadro complejo,
aseguran las fuentes consultadas por Clarín. Además del linfedema, que
le genera una fuerte hinchazón en las piernas, sufre un cuadro de
depresión. «Es lo suficientemente importante como para que esté en Cuba
alejada de su familia y de su hija», describen quienes conocen de
primera mano los detalles de su salud. Además, durante los primeros
meses en Cuba sufrió ataques de angustia y tuvo que ser tratada por
desórdenes en la alimentación.
Los médicos cubanos que la
atienden dieron pocas pistas cuando tuvieron que informar a la Justicia
argentina sobre el diagnóstico de la joven. Dijeron que atravesaba un
cuadro de estrés postraumático y que tenía un linfedema que era, según
ellos, el principal obstáculo para viajar en avión y poder regresar a su
país. Por esta última dolencia, que genera hinchazón y deformidad en
los brazos y piernas, ya había sido tratada hace cuatro años y no parece
ser un real impedimento para volar. Clarín contactó a uno de los
médicos que en su momento fue consultado por Florencia y su familia en
la Argentina, un especialista en linfedemas, y consideró que con un
tratamiento adecuado podría volver a subirse a un avión sin problemas.
Pero
lo cierto es que el principal motivo para no volver estaría más
vinculado a su situación psicológica, que a sus dolencias físicas.
Desde
que llegó a Cuba, Florencia es atendida en el Centro de Investigaciones
Médicas Quirúrgicas (Cimeq) de La Habana. A diferencia de la mayoría de
los hospitales de Cuba, este no es de acceso universal y está reservado
para los altos mandos del Gobierno de ese país, sus familias e
integrantes de las fuerzas armadas. En el Cimeq estuvieron Fidel y Raúl
Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, entre otros.
El hospital
despliega un estricto sistema de silencio sobre la situación de sus
pacientes. Y ese fue uno de los puntos que terminó de convencer a los
Kirchner para que Florencia se atendiera allí. En la Argentina, creen,
hubiese sido muy difícil mantener cierta privacidad sobre el día a día
de su tratamiento. Pero no es el único aspecto que los llevó a tomar la
decisión de instalarla en La Habana. Como Cuba no tiene tratado de
extradición con la Argentina, la estadía allí también serviría como
escudo protector judicial para la hija de la ex presidenta.
En
los hechos, Florencia ya no está internada en el Cimeq. Solo estuvo en
esa condición los primeros días, en marzo pasado, cuando le hicieron
decenas de estudios y elaboraron un diagnóstico. Después, pasó a tener
un tratamiento ambulatorio. Vive en La Habana y va todos los días al
hospital donde recibe atención médica, física y psicológica.
Su
madre ya la visitó cinco veces desde que está en Cuba. La que viene será
la sexta del año. Pero además, viajó su ex pareja, Camilo Vaca Narvaja,
con la hija de ambos, Helena. Desde que Florencia está en Cuba, el
padre se hace cargo del cuidado de la hija. Cristina también pasa largos
tiempos con su nieta y según contó Florencia en una entrevista que dio a
fines de 2018 es una «abuela muy presente».