La salud está primero, pero la economía apura

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Nota extraìda de Clarìn por Ricardo Kirschbaum -jueves 9 de abril de 2020

Lo haya buscado o no, la situación produce una enorme concentración de poder en el Presidente.


La salud está primero, pero la economía apura


Alberto Fernández advirtió que “no lo corran con la economía” porque si se cae, se levantará. Y punto, dijo para cerrar cualquier tipo de polémica y de presión. Por el contrario, quiso decir, si alguien se muere por la pandemia, es algo irremediable. Es un razonamiento lineal y, en esos términos, irrefutable: la salud siempre está primero.

Como siempre hace, el Presidente se endurece, y luego se muestra como moderado, componedor. El “no me corran” quiere decir no presionen con la actividad económica porque eso significaría levantar las restricciones, lo que nos podría llevar a un desastre sanitario. Inmediatamente reconoció que está preocupado por las consecuencias económicas de la cuarentena. Tiene en sus manos el informe que le acercó el presidente de la Unión Industrial, Miguel Acevedo, y dispone de todos los índices negativos. El impacto del parate, en medio de la recesión preCOVID-19, es mayúsculo, aunque en el Gobierno hay un cierto infantilismo que reduce todo a la codicia. Se tienen que conformar con ganar menos o perder un poco, dicen, como si fuera solo un problema de más o menos ingresos, ignorando intencionalmente que hay actividades que están a un paso del abismo o ya están en caída libre.

Además los gobernadores, su activo político más importante, quieren que en sus provincias la actividad principal se reencienda pronto. Y que el poder central ayude a las provincias, antes que éstas tengan que recurrir a las cuasimonedas para sobrevivir.

El Presidente insiste en que no dejará caer a nadie, que las empresas serán auxiliadas, que el Estado estará presente pero sin la espalda que tienen las economías desarrolladas que están aplicando recetas similares.

Hoy hay en los hechos una enorme concentración de poder en el Presidente. Es un dato objetivo de la realidad que demanda comprensiblemente reacciones y decisiones rápidas, pero que también hay que observar atentamente si se extiende demasiado esta forma de gobernar por decreto.

Hay que distinguir entre el necesario mando unificado para enfrentar la peste, una de las condiciones imprescindibles para que las medidas que se adopten sean eficientes, y las derivaciones y consecuencias políticas que esa concentración de funciones tiene.

Que los gobiernos adopten poderes extraordinarios por la pandemia es comprensible, pero deben ser limitados y controlados. Lo han advertido ya en Europa.

La oposición está colaborando con el gobierno pero quieren tener parte en este escenario: todavía esperan una respuesta al pedido de audiencia que los partidos que componen Juntos por el Cambio le hicieron el viernes a Fernández para acercarle sus opiniones.

La emergencia económica no se resolverá hasta que se haya resuelto la emergencia sanitaria. Hay grados sin embargo que es lo que se quiere comenzar a ensayar desde el lunes, aunque la cuarentena se extienda hasta el 23, por lo menos.

Hay una oportunidad de acción global de reclamo de asistencia al FMI y el Banco Mundial, en la próxima reunión que comienza el 14 y que será virtual, en la que se pide una generosa cooperación con las economías más débiles y endeudadas. Una carta de Gordon Brown, Felipe González, Tony Blair y Joseph Stiglitz (mentor del ministro Guzmán) pide a los organismos ampliar ya la ayuda directa a los países más necesitados. También la firma un tal Mauricio Macri.