jueves, noviembre 14

La sequía en el campo argentino es la peor desde que comenzó el nuevo siglo

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Las precipitaciones de Navidad y Año Nuevo trajeron agua a algunas zonas complicadas pero la lluvia continúa esquivando localidades de la región pampeana

Los efectos por la carencia de lluvias están provocando efectos dispares sobre el territorio productivo nacional y la crisis parece extenderse sin tiempo determinado.

«Es necesario atravesar este desierto de comienzo de año porque según el Servicio Meteorológico Nacional y los expertos en clima no esperan precipitaciones abundantes en ninguna parte del territorio nacional para estos días,» explica Abraham Brostock, productor agrícola bonaerense de la provincia de San Luis.

Los cultivos de granos gruesos, el maíz y el sorgo dentro de los cereales y el girasol, la soja y el maní catalogados como oleaginosas, son los más afectados, aunque la producción pecuaria también se ve afectada y se refleja en el mercado con los precios a futuro que se están convalidando de los terneros de invernada por valores superiores a los de la venta disponible en la actualidad.

Mientras que los criadores buscan hacer lugar en los campos para que las vacas dispongan del escaso forraje disponible y tengan más posibilidades de quedar preñadas, en el sector agrícola, por la carencia de lluvias, la situación bordea la desesperación. En algunas zonas del sur bonaerense y de la región pampeana, los productores ruegan no sólo por más precipitaciones sino porque no se genere una ola de calor extrema que podría agravar aún más el panorama.

Los pronósticos son desalentadores

Los técnicos del Servicio Meterológico Nacional sostienen en voz baja «hay que pasar el verano». Y, esta variación de la famosa frase del extinto ingeniero Álvaro Alsogaray, que sostenía que lo que debía transcurrir era el invierno, se justifica en recientes mediciones climatológicas.

Para los primeros tres meses del año se prevé que continuará «la probabilidad de ocurrencia de precipitaciones inferiores a las normales en el Litoral,norte de la región pampeana y NEA».

La falta de lluvias complica la producción agropecuaria.

La falta de lluvias complica la producción agropecuaria.

En tanto, «sobre el sur de la zona pampeana, Cuyo y el este de la Patagonia se proyectan condiciones normales, al tiempo que en el NOA se prevén lluvias por encima de normal según la media histórica».

En lo que respecta a las temperaturas, para «los tres primeros meses del 2023 se registrarán valores mayores a los normales para la provincia de Buenos aires, La Pampa, Córdoba, este de San Luis y oeste de Santa Fe».

La dispersión de las lluvias sobre el mapa de la Argentina afecta principalmente a la región zona núcleo pampeana. Fuente del «oro verde» donde se concentran los campos más productivos del país y que podrían tener el peor rendimiento en lustros a raíz de los bajos rendimientos de maíz y soja que logrará la presente campaña.

Ya se arrastran dos campañas malas por el clima

Desde la Bolsa de Comercio de Rosario, sus directivos, que en estos momentos están soportando el terremoto que les provocó la decisión de dos compañías agroexportadoras, Cargill y ADM de abandonar sus operaciones en el recinto bursátil por razones financieras relacionadas con el valor del dólar, los precios a futuro y la intervención estatal, advirtieron que «en las últimas dos campañas de la región núcleo, no hubo buenas cosechas porque la fase del fenómeno climático conocido como «Niña» recortó buena parte del régimen de precipitaciones. Sin embargo, el desastre ocurrido en el presente ciclo supera con creces lo experimentado en 2020/21 y 2021/22″.

El documento de la Bolsa rosarina señaló que «80.000 hectáreas de maíz temprano en la zona núcleo pampeana ya se cuentan con pérdida total. En tanto, el 75% del cereal temprano sobreviviente está de regular a malo y tendrá rendimientos muy inferiores a los potenciales». Además, la sequía detiene a los cultivos pero no a las plagas que suelen adaptarse a cualquier ambiente.

De acuerdo al informe número 34 del Sistema de Alarma de Plagas Agrícolas de la oficina del INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, de la localidad Marcos Juárez, «el registro de insectos en el campo revela bajos niveles de infestación actual en la mayor parte de los lotes, pero con condiciones predisponentes a ciertos grupos de plagas como son trips y arañuela».

La sequía se prolongará varios meses más.

La sequía se prolongará varios meses más.

Pulgones rusos y pulgones verdes, orugas, polillas y, para el caso del maíz, la aparación de orugas cortadoras que superan los umbrales de control, representan más problemas para los productores agrícolas.

Los cultivos de maíz atraviesan un verdadero drama

El maíz es uno de los cereales más comprometidos y ya se habla de «drama maicero» por efecto de la falta de lluvias.

El Pronóstico de Rendimiento Simulados, ProRindes, relevó que, de todas las regiones sembradas, sólo en una se aguardan rendimientos de maíz temprano mayores a otros años. Se trata de la localidad de Tandil. Pero en zonas como Junín, Tres Arroyos o Río Cuarto en Córdoba o Gualeguaychú en Entre Ríos se esperan rendimientos menores a la media histórica.

Esta herramienta tecnológica, desarrollada por la Fundación CREA y el Servicio Meterológico Nacional, detalla la difícil situación que atraviesa la actualidad de los cultivos de soja.

La oleaginosa, también tendrá buenos rendimientos en la localidad bonaerense de Tandil, pero, «en Laboulaye (sur de Córdoba), Gualeguaychú y Pilar (centro de Córdoba), el modelo pronostica –con los datos vigentes a la fecha– que los rendimientos serían entre 66% a 70% de la media histórica. En Reconquista (norte de Santa Fe), Nueve de Julio y Pehuajó el sistema pronostica rendimientos en un rango de 61% al 64% del promedio histórico, mientras que en Junín, Tres Arroyos, Río Cuarto y Paraná esa proporción sería del 57% al 58%.».

Los expertos en clima esperan abundantes precipitaciones para el final del verano y el comienzo del otoño. La sequía impactó muy fuerte en el norte y noreste de Buenos Aires y sur de Santa Fe y parte de Córdoba y Santiago del Estero.

Para la mayoría de los productores agropecuarios de la denominada zona núcleo, la campaña está jugada porque no hay agua en el perfil del suelo y las lluvias no llegan con la abundancia que se necesita para tener una buena cosecha.