viernes, marzo 29

Las muertes de Martes13:los crímenes que la inspiraron, el asesino que copió aJason y el misterio del lago

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La exitosa saga tiene un entramado de historias reales detrás de su leyenda.

La escena se repite una y otra vez. Es casi universal. El plano, subjetivo, es lo que ve un asesino en busca de una víctima. La cámara, insertada dentro de un bosque, recorre la zona. La música, inquietante, tiene dos acordes y un eco metálico que choca entre sí y estremece. Silencio. Una pareja se besa apasionadamente. ¡Zas!

Cualquier fanático de terror puede reconocer Martes 13 esté donde esté y no importa en el idioma que hable. Sus características especiales que brotan de la pantalla la convirtieron en una de las sagas más multiplicadas en los ‘80, que hicieron del slasher casi un género en sí mismo.

Si bien la originalidad de ese subgénero se la debe el cine a John Carpenter gracias a Halloween, el creador de Martes 13, Víctor Miller, supo ir al extremo como nadie, generó una franquicia con 10 películas, un reboot y un crossover y provocó un efecto dominó en otras producciones idénticas.

Pero aunque Miller nunca admitió que se inspiró en una masacre real, hubo detrás de Martes 13 una saga de crímenes similares a los de la franquicia que ocurrieron 20 años antes de la primera película. A la vez, hubo un asesino que copió a Jason Voorhees, el despiadado villano.

De qué se trata “Martes 13″ y cómo es la saga

La saga de Martes 13 es una de las más conocidas del cine de terror y generó una ola de historias similares que copiaron su estilo, formato e idea: un asesino sin rostro, hiperviolento y brutal, sin ningún tipo de empatía, que persigue a jóvenes que buscan divertirse para matarlos. En general, mujeres.

La franquicia arranca en 1980, con un film en el que el asesino no es Jason Voorhees como en las películas que vinieron después, sino su madre, Pamela Voorhees. El primer film dirigido por Sean S. Cunningham, tiene a un grupo de amigos que quiere reabrir el campamento de verano de Crystal Lake, cerrado por años debido a una saga de crímenes en el pasado.

Una escena de la primera "Martes 13".(Foto: Paramount Pictures)
Una escena de la primera «Martes 13».(Foto: Paramount Pictures)

Mientras los “consejeros” preparan todo el lugar para recibir a los chicos que pasarán el verano allí, buscan divertirse un poco. En el medio, primero, alguien busca asustarlos, pero, después, la cosa se va poniendo oscura y se multiplican los crímenes.

La asesina era la cocinera del lugar, que volvió a matar como años antes para tomar revancha de la muerte de su hijo, Jason. El chico tenía una deformación, una característica que un grupo de jóvenes tomaba para hacerle bullying extremo: lo tiraron al lago y, como no sabía nadar, lo dejaron morir.

La primera película, además, tiene en el elenco a Kevin Bacon en uno de sus primeros papeles en cine -cuyo personaje de Jack muere decapitado en una mítica escena- y a Betsy Palmer, la villana, que siempre renegó de su rol de Pamela Voorhees, pero con el tiempo lo usó a su favor.

Por qué “Martes 13″ contribuyó a cambiar el género del terror

La venganza, el resentimiento y el castigo son tres de los temas que focaliza el film, muy barato para la época, incluso para los estándares actuales. Martes 13 costó cerca de 500 mil dólares y obtuvo ganancias por 39 millones de dólares, en ese momento. A la vez, se transformó en un fenómeno mundial gracias a la explosión del VHS, en los 80.

Martes 13, a la vez, generó una primera secuela que lleva el germen de lo que se vio después. Martes 13, Parte II es la película en la que por primera vez se ve a Jason Voorhees matar, ya que se creía muerto. En esta inicia su escalada de crímenes que se extendieron a lo largo de toda la franquicia, excepto en Martes 13, Parte V, en la que el que mata es otra persona con la famosa careta.

Jason Voorhees, en una secuencia de la octava parte de la saga "Martes 13". (Foto: Paramount Pictures)
Jason Voorhees, en una secuencia de la octava parte de la saga «Martes 13». (Foto: Paramount Pictures)

Justamente, la icónica máscara de hockey no aparece hasta la tercera parte de la saga, en la que Jason empieza a usarla. En la segunda, se lo ve desatar su furia con una bolsa en la cabeza.

El terror más rústico de las primeras películas fue dejando paso, a medida que pasaron los años, mucho más a lo sobrenatural, potenciado por un “primo” de Jason: Freddy Krueger y los films que surgieron desde Pesadilla.

Es así como Jason X es una de las más delirantes de todas, en las que Jason aparece en el futuro y en el espacio; Freddy vs. Jason, es un crossovermuy inteligente junto al personaje creado por Wes Craven; y Martes 13: Parte VIII – Jason toma Manhattan, de 1989, donde las muertes son más una caricatura que algo serio.

Jason Voorhees, cuando todavía no usaba la máscara de hockey. (Foto: Paramount Pictures)
Jason Voorhees, cuando todavía no usaba la máscara de hockey. (Foto: Paramount Pictures)

El sitio Gamespot hizo una sumatoria de todas las víctimas de Jason: suman 163. Si se cuentan los crímenes que cometió su madre en la primera, que fueron 9, y los del paramédico Roy en Martes 13: Parte V- Un nuevo comienzo, que fueron 17, la cuenta final da 189. Pero detrás de los crímenes retratados en esta ficción existieron muertes reales.

Cómo fueron los crímenes que inspiraron a “Martes 13″

Ninguno de los autores que participaron de la primera película dan certeza de que se hayan inspirado en una verdadera matanza para crear la trama. Pero las coincidencias con una serie de crímenes en un lago de Finlandia, al menos, dejan la duda en el ambiente.

La historia ocurrió casi 20 años antes de que se estrenara Martes 13, entre el 4 y el 5 de junio de 1960. Fue muy cerca de la ciudad finlandesa de Espoo, en el lago Bodom, a 20 kilómetros de Helsinki.

En ese tranquilo parador, cuatro adolescentes decidieron acampar para disfrutar de la naturaleza. Los varones, Seppo Boisman y Nils Gustafsson, de 18 años, y dos chicas, Maili Björklund y Tuulikki Mäki, de 15. Al llegar en bicicletas, armaron sus carpas apoyados en árboles frente al lago y decidieron festejar tomando alcohol hasta que apareció la brutalidad: hasta el día de hoy no se resolvió ninguna muerte.

La Policía de Finlandia busca pistas en el lago en el que en 1960 se cometió una brutal masacre. (Foto: Iltalehti)
La Policía de Finlandia busca pistas en el lago en el que en 1960 se cometió una brutal masacre. (Foto: Iltalehti)

El diario finalndés Iltalehti publicó varias crónicas históricas sobre el caso. En una de ellas, especifica que el domingo 5 de junio de 1960 por la mañana, un lugareño que llevó a sus hijos a nadar al lago, encontró una carpa derrumbada en la orilla. Al acercarse, descubrió el desastre y avisó a la Policía.

Tanto Iltalehti como el diario Helsingin Sanomat aseguran que los cuatro cuerpos estaban tirados. Sepp y Tuulikki, dentro de la carpa, sin vida. Maili estaba fuera de la tienda, también asesinada. Nils yacía inconsciente y herido: tenía heridas tan importantes que pensaron que estaba muerto.

La carpa estaba regada en sangre y tajeada por todos lados. Las pertenencias de los chicos estaban esparcidas por toda la zona, alrededor de unos 500 metros del lugar donde estaba ubicada la tienda.

Se cree, de acuerdo a las primeras investigaciones de ese momento, que el ataque se produjo entre las 4 y las 6. Todo fue muy violento, casi como sucede en la saga de ficción.

Los cuatro sufrieron fracturas de cráneo por los golpes de objetos contundentes, presumiblemente piedras. Tenían las mandíbulas rotas y dos de ellos fueron apuñalados. A Maili le dieron 15 puntazos después de que ya estaba sin vida.

Quiénes fueron los sospechosos del crimen real que inspiró a “Martes 13″

A lo largo de la historia, la investigación policial fue cuestionada. Durante las primeras horas se perdieron pruebas y se trabajó muy lento, apuntaron las crónicas citadas. Esto decantó en que solo hubiera sospechosos y ningún culpable. Llegaron a testificar 4000 personas.

Hubo tres hombres que estuvieron en el radar de los posibles asesinos. Uno fue un kiosquero al que los lugareños tildaban de problemático y que padecía trastornos mentales. Se llamaba Karl Valdemar “Vallu” Gyllström. Los testigos dijeron que no quería que ningún joven, como hicieron los cuatro chicos, pusiera una carpa cerca de donde él vendía.

Nils Gustafsson, el único sobreviviente, días después de recuperarse de las heridas que sufrió. (Foto: Utiset)
Nils Gustafsson, el único sobreviviente, días después de recuperarse de las heridas que sufrió. (Foto: Utiset)

El otro fue Hans Assman, un inmigrante alemán que empezó a estar en las fichas policiales luego de que, un día después de los crímenes, apareció en la sala de emergencia del hospital de la zona diciendo que estaba enfermo. Los médicos le pidieron a los policías que lo interrogaran y es así como formó parte de la investigación.

Pero Assman tenía una coartada: según el sitio personal de la periodista de investigación Chloe Wells, el hombre estaba en la casa de su novia, en la noche de la masacre, dato confirmado en la Justicia por tres personas diferentes.

El tercer sospechoso más fuerte es el único sobreviviente. Esto surgió con el correr de los años, ya que en un comienzo, los investigadores habían descartado la participación de Nils Gustafsson. Siempre declaró que, debido al golpe que recibió en la cabeza, nunca recordó lo que ocurrió, solo que pudo ver “a un hombre rubio” cuando fueron agredidos.

Pero en 2004, con las nuevas técnicas de investigación, se reabrió el caso, apoyado por las familias de las víctimas. Nils Gustafsson fue acusado del crimen, a pesar de haber pasado décadas, haberse casado, formado una familia con dos hijos y trabajar como conductor de colectivo.

Eran tan débiles los elementos instalados desde la parte acusatoria, que el hombre fue absuelto. Gustafsson recibió, además, 45 mil euros “en concepto de daños y perjuicios por el trato que le había dado la policía y los medios de comunicación”. El crimen, claro, sigue impune.

Así mataba un asesino que copió a Jason Voorhees

Hay otro crimen que sucedió después de que la saga se convirtiera en lo que fue. Se trata de un joven que asesinó a una chica de una manera parecida a la que Jason Voorhees mataba a sus víctimas: incluso vestido como el sanguinario villano del cine.

El 24 de octubre de 1988 la sociedad de Greenfield, Massachusetts entró en shock. La joven Sharon Gregory apareció mutilada en el baño de su casa. La hermana fue la que la encontró, pero no había rastros del asesino: se había escapado.

La Policía, sin embargo, estaba al tanto de algunos datos que se conocían del principal sospechoso al que empezaron a buscar: Mark Branch. El joven, de 18 años, trabajaba en un local de comidas y era conocido de la joven estudiante de psicología.

Un diario de 1988 en el que se narra qué pasó con el asesino que se vistió como Jason. (Foto: Boston Globe)
Un diario de 1988 en el que se narra qué pasó con el asesino que se vistió como Jason. (Foto: Boston Globe)

De acuerdo a lo que señaló el diario Syracuse Daily Herald en 1988, el perfil psicológico que buscó hacer Gregory sobre Branch para la facultad fue el disparador para desatar el desastre. El joven era un fanático de las películas de Martes 13, lo que usó para darle forma a su delirio esquizofrénico.

Mark Branch se vistió igual que Jason, hasta con la máscara de hockey, para cometer el crimen, ropa que siempre usaba. Gregory fue salvajemente mutilada: tenía heridas severas en la cabeza, el pecho y el abdomen. Horas después, la Policía encontró su auto manchado de sangre abandonado cerca del bosque en las cercanías de la casa de la joven.

Una vez que la noticia se esparció por la ciudad, la gente entró en una paranoia absoluta, ya que se aproximaba Halloween y temían que Branch cometiera una masacre peor. Pero nada de eso pasó. Semanas después, luego de que no se supiera nada de él, su cuerpo apareció colgado en un árbol. Los forenses confirmaron que se suicidó pocas horas después de haber cometido el crimen.

El verdadero “Crystal Lake” existe

En las locaciones del film realmente funciona un campamento de verano. El famoso Crystal Lake está ubicado en la región de Kittatinny Mountain en el noroeste de Nueva Jersey, aunque no se llama así.

La descripción que aparece en el sitio Simthsonian Magazine es contundente: “El lago, la orilla, las canoas en la playa y las rústicas cabañas de madera se ven casi exactamente como en Crystal Lake”.

Una de las cabañas de madera que hay en el camping donde rodaron la saga. (Foto: Camp Lake Tours)
Una de las cabañas de madera que hay en el camping donde rodaron la saga. (Foto: Camp Lake Tours)

En la vida real, el campamento está identificado como Camp No-Be-Bo-Sco, que significa North Bergen Boy Scouts. Es usado por el grupo de los Boy Scout, tiene más de 100 años de existencia y lo administra el Consejo de Boy Scouts de Nueva Jersey.

Es decir que cientos de chicos pasan allí durante dos meses, cada verano: participan en sesiones de una semana, que incluyen actividades de supervivencia, natación y manualidades.

Pero, al mismo tiempo, hay visitas turísticas que no tienen que ver con los Boy Scouts, sino con la cinefilia. Por eso, hay un sitio web que organiza la llegada de personas que quieren conocer las locaciones de la conocida saga y, al mismo tiempo, se pueden comprar productos con el logo de Crystal Lake.

El cartel ficcional de Crystal Lake que está ubicado en el Camp No-Be-Bo-Sco. (Foto: Crystal Lake Tours)
El cartel ficcional de Crystal Lake que está ubicado en el Camp No-Be-Bo-Sco. (Foto: Crystal Lake Tours)

A pesar de haber sido una película hecha de manera casi amateur, de haber sido usada para generar ganancias a lo largo de muchas décadas y de focalizar el eje en la brutalidad de Jason, el creador de los personajes de la rimera película siempre se quejó de esto.

En su sitio de Internet, Víctor Miller dejó claro que su intención no era que Jason fuera el villano: “Tomé a la maternidad y la di vuelta. La señora Voorhees era la madre que siempre hubiera querido: una que habría matado por sus hijos”.