LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO*
*23 de Septiembre*
Nuestro
corazón humano está permanentemente inclinado al egoísmo. Es imposible
que sólo con sus propias fuerzas logre dar el paso hacia una verdadera
generosidad.A veces sentimos que sería bello
entregar la vida en el servicio, con un amor verdaderamente preocupado
por los demás, capaz de darlo todo. Pero al mismo tiempo sentimos que no
somos capaces, que de inmediato nos preocupamos por nuestras cosas, y
los demás quedan para otro momento. Muchas veces nos engañamos creyendo
que amamos, pero en realidad buscamos a las personas que puedan hacernos
sentir bien. Eso no es más que otra forma de buscarse a sí mismo, y de
tener a los demás al servicio de las propias necesidades.Ya
que es imposible cambiar eso con nuestras fuerzas, no nos queda más que
pedirle cada día al Espíritu Santo que nos regale un corazón generoso.Sin
embargo, podemos cooperar con el Espíritu Santo, ya que él no nos
cambia sin nosotros. Él debe derramar primero su amor y su gracia, pero
ese amor no produce frutos, no crece, no termina de cambiar nuestro
comportamiento, sin alguna cooperación de nuestra parte.Además
de suplicar, nosotros podemos cooperar de distintas maneras. Por
ejemplo, tratando de motivarnos, para que se despierten más inquietudes
en nuestro corazón y descubramos que es bello ser generosos. Entonces,
podemos leer cosas que nos motiven a la generosidad, podemos escuchar
canciones que nos ayuden a alimentar ese deseo, y evitar todo lo que
alimente nuestro egoísmo. Otra manera de cooperar con el Espíritu Santo
es hacer algunos intentos, aunque sea pequeño, de dedicar tiempo a los
demás, de renunciar a algo por la felicidad de otro.Esta
cooperación nuestra, como respuesta a la gracia del Espíritu Santo,
permitirá que un día logremos tomar una decisión firme y clara de darnos
a los demás, de donarnos generosamente, de estar atentos a las
necesidades de los demás para ayudarlos a ser felices. Esa decisión
sincera será un cambio precioso en nuestra vida.