Nota extraída de La Naciòn por Carlos Pagni
martes 24 de marzo de 2020 9:24
La sociedad se está remodelando y aún no sabemos cómo quedará una vez que haya pasado el coronavirus.
En el mundo, como efecto de este problema sanitario, están sucediendo fenómenos políticos y sociales que impactan no sólo por su profundidad sino por la velocidad con la que se producen.
Los medios están plagados de novedades, informes y análisis sobre la transformación que está imponiendo esta pandemia en distintas sociedades del planeta. Entre todos estos, el Financial Times publicó un artículo muy interesante de Yuval Harari, autor del libro Sapiens, donde trata de analizar cómo quedará la sociedad global después del coronavirus. Según Yuval Harari, habrá un control mayor sobre los individuos, un control del Estado a través de la inteligencia artificial y del Big Data cada vez más intenso, por el peligro que significan estas contaminaciones para la salud.
Por otro lado, el filósofo coreano Byung-Chul Hang, muy conocido por una cantidad de ensayos que ha producido en los últimos años, plantea cómo la tecnología le está permitiendo a países como China o Corea del Sur avanzar más rápido que Europa en el control de la pandemia. A diferencia de Yuval Harari, él considera que ese tipo de control no va a llegar sino que ya llegó. Estas sociedades más organizadas, autoritarias y obedientes debido a una mentalidad milenaria, tienen tecnologías a disposición y, además, una mayor confianza en el Estado.
El dilema es: ¿hasta dónde el repliegue, el aislamiento , el cuidado de uno mismo, es la solución, o hasta dónde debe haber integración y cooperación ? Este es un problema que no tiene que ver con la escala individual de la vida sino con la colectiva.
Hang, ese filósofo surcoreano que vive en Berlín, se burla de los europeos porque dice que están retrocediendo a una Europa fragmentada donde los países recuperan fronteras que ya habían abolido. Y, justamente, se burla porque cree que lo que deberían impedir los europeos no es que entren extranjeros sino que salgan sus propios ciudadanos, dado que la pandemia está concentrada allí. Ellos son el peligro, no los otros.
Este repliegue se ve también en la escala local, en la Argentina. Empezó el intendente de Ezeiza , Alejandro Granados , cercando su municipio con el apoyo de la Policía Bonaerense para que no entre nadie. También, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales : dijo que no va a dejar entrar a los jujeños que estén en Buenos Aires o en Córdoba ni tampoco a los extranjeros. ¿Hasta dónde plantear un muro y hasta dónde cooperar? ¿Dónde está el límite?
Comenzó a circular un texto filosófico, histórico, de Leiser Madanes, profesor de la Universidad de San Andrés, titulado La Peste. Allí, Madanes expone cómo el pensamiento ha visto las pestes, a través de la historia de la humanidad, y cómo esas contaminaciones tienden a romper el vínculo social . Aquí está lo que identifico como el primer problema: ¿hasta dónde puede llegar el miedo como medida preventiva y hasta dónde nos desarticula?
El segundo dilema está vinculado con lo que se está haciendo con la pandemia. ¿Se la evita o se la demora? ¿Lograremos superarla o estamos tratando de que los casos sean menos para que el sistema de salud tenga una respuesta más o menos adecuada? Hay un debate enorme al respecto.
Un estudio del Imperial College, dirigido por el epidemiólogo Neil Ferguson, plantea cómo es imposible imaginar que las medidas de aislamiento vayan a permitirnos sustraernos del virus. Según este estudio, solo se puede aplanar la curva de casos para dar más tiempo al sistema de salud. ¿Por cuánto? Todo el que aguante la economía. Una vez que esto sucede y que baja la cantidad de casos, la economía requiere que los individuos vuelvan a sus actividades y ahí es cuando, según publicó el Imperial College, la peste va a volver. En el mismo trabajo, se calcula que en Estados Unidos, entre noviembre y diciembre habrá un nuevo pico, aunque más atenuado, pero similar al que está teniendo ahora. Es interesante la fecha: para la elección presidencial.
Otro estudio de la Universidad de Zaragoza y el MIT dice que aunque el aislamiento posterga y hace que el sistema de salud no quiebre, no nos sustrae totalmente de este drama.
Tercer dilema: ¿ cuánta cuarentena aguanta la economía? Vemos que los gobiernos no tienen una posición homogénea frente a esto. Por ejemplo, el presidente de México , Andrés Manuel López Obrador , recomienda a sus ciudadanos salir de la casa y consumir libremente hasta tanto él lo considere. Por su parte, el primer ministro del Reino Unido , Boris Johnson , que acaba de pedir que se guarde el distanciamiento social , había ensayado una estrategia que consistía en aislar a los mayores y dejar que los demás hagan una vida más o menos normal; aquello permitiría al país atravesar esta pandemia sin afectar del todo su nivel de actividad económica .
Algo similar sucedió con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , quien al comienzo creía que el coronavirus era un tema al que no había que prestarle atención. Sin embargo, ahora no solamente está preocupado por el nivel de contaminación y de contagio que hay en su país, que cuenta con un sistema de salud pública muy débil, sino que, además, lo inquieta la recesión que va a haber, por lo que acaba de lanzar un paquete de ayuda económica. Y los demócratas no se lo aprueban porque discuten sobre quiénes serán los beneficiarios de ese paquete. Mientras tanto, se inaugura en Estados Unidos otra discusión entre Trump y los gobernadores respecto a quién es el que tiene que poner la cara y hacerse cargo de las dificultades que presenta el sistema de salud.
El presidente de Brasil , Jair Bolsonaro , también inició como Trump una discusión respecto a quién tiene la responsabilidad de esta pandemia. Así es que dio comienzo a una guerra hacia el interior de Brasil con el gobernador de Río de Janeiro, que es amigo suyo, y el gobernador del estado de San Pablo, que no lo es. Este último ha decidido no remitirle al estado nacional los recursos que habitualmente tiene que girar el estado provincial.
Todo esto está muy condicionado por un actor muy poderoso, pero impersonal, que son las redes sociales. La misma gente se expresa a través de ellas y logra condicionar muchísimo el comportamiento y las decisiones de los gobernantes. Así le pasó al gobierno de Alberto Fernández cuando un viernes comunicó que no se iban a suspender las clases. Al día siguiente, la presión de las redes sociales fue tan fuerte que el domingo a la mañana decidieron cambiar de conducta y decretar la suspensión por tiempo indeterminado.
¿Hasta cuándo se puede extender la cuarentena ? Hay gobernadores como Morales que empiezan a plantear la posibilidad del estado de sitio. Hoy leí un artículo publicado en La Rioja por el doctor Roberto Catalán, diciendo que el estado de sitio estaría fuera del marco constitucional y sería una medida exagerada. Este es otro debate que se inicia.Mas Noticias
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