jueves, marzo 28

Los Kirchner ajustan las tuercas para retener el poder nacional y bonaerense en 2023

0
485

Nota extraída de TN por Nicolás Wiñazki

Tanto la vice, Cristina, como su hijo, Máximo, redoblan el asedio contra el ministro de Economía y refuerzan el apoyo a los propios dentro del Frente de Todos. Además impulsan el plan B para Martín Guzmán.

Los Kirchner empezaron, a su modo, la campaña electoral para retener el poder de la Presidencia de la Nación, o garantizarse, como mínimo, una buena elección en la Provincia de Buenos Aires. Están convencidos que para lograr algunos de sus dos objetivos, el Gobierno de Alberto Fernández debe cambiar de modo sustancial. De ahí la obsesión, ya verbalizada directamente por Máximo Kirchner, con el ministro de Economía, Martin Guzmán.

El diputado nacional volvió a criticarlo en público, en un acto que encabezó ayer en Baradero, con varios intendentes del Partido Justicialista (PJ) bonaerense, del cual es su presidente. También reunió al sindicalismo que le responde tanto a él como a su madre, la vice Cristina. Los K están convencidos de que sus chances electorales serán escasas si no mejoran los índices económicos.

Encontraron entonces la excusa para centrar los problemas de una administración nacional de la que son parte, aunque intenten despegarse de Alberto Fernández, el verdadero Jefe de Estado. Esa excusa se personaliza en Guzmán, el culpable de todo lo malo de lo que sucede con la inflación, la falta de empleo, el “ajuste”, y la tutela del FMI sobre los números del presupuesto nacional.

Máximo embistió ayer contra el ministro diciendo que no comprendía por qué había dicho que solo se enfoca en su trabajo y no en disputas de poder. “Me llama la atención: ¿cómo que nuestro ministro de Economía Martín Guzmán dice que hace su trabajo, pero no se involucra en disputas de poder? Cuando no me involucro y dejo que todo suceda, siempre es la ballena la que se come al krill”, pegó Kirchner.

El plan K para aferrarse al poder en el 2023 corre entonces en caminos separados y variables diversas. Paralelas que se cruzan.

Primero presionarán todo lo que puedan para lograr remover a Guzmán, a quien acusan de todos los males de la economía, pero a quien en realidad no le perdonan haber intentado despedir a un funcionario de La Cámpora en abril del año pasado: el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.

Martín Guzmán sigue en la mira de Máximo y Cristina. (Foto: Télam)
Martín Guzmán sigue en la mira de Máximo y Cristina. (Foto: Télam)

¿Tanta inquina por tan poco? Sí. “¿Quién se cree que es para echar a uno de los nuestros?”, se encabronó la vice con Fernández (Alberto) cuando defendió a Basualdo. A partir de ese momento todo lo que Guzmán trabajó para acordar con el FMI, reuniéndose con Cristina y su hijo para explicarles una y mil veces su plan, fue mirado con total desconfianza por los K. Con malos resultados económicos, el ministro pasó a ser el “enemigo perfecto”.

Kirchner hijo admitió que la facción del PJ que lo respalda piensa en cómo retener el poder en las elecciones del año que viene: “Creo que la mejor manera de poder construir una victoria en 2023 es comprender el 2019″, se sinceró para redondear la idea de que fue su mamá la gran hacedora de la alianza que devolvió al peronismo no solo la Casa Rosada, sino también la Gobernación de Buenos Aires.

Como ocurre en los últimos tiempos, el acto K en el sindicato de Luz y Fuerza de Baradero, terminó en discursos que la dirigencia usa para dirimir sus peleas internas y no para darle mensajes a una sociedad que, según buena parte de las encuestas privadas, considera que los principales problemas siguen irresueltos debido a una clase dirigente que trabaja en otra sintonía respecto a lo que espera la ciudadanía.

Más allá de la eficiencia de la gestión Guzmán, los hechos indican que el funcionario se vio imposibilitado de desplegar todas sus ideas debido a que La Cámpora ocupa cargos cruciales en el Palacio de Hacienda. Guzmán camina desde hace un año en campo minado y con los propios poniéndole la traba entre las piernas para que trastabille.

El Presidente decidió apoyarlo, defenderlo y sostenerlo en su puesto. Si van por Guzmán y logran su rendición, los Kirchner podrían avanzar más en su plan de copamiento de un Gobierno diseñado por ellos mismos. Eso sospecha el Presidente, y con razón.

La artillería de Máximo Kirchner contra la gestión de Alberto Fernández

Ayer, en Baradero, Máximo Kirchner, en privado, sin cámaras ni micrófonos, explicitó más críticas a la gestión presidencial. Lo escucharon algunos de los más influyentes dirigentes del peronismo de Buenos Aires que decidieron quedarse del “lado K” de la coalición que alguna vez fue el “Frente de Todos”.

Fuentes del PJ bonaerense que dialogan tanto con Máximo como con Cristina Kirchner admitían ayer que la vice y su hijo podrían aceptar que Guzmán no deje el Gobierno, pero siempre y cuando no continúe en la función de ministro de Economía.

“No es que queremos pegarle una patada y que vuele por la ventana”, graficó, con modos rudos, uno de los jefes territoriales más fuertes del peronismo de la Provincia. Y agregó, conciliador: “Martin ya hizo su aporte, pero las cosas no están saliendo bien. Podría seguir en un cargo vinculado a las finanzas. O como representante argentino ante organismos de crédito”.

El plan B para Guzmán que insinúan los K, siempre bajo el resguardo del off the record solicitado al periodismo para hablar con mayores libertades, tendría igualmente un peso rotundo en los hechos: Guzmán fuera del Palacio de Hacienda sería la clara demostración de una capitulación del Presidente frente a las exigencias de su vice.

El tiempo dirá cómo culmina esa interna que provoca más “ruido” en una economía ruinosa.

Mientras trabajan en el “objetivo Guzmán”, con prisa, sin descanso y críticas a repetición cotidiana en su contra, los Kirchner también mueven el mapa de arena de las posibles candidaturas más competitivas para su espacio en el tan lejano 2023 electoral.

Las combinaciones analizadas son múltiples. Una especie de “tetris” político, en el que caen piezan que se acomodan de acuerdo a la coyuntura. El largo o mediano plazo no permite aún definiciones al respecto.

Aunque tanto la vice como su hijo bosquejan ideas con rumbos definidos.

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kiciloff, declaró que quiere su reelección. Los Kirchner, y los intendentes más influyentes, que están ahora incluso nombrados en cargos de la gestión bonaerense mientras sus distritos quedaron al mando de jefes comunales interinos, aceptaron que el mandatario provincial empiece a “caminar” Buenos Aires para intentar instalarse en las encuestas como el dirigente K con mayores chances de conseguir más votos en el distrito con más cantidad de habitantes del país.

Gobernador Axel Kicillof y diputado Máximo Kirchner: socios en la provincia de Buenos Aires. (Foto NA)
Gobernador Axel Kicillof y diputado Máximo Kirchner: socios en la provincia de Buenos Aires. (Foto NA)

El Gobernador intensificará sus actos en todo el Conurbano, y en el interior de la Provincia, en ciudades vinculadas al agro donde el voto suele ser más esquivo para el peronismo.

Hoy por hoy, el dirigente con el que los Kirchner operan electoralmente en Buenos Aires, y al que le confían poder subir en la intención de voto, es el jefe de Gabinete que le impusieron a “Axel”, el intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia, Martin Insaurralde.

Éste último es el verdadero nexo entre otros jefes comunales del peronismo del Conurbano bonaerense, allí donde se concentran la mayoría de los sufragios que le permiten al PJ seguir compitiendo no solo por la Gobernación, sino también por la Presidencia.

A la Casa Rosada se accede ganando los comicios en esa megalópolis infinita que son los suburbios que crecen alrededor de la Capital Federal.

Los Kirchner dejaron saber a su dirigencia que es muy probable que la vice Cristina, si el escenario nacional es demasiado negativo el año que viene para el PJ, entonces declinaría cualquier operativo clamor que suceda para convencerla de ser, otra vez, candidata a la Presidencia. Con la economía en baja, y con un sector de la sociedad que muestre hartazgo por su figura, ella entonces podría postularse como candidata a senadora nacional.

El diputado Kirchner, su hijo, debe renovar su mandato en el 2023 si quiere seguir en el Congreso, con fueros tranquilizadores ante posibles avances en los juicios por corrupción que aún no se cerraron en los tribunales. Las boletas de Buenos Aires podrían tener a dos Kirchner en puestos diferentes: uno a Diputados, otra al Senado. Las combinaciones de nombres para los cargos a elegir, se dijo, son tan variados como imaginación política tenga quien los proponga.

El kirchnerismo sabe que su poder de fuego está en la provincia de Buenos Aires

¿Y si Cristina decide postularse a la Gobernación?

Difícil.

Sin chances reales para acceder a la Presidencia, tampoco entonces podría tenerlas para llegar a La Plata.

La vice les ordenó a sus asesores que midan en encuestas a dirigentes mujeres del PJ bonaerense. Una de ellas, la actual vice de Kiciloff, Verónica Magario, que además representa a La Cámpora.

Nada está dicho aun, mientras al mismo tiempo todo parece estar aclarado para los K: Alberto Fernández ya no será un candidato a Presidente.

El pasado, pasó.

El Jefe de Estado es hoy el que más se niega a buscar un acuerdo cara a cara con su vice.

  • ¿Quién sería entonces el candidato K a la Casa Rosada si el hoy Presidente queda afuera de ese esquema?
  • ¿El actual ministro del Interior, Eduardo De Pedro, eficaz en la gestión, pero hoy trabajando en modo evidente de construcción de una candidatura, podría ser el elegido por los Kirchner? ¿Para la Gobernación bonaerense o para disputar unas PASO para la Presidencia?
  • ¿Y quiénes podrían ocupar el lugar de vices, tanto a nivel nacional como provincial?

Se repite: el organigrama electoral es diverso, las chances de los más fieles a los Kirchner son muchas y muy diferentes entre sí.

Falta aún para el 2023.

Pero tampoco sobra tiempo en una coalición que gobierna esquivando problemas económicos, sociales y, por ende, políticos.

Igual que en el ajedrez, es obvio, no solo juega uno, también el adversario.

Las piezas no se acomodaron aún y falta para que eso ocurra. Tanto para las negras. Como para las blancas. Y al revés. O viceversa.