Si ves a alguien por la calle con el pantalón bajo, quizá no sea necesario avisarle que tiene el cierre abierto.
Aunque antes lo hacía tu tío después de la cena de Navidad o era la práctica de una mujer embarazada, lucir pantalones de jean desabrochados se ha convertido en una declaración de moda.
Katie Pettit, de 20 años, modelo de Orlando, Florida, estaba de visita en Nueva York este mes para llevar a cabo su primer trabajo de pasarela en la semana de la moda. Eso no ocurrió, pero aún así quería causar una buena impresión al caminar por las calles y asistir a las fiestas.
Recurrió a la ayuda de Mariela Ortega, una estilista, que la ayudó a elegir una blusa negra de encaje que combinó con unos pantalones de Levi’s High Loose de gran tamaño desabrochados y doblados hacia abajo.
No le preocupaba que la ropa le hiciera una mala jugada.
“Se veía un poco holgado y de gran tamaño, pero sin que tuviera que preocuparme por un pequeño percance”, comentó Pettit. “El cierre sí bajó un poco, pero mis pantalones no se cayeron”.
Emma McClendon, profesora adjunta de Estudios de Moda en la Universidad de St. John’s, considera que los pantalones de jean desabrochados son un estilo liminar entre los pantalones de cintura alta y la vuelta total a los cortes bajos.
“Es algo que refleja la histeria general sobre el regreso de los pantalones denim de talle bajo”, explicó McClendon riendo. “Es experimentar sin dar el salto al pantalón a las cadera”.
Quizá “histeria generalizada” sea una hipérbole, pero el regreso desde hace mucho anunciado de todo lo relacionado con el efecto 2000 —incluyendo la cultura de las celebridades indecentes y pantalones de talle superbajo— ha provocado muchas quejas en los medios de comunicación por parte de quienes vimos cómo los vaqueros “bumster” de Alexander McQueen pasaban de ser un chiste de pasarela a un fenómeno cultural a principios de la década de 2000.
Mucha gente considera que los pantalones a la cadera solo favorecen a un pequeño número de mujeres con un abdomen muy plano. Un titular de un artículo de Vogue escrito por Molly Jong-Fast en octubre pasado suplicaba: “Por favor, no volvamos a los pantalones de jean de tiro bajo”.
Sin embargo, algunas mujeres que nacieron durante el apogeo de los pantalones de talle bajo a principios de la década de 2000 no opinan lo mismo.
“Para las personas que tienen cuerpos más rectangulares, añade ese pliegue extra a los pantalones que les da una curva a las caderas y una forma de reloj de arena”, señaló Prisha Jain, de 18 años, estudiante de primer año en la Universidad de Nueva York que estudia Economía.
Tess McNulty, de 18 años, estudiante de Cine que también cursa su primer año en la Universidad de Nueva York, aseguró que el estilo puede ser accesible a una gama más amplia de cuerpos.
“Creo que hay una nueva ola de gente que dice: ‘Ponte lo que quieras, tener curvas queda bien, no tienes que tener un vientre plano para usar pantalones de cintura baja’”, afirmó, utilizando un lenguaje un poco más colorido.
Hace poco, McNulty usó los pantalones desabrochados cuando iba a tomar un helado gratuito para los estudiantes de la Universidad de Nueva York en Washington Square Park. Para ella, ese estilo es una forma de adoptar un eslogan que ha visto en TikTok: “Tú no debes quedarle a la ropa; la ropa debe quedarte a ti”.
“No tienes que sentirte mal si tus pantalones no te quedan bien”, señaló. “Úsalos desabrochados, y será sexy y genial”.
Sophie Flores, de 25 años, una de las primeras en adoptar los pantalones desabrochados, estuvo de acuerdo.
“Si te pones cualquier cosa con confianza, la gente que te vea absorberá tu energía de confianza, y te puedo asegurar que pensarán: ‘¡Caray… se ven increíbles!’”, escribió Flores en un correo electrónico desde su casa en West Hollywood, California. También agregó que la nostalgia del año 2000 era gran parte del atractivo de la tendencia.
“Ha estado presente desde 2018 con gente como Bella Hadid y Kendall Jenner con pantalones desabrochados y mostrando tangas”, explicó Valerie Steele, una historiadora de la moda que trabaja en el Fashion Institute of Technology.
McClendon ve una conexión con un arco histórico mayor.
“Me recuerda más a los pantalones de jean de tiro bajo originales, que eran los de la década de 1960″, recordó. Comparó el gusto actual por las cinturillas deconstruidas —incluyendo los pantalones de vestir que vio en la tienda Frankie de Nueva York— con los hippies que se cortan la cinturilla con tijeras.
“Si se piensa en los Mudd Jeans y en los L.e.i.s con flores, se juega con esta estética de la década de 1960, que consistía en romper y mostrar el cuerpo”, aseguró McClendon, refiriéndose a dos marcas de vaqueros que fueron populares durante los primeros años de los 2000.
¿Acaso parte del atractivo es adoptar una apariencia que confunda a las generaciones mayores?
McNulty no lo cree. “Tal vez si tienes 13 años”, dijo con una mirada de soslayo. “Eso no se aplica realmente a mí”.
Aun así, una selfi que compartió en el chat de grupo de su familia en el que llevaba los pantalones desabrochados y remangados sí provocó la respuesta de sus padres.
“Solo se mostraron sorprendidos”, concluyó.