miércoles, abril 24

Los tres elementos que aceleraron la unión de un aletargado Juntos por el Cambio

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Acusados de falta de reacción por la opinión pública, Juntos por el Cambio encontró en la intervención de Vicentín un buen argumento para mostrarse más unidos que nunca

El partido que Mauricio Macri dejó en diciembre de 2019 tiene dificultades para reaccionar ante lo que podría llamarse la “avanzada K”, quienes aprovecharon el desdibujamiento que produjo la pandemia del coronavirus para otorgar superpoderes, y sancionar leyes que la oposición no estaba dispuesta a aprobar.

De este modo, sin muchos cuestionamientos, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero recibió superpoderes para manejar el presupuesto “para ayudar a los que más lo necesitan”, según Wado de Pedro; se aprobó la Ley de Alquileres y de Educación a distancia; y la gota que rebalsó el vaso: la expropiación de Vicentín.

A su ritmo, el macrismo fue reaccionando a cada una de ellas.

La sesión en minoría en donde juntó 124 diputados (el interbloque tiene 116) para exponer sus reclamos al DNU 457 que le da la facultad al jefe de Gabinete de modificar las partidas presupuestarias fue la primera muestra del abroquelamiento de la oposición. Si bien no les alcanzó para habilitar el debate -se necesitan 129-, el mensaje de que no hay grietas fue claro.

La segunda vez que sintieron que marcaron la cancha fue en el Senado, cuando se levantaron del recinto y no habilitaron el debate de la Ley de Alquileres. El Frente de Todos necesitaba mayoría especial (dos tercios de la Cámara) para debatirlo pero la oposición consiguió 29 votos para frenarlo. Aquí el mensaje fue doble: Juntos por el Cambio podrá frenar la designación de Daniel Rafecas como Procurador General de la Nación.

Ahora, el anuncio de Alberto Fernández sobre las intenciones del Gobierno de expropiar la empresa agroexportadora Vicentin parece ser la última avanzada que termina de sellar la unidad de Juntos por el Cambio. La primera reacción fue rápida a través de un comunicado, en el cual consideraron que estatizar la compañía es “peligroso, ilegal e inconstitucional”. Quienes participaron de la confección de ese mensaje -estuvieron desde el ex ministro de Agricultura, Ricardo Buryaille, hasta el ex Procurador del Tesoro, Bernardo Saravia Frías- destacan lo rápido que las partes se pusieron de acuerdo para comunicar su postura.

El jefe del interbloque en Diputados, Mario Negri, hizo referencia a esta unidad entrevistado por el canal TN: “Dije: si pasamos tres meses sin que nos quiebren la coalición, no nos quiebran más. Y creo que dentro de todas las cosas alguna respuesta hay a eso”.

“El último mes el kirchnerismo empezó a mostrar las cartas en temas judiciales, con escuchas, con la deuda con la bicameral, con el tema AMIA con Cimadevilla y ante esto la oposición se tiene que poner espalda con espalda para defenderse”, resumió ante Infobae una de las espadas parlamentarias de Cambiemos.

En sintonía, un diputado nacional por la provincia de Buenos Aires de diálogo fluido con María Eugenia Vidal, que en las reuniones virtuales ya empezó a hablar de las elecciones legislativas de 2021, contestó desconcertado sobre la nueva actitud del kirchnerismo: “El negocio, si quieren conquistar electorado de nuestro lado, es otro”.

Lo otro que destacan puertas adentro de la coalición es que ellos, cuando comenzó la crisis del coronavirus, se pusieron a disposición del Ejecutivo y hasta acompañaron las medidas. Muchos recuerdan la reunión que mantuvieron con Alberto Fernández un día antes de que se anunciara la cuarentena obligatoria en la que se logró un consenso político para llevar adelante el aislamiento.

Esta unidad que se ve reflejada en lo discursivo y en los actos no quita que aún persistan las diferencias de fondo en la forma de hacer política dentro de Juntos por el Cambio. Sucede que hoy la coyuntura los obliga a estar cerrados y tener una línea única, al menos para el afuera. Pero todos sus miembros son conscientes de las corrientes internas y ninguno niega que hay una línea de duros y otros más moderados. Los primeros referenciados en Mauricio Macri, con Patricia Bullrich a la cabeza, y los segundos en Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, donde también están Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Mario Negri, Cristian Ritondo y Álvaro González, entre otros.

Lo importante, según explican, es la convivencia: “Es una sintonía amplia. Todos los partidos tienen disputas. Pero sin el valor de la unidad, perdes”, sintetizó un diputado que participa de las reuniones por Zoom de la mesa chica.

Los que más marcan esta distinción son los dirigentes que responden a Emilio Monzó y que en algún momento consideraron irse de Juntos por el Cambio en Diputados para tener más autonomía. Pero también coinciden en el análisis sobre cómo está actuando el gobierno nacional: “Está encerrado, no define con la oposición y por ende no hay consenso. Hasta Lavagna los criticó. Igual nosotros seguimos con la búsqueda de identidad dentro de Cambiemos. No nos corre ningún extremo, ni los nuestros ni los del otro lado”, advirtió un hombre de confianza del ex presidente de la Cámara baja.

Al mismo tiempo, en el PRO y en la UCR no creen que el corrimiento de los diputados que responden a Monzó sea una amenaza real: “Ahora se consolidaron más. Querían mostrar una diferenciación y sentarse en la mesa de decisiones. La discusión quedó zanjada. El número para romper nunca existió. Se hubieran ido se fueran quince o veinte. Ahora convivimos como conviven Zaffaroni y Berni del otro lado”.

Lo cierto es que, después de varias idas y vueltas, todo parece indicar que la expropiación de Vicentin llegará al Congreso. En Juntos por el Cambio ya tienen definida su postura y confían en que no habrá grietas. Del otro lado, en el Frente de Todos, esperan con ansias defender la decisión de Alberto Fernández: será la oportunidad de endilgarle al macrismo los créditos otorgados por el Banco Nación a la empresa agroexportadora -la deuda supera los 18 mil millones de pesos- durante los cuatro años de gestión y que siguieron aún después de las PASO de agosto de 2019, cuando el entonces gobierno a había sido derrotado contundentemente por el kirchnerismo en las urnas.