jueves, marzo 28

Más peronista que la soja

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Humor político. Nota extaída deClarín por Alejandro Borensztein

Al principio, como todo el peronismo, la soja se bancó persecuciones y proscripciones. Hoy cotiza en Chicago a 527 dólares por tonelada. Creer o reventar.

La soja es una leguminosa que fue ignorada durante buena parte del siglo XX. Ahora no para de crecer.

Antes que nada, demos la bienvenida en nombre del Poder Judicial al Dr. Roberto Boico, amigo y abogado personal de Cristina y de Parrilli, flamante integrante de la Cámara Federal designado por impulso justamente de Cristina y de Parrilli.

Como idea es buenísima pero dudo que les alcance. Con la cantidad de quilombos legales que tiene la Vice, van a tener que nombrar un juez amigo por semana, de acá a fin de año, para ver si entre todos juntos le pueden dar una mano y hacerla zafar.

Dicho esto, llevemos tranquilidad a un gobierno que últimamente anda medio nervioso, innecesariamente, ya que el triunfo en octubre está servido, pese a las barbaridades con las que nos deleitan a diario. Si pierden será de puro burros nomás, básicamente porque se dan tres condiciones fundamentales:

1. Recibieron el dólar a 60 mangos y ya vale 150 (el de verdad). Eso quiere decir que hoy conseguís un empleado raso por 300 dólares y un ingeniero nuclear por 700. Así reactiva cualquiera. Igual que Néstor en 2003.

2. No se paga deuda. A los bonistas ya los acostamos y al FMI lo vamos a patear para adelante por las buenas o por las malas. Conclusión: no vamos a garpar un dólar de capital ni de intereses por varios años. Es como si te dejaran quedarte en el derpa sin pagar alquiler. Te va a sobrar mosca. Igual que a Néstor en 2003.

3. Van a ingresar unos 6.000 palos verdes extra por el aumento en el precio de los commodities, sobre todo la soja. Al salir de la dictadura de Macri, el poroto valía 300 dólares por tonelada y hoy ya pasó los 500. El kirchnerismo detesta que les digan que sólo avanzan cuando tienen viento de cola, pero la verdad es que sólo avanzan cuando tienen viento de cola. El despilfarro que hacen después, ya es otro asunto. Igual que Néstor en 2003.

Este último punto nos permite afirmar una hipótesis que vamos a demostrar: la soja es peronista. Y de la primera hora. Veamos.

La soja es una leguminosa que fue ignorada durante buena parte del siglo XX. Tal vez su sentimiento peronista sea la consecuencia de haber sido relegada por los poderes concentrados del trigo y el maíz.

Al principio, como todo el peronismo, la soja se bancó persecuciones y proscripciones hasta que un buen día se sumó a la militancia y, en plena dictadura de Onganía, salió a cotizar en la Bolsa de Chicago. El 23 de diciembre de 1968 clavó 91 dólares por tonelada.

Aclaremos que todos los datos de esta nota están en dólares a valores constantes de hoy, ajustados por la inflación de EEUU, y surgen de Macrotrends, una de las más importantes plataformas globales de inversión.

Así podemos comparar el comportamiento de la soja durante los gobiernos no peronistas versus los gobiernos peronistas en los que “el gobierno volvió a manos de los argentinos” como dijo textualmente el actual “presidente” el día que ganó las elecciones 2019 (ver en Youtube). Entender el sentido de esta frase tan poética y a la vez tan turra, es entender al kirchnerismo y a la Argentina de los últimos 18 años. Pero ahora volvamos a la historia. Ya llegaremos a Tío Alberto.

En 1971, ni bien el Gral. Lanusse convocó a elecciones, la soja se vio venir la buena para el peronismo y escaló a 120 US$/tonelada.

El 11 de marzo de 1973, Cámpora gana las elecciones con el 49% de los votos y la soja festejó saltando ese mismo día a 199 US$/tonelada. El 25 de mayo, asume el Tío (hablamos de Cámpora, no de este muchacho de ahora) y la soja toca los 310 US$/tonelada. Fiesta.

Sin embargo, esta subida no se aprovechó porque en aquellos años la Argentina no producía soja. China consumía pero en cantidades mucho menores a las de hoy. Se ve que en la época de Mao los chinos eran gente de poco comer.

El 1 de julio de 1974 muere el General y la soja, envuelta en la tristeza, cayó a 229 US$/tonelada. Consciente de que la democracia estaba en juego, la soja quiso ayudar y en octubre de 1974 subió a 314 dólares para apuntalar un gobierno cuyo lema era “Isabel Conducción” (mejor no entremos en detalle sobre cuanta gente asesinaron en nombre de ese lema). Dado que ni los Montoneros ni la Triple A tenían espíritu agropecuario y, harta de tanto fascismo, la soja se deprimió y cuando llegó el golpe del 76, el poroto bajó a 179 US$/tonelada.

Sin embargo, sobre el final de la dictadura la soja se entusiasmó creyendo que ganaba Luder y en octubre del 83 tocó los 313 dólares.

Pero se dió el batacazo de Alfonsín y la soja reculó. Mientras el peronismo le daba la espalda al Juicio a las Juntas y la CGT metía un paro cada cada dos minutos, la soja se sumaba al sabotaje: en septiembre de 1986 ya había bajado a 176 US$/tonelada.

La mano cambió el 9 de julio de 1988 cuando Menem le gana la interna a Cafiero y, ante la inminencia de la vuelta al poder, la soja salta ese día en Chicago a 341. Siempre recordemos que son números a valor dólar constante.

Por supuesto que enseguida bajó a menos de 200, no fuera cosa que a Alfonsín le terminara yendo bien y se pinchara el operativo retorno. La soja esperó y cuando Menem asumió trepó hasta tocar 329 US$tonelada. No era un precio fabuloso pero tampoco hacía falta más porque en esa etapa los dólares entraban al país por la venta de empresas del Estado como YPF. Para más información, preguntarle a Cristina y a Parrilli, dos de los principales promotores de aquellas privatizaciones.

Cuando el menemismo comprendió en 1999 que no podía imponer la re reelección, decidió sabotear la candidatura de Duhalde y ayudar a De la Rúa. La soja se chivó y recibió al gobierno de la Alianza con flor de caída: 154 US$/tonelada. Andá a gobernar con esa soja si sos macho.

Así de mustia se mantuvo hasta que se armó el zafarrancho de 2001 y llegó Duhalde a poner orden. Lentamente la soja fue recuperando la alegría.

Aclaración: años antes, en los 90, el peronismo había congelado óvulos menemistas y cuando llegó el 2003 los fecundó con un cocktail de espermatozoides extraídos de diversos gobernadores feudales con vocación autoritaria y reelección indefinida tipo Saadi, Insfrán, Juárez y Kirchner, entre otros grandes sementales de la democracia. Fecundado el óvulo menemista con el esperma autoritario provincial, lo implantaron en el útero del peronismo y así nació el kirchnerismo. Para el baby shower, la soja ofrendó un regalito de 237 US$/tonelada y a partir de ahí no paró más.

El 3 de mayo de 2004 clavó 381, el 7 de julio de 2008 rompió todo con 597 y el 16 de julio de 2012 saltó la banca: 650,46 dólares por tonelada. Imagínese, amigo lector, lo que sería hoy la Argentina si, con semejante bonanza, en lugar de Cristina hubiéramos tenido a Merkel, Bachelet o Dilma. No ligamos nunca.

Al ver que su esfuerzo era despilfarrado, la soja fue reculando hasta que finalmente llegó Macri. “¿Así que vos querés cambiar el país, Gato? Arreglate solo hermano”, le dijo la soja y se amarró a 300 dólares por tonelada. Hubo un piquito en febrero de 2018, pero nada que pudiera evitar el fracaso y su prueba más contundente: la vuelta de Cristina.

Cuando el poroto de soja vio venir a Tío Alberto, Máximo, Cafiero, Ginés, Trotta, Solá y Massa la pensó bien y dijo “si a esta manga de inútiles no los ayudo yo, no los va a ayudar nadie”. Y así fue como este verdadero soldado de Perón arrancó el 2020 a 324 dólares y en poco más de un año aumentó 62%. Hoy cotiza en Chicago a 527 dólares por tonelada. Creer o reventar.

Moraleja:

a. Cuando la soja peronista aumenta nos beneficiamos todos.

b. La pobre soja no tiene la culpa de que su aporte sea administrado por dirigentes chapuceros que tiran la guita por la ventana.

c. Quienes producen soja son argentinos a los que, casualmente, el kirchnerismo no para de hostigar. Un solo chacarero de Córdoba, Buenos Aires o Santa Fe produce más riqueza para el país que todo el gabinete y el Instituto Patria juntos.

Poroto de soja querido, gracias por tantas alegrías.

Viva la soja. Viva Perón, carajo.