miércoles, abril 24

Más solo que Alberto en el Día del Amigo Kirchnerista

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Humor político. Nota extraída de Clarín por Alejandro Borensztein.

La Vice recomendó una nota en la que decían que el Presidente se junta con gente “mala y fea”.

Antes que nada, actualicemos el estado de situación de la Argentina para todos los amigos que viven en el exterior y constantemente piden una síntesis de lo que ocurre:

Declaración oficial más trascendente de la semana: “Me gusta el humor, y cuando es inteligente… más” (tweet textual de la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, 12/7/2020 a las 17:38 hs. en relación a un chiste sobre una mulita que rompe silobolsas).

En otras palabras, vamos atravesando la peor crisis de la historia argentina, pero por suerte estamos en las mejores manos. Todos tranquilos.

En realidad, el mismo día domingo, la Vice también retuiteó y recomendó una nota periodística en la que decían que el Presidente Fernández no sólo estaba haciendo todo mal sino que encima se está juntando con gente mala, fea y sucia. Pero sobre esto no vamos a entrar en detalles para no arruinarles el verano a nuestros compatriotas. Disfruten del sol, ustedes que pueden.

Cumplido con el pedido de los que viven afuera, corresponde también llevar un poco de tranquilidad a todos esos republicanos resentidos que viven adentro y que andan por la vida preocupados por un rumor que circula, según el cual la Vicepresidenta estaría planeando ampliar el número de miembros de la Corte y llevarlo de cinco a nueve o más.

Esos cipayos creen que el plan de Cristina es lograr una nueva mayoría en la Corte que le permita zafar de algunos problemitas administrativos que afectan sus empresas familares y que su compañero de sidecar no estaría resolviendo.

Hay que desmentir esto categóricamente. De ninguna manera es así. La mejor prueba es que ella misma fue quien en 2006, siendo senadora, presentó un proyecto para reducir los miembros de la Corte de nueve a cinco, que finalmente fue aprobado con bombos y platillos.

Por eso ahora son cinco (y no nueve) los jueces que ella no puede controlar y de ahí, seguramente, viene el rumor de que Ex Ex Ella querría agregar una pequeña banda de jueces más amigables y expeditivos para que colaboren con la problemática hotelera patagónica que tanto nos preocupa.

¿Alguien puede pensar que Cristina, después de haber sido la senadora que impulsó la reducción de miembros de la Corte vaya a ser ahora la Vicepresidenta que promueva su aumento? ¿Va a desandar toda su carrera legislativa por un simple malentendido inmobiliario y alguna que otra desprolijidad contable?

Se sabe que la cuarentena provoca en la gente un poco de confusión y que Ella suele estar un poco más confundida que el resto del planeta, pero no la veo capaz de semejante recule.

Es como si, por ejemplo, Alberto Fernández ahora saliera a decir que el Memorándum con Irán fue “un intento por destrabar el problema que existía con los acusados” (textual 16/7/2020) después de haber dicho (y puesto por escrito) que fue “un plan presidencial de encubrimiento” (textual 16/2/2015). Es impensable.

Por lo menos es imposible de imaginar en el Alberto de los jueves a la mañana. No pondría las manos en el fuego por el Alberto de los jueves a la tarde, que responde a una rama del albertismo un poco más de centroderecha nacionalista neoperonista. Algo que podríamos ubicar en un espacio ideológico entre los militares azules que se sublevaron en el 62 y la rama juvenil del Comando de Organización Peronista del 73 con algunas pinceladas de algún sector moderado de Guardia de Hierro y un pizca de la UceDe. Así podríamos definir al Alberto de los jueves a la tarde. Muy lejos del Alberto de los miércoles que, como todo el mundo sabe, es un Tony Blair de pura cepa (un single malt), solo que en lugar de calificar para presidir el Parlamento inglés está más para pelear en la B Nacional.

Volviendo al punto, y finalmente, no creo que Cristina se embarque en la compleja movida institucional que significa modificar la composición de la Corte por unos simples chanchullos que, por otra parte, se podrían arreglar fácilmente una noche cualquiera incendiando un ala de Comodoro Py con todas las pruebas adentro y chau. Más simple.

Aclarado el asunto, vamos a lo importante.

Difícil semana para el Gobierno, para el Presidente y para los analistas políticos, tanto para los que piensan que Alberto es algo distinto a Cristina, como tantas veces expresó el Alberto de los lunes a la tardecita, como para los que piensan que “somos la misma cosa”, como bien dijo el Alberto de los viernes a la mañana aquel recordado viernes 18 de octubre de 2019.

Además de los cuestionamientos públicos de su Vice, esta semana lo putearon desde las Madres de Plaza de Mayo hasta varios periodistas kirchneristas, pasando por el arquitecto De Vido y otros grandes empresarios de la construcción.

Obviamente, en el medio de semejante crisis, con la pandemia, la cuarentena, el fuego amigo y todo el desastre que ya venía de antes, Tío Alberto no da abasto y parece estar más sólo que Ginés en el Día de la Moda. Es de buen ciudadano darle una mano y entre todos tratar de tirarle una anchoa para evitar que el tipo colapse.

Como ya le pasó en la conferencia de prensa del viernes, donde anunciaron la nueva fase de la cuarentena, cuando un periodista le preguntó sobre el conflicto entre el Sindicato de Camioneros y la empresa Mercado Libre. El Presidente contestó que no estaba al tanto, que no tenía la menor idea y que este no era momento de conflictos. Ahí habría que haberlo apuntalado.

En realidad, entendemos perfectamente de qué se trata el affaire Camioneros vs. Mercado Libre. Y, por supuesto, todos sabemos de qué lado hay que estar. A Marcos Galperín lo amenazaron tanto que se tuvo que ir del país. En cambio Moyano está acá, en Argentina, con sus hijos, sus guardaespaldas, sus barras bravas, sus fierros para chequear el aire de los neumáticos y todo lo que ya sabemos. Tenés que estar loco para apoyar a Galperín. A muerte todos con Moyano, sin duda.

De todos modos, el presidente podría haber sabido de qué se trataba el problema. Para eso hay un Jefe de Gabinete que debía haberle informado.

Y si no tiene, se puede comprar uno justamente por Mercado Libre. Ahí podés encontrar Jefes de Gabinete o Ministros de Trabajo de todas la marcas. Hay nuevos y usados (a los Jefes de Gabinete usados te los tiran por la cabeza, no valen nada). Encima lo comprás en 12 cuotas y en 24 horas te lo llevan a tu casa, salvo que Moyano te bloquee la salida de la mercadería, obvio.

Pero al final siempre te llega. Lo desinfectás un poco, lo sentás en el despacho y lo ponés a laburar. Hoy en día es facilísimo. De hecho, cualquiera puede comprarse un Jefe de Gabinete y tenerlo en la alacena, por las dudas.

Lo importante es que entre todos ayudemos al Presidente aportando ideas y buscando soluciones. Si lo dejamos solo, me parece que a este muchacho se le va a complicar.

Una última. Para los que están afuera, me olvidé de una buena nueva: Carlos Menem y Zulema Yoma anunciaron que volverán a casarse, después de 30 años de divorcio. Sin duda, la comedia romántica más divertida de la historia política argentina.

Como corresponde en estas situaciones, seguramente harán una sencilla ceremonia con sus allegados más importantes. Por ejemplo, Cristina, Alberto y Parrilli que tan fervorosamente lo apoyaron en los años 90. Ojalá la Vicepresidenta también tuitee las fotos del casamiento.

La política argentina te da alegrías impensadas. Vivan los novios.