viernes, marzo 29

Menos referencias a Cristina y más «efecto L-Gante», la apuesta de Alberto

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Asuntos internos: menos referencias a Cristina y más "efecto L-Gante", la apuesta de Alberto

Los asesores de comunicación creen que para esta etapa es mejor escuchar y hacerlo en espacios reducidos y cara a cara. ¿Le funcionará?

Después de la derrota en las PASO y la furiosa semana que le siguió entre renuncias, cartas y reemplazos, Alberto Fernández decidió cambiar algunas conductas. Compartió un evento con su vicepresidenta en un clima no muy distendido y, a diferencia de los últimos meses, donde cada acto era una oportunidad para halagar a CFK, en la presentación del proyecto de ley de biocombustibles, no la mencionó siquiera una vez.

De reiterar en cada mensaje, casi como una letanía; «como dijo Cristina» pasó a evitar cualquier referencia a ella y sus gobiernos.

También se lo vio de visita por el conurbano, en reuniones con vecinos, sin compañía de funcionarios, con su traje oscuro y su libreta negra, anotando los pedidos y observaciones. Si hasta aquí falló la cercanía de la gestión parece estar probando ahora con la gestión de la cercanía. Veremos con que suerte. Y junto a Fabiola, recibió a L-Gante y su familia en Olivos, para una charla distendida.

Los asesores de comunicación creen que para esta etapa es mejor escuchar y hacerlo en espacios reducidos y cara a cara. Entienden que el contexto y la personalidad del mandatario son los apropiados para esta nueva estrategia.

Queda flotando la pregunta acerca de si este sendero reforzará sus vínculos con los votantes (especialmente los propios) o si terminará reforzando cierta idea de soledad -no precisamente la del poder- que está en el aire.

La elección del 14 de noviembre, nos dará una respuesta. Ahora, como en el antiguo Antón Pirulero (los fans de L-Gante y los milennials puede buscar en You Toube a que me refiero) «cada cual atiende su juego».

La campaña nacional le deja paso a las provincias y municipios, los sindicalistas volvieron y La Cámpora sigue su propia hoja de ruta. ¿Será la suma de las partes lo mismo, mas, o menos que el todo? Otra pregunta para el 14 de noviembre.

Asesores de comunicación creen que para esta etapa es mejor mostrar a Alberto de manera distendida

En las charlas con quienes tienen que poner el cuerpo para el intento de remontada reconocen que se requiere mucho trabajo y suerte para organizar el «alto quilombo» que sobrevino luego del derrumbe electoral.

Del otro lado de la colina, en las tierras de Juntos también tienen sus discusiones, pero siempre son mas agradable los problemas de la abundancia que los de la escasez. Hay muchas discusiones entre radicales y Pro, pero también entre los que interpretan el resultado de las urnas como una reivindicación de la sociedad y los que afirman que solo fueron el instrumento a mano para castigar los errores del Gobierno. «Estamos bien, pero conteniendo a los sacados que creen que lo que viene es un trámite y ya se están almorzando la cena».

La realidad política de cada coalición señala que son más un conjunto de pedazos que espacios consolidados. El oficialismo ha quedado expuesto en sus diferencias y la oposición las disimula por la victoria. Pero la grieta no es una sola sino muchas y todo el tiempo hay que estar sellando fisuras.

Casi resulta ocioso señalar que los riesgos son mayores para el FdT porque gobierna y tiene la responsabilidad de ponerle el pecho a lo que viene, que bajo ninguna circunstancia será sencillo, aún suponiendo que las urnas le traigan algún alivio.

Si el segundo domingo de noviembre se obtuviera una mejor performance electoral probablemente surgiría la disputa por la autoría de la levantada ya que, como es sabido, la victoria tiene mil padres. CFK se atribuiría el mérito por haber insistido, epístola mediante, en cambiar elenco y guión. Manzur, los gobernadores e intendentes por movilizar los territorios y el Presidente por su cambio de estilo.

Alberto dejó de mencionar a Cristina como lo hacía antes de las PASO

Si, por el contrario, la suerte no acompañara, las discusiones alrededor de la derrota son mas agrias, como ya ha quedado demostrado. Y entre crisis de gobierno y de gobernabilidad no hay tanta distancia. No sabemos cuál de estos escenarios se dará en lo político, pero sí podemos afirmar que cualquiera de ellos tendrá que convivir con una economía al rojo vivo. Y no solo el rojo del déficit fiscal financiado con emisión, sino por el pobre nivel de reservas del BCRA.

Muchos pesos y pocos dólares son una mala combinación cuyas posibles consecuencias las adivina cualquiera. Hay decisiones urgentes que tomar y, precisamente, ese es el punto difícil de pronosticar en toda esta historia. El ala económica del Gobierno que gira alrededor del eje Guzmán-Kulfas aparece cuestionada fronteras adentro y el diálogo con la oposición post elecciones suma dudas.

Si el objetivo que explicitó María Eugenia Vidal se constituye en un propósito real de JxC y en caso de repetir el triunfo buscan la Presidencia de la Cámara de Diputados (lo logren o no) el tono de la interlocución agregaría un nubarrón adicional al cielo ya gris del futuro cercano. Por ello, más allá de la conformación de los bloques del Congreso, del poder de la vicepresidenta, de la inestabilidad económica o, fundamentalmente por todo ello, las miradas se dirigirán a Alberto para interpelarlo con la letra de L-Gante: Presidente ¿Qué lo que?