Neuquén: un llamado de atención para los gobernadores que se quieren perpetuar

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Nota extraída de MDZ por Beto Valdéz

El resultado de las elecciones demuestra que el Movimiento Popular Neuquino fue castigado por el electorado a través del voto a Rolando Figueroa. El gobernador electo se vio beneficiado por el cansancio del electorado a la perpetuidad. Crece el voto contra los oficialismos

El impactante triunfo de Rolando Figueroa en Neuquén no sólo pone fin a una dinastía que gobernaba desde hace 60 años, sino que demuestra que la sociedad está enojada con los que gobiernan y empieza a ponerle límites a la hegemonía.

Hasta ayer se creía que no había forma de ganarle al Movimiento Popular Neuquino, pero evidentemente ese electorado ya se había cansado de la perpetuidad y buscó un cambio.

El resultado de las elecciones históricas de la jornada de ayer debe interpretarse más como una derrota del MPN que un triunfo de Figueroa.

Es cierto que el gobernador electo demostró una fuerte vocación de poder al irse del partido provincial y armar una coalición heterogénea que lo llevara a la Gobernación. Pero “Rolo” rompió con el MPN por responsabilidad de Jorge Sapag y su socio el gobernador Omar Gutiérrez.

Los dueños del espacio provincial no lo querían como candidato e intentaron llevarlo a una interna cerrada donde el aparato estatal y la estructura partidaria lo hubieran sacado de la pelea fortaleciendo a Marcos Koopman. Por esta razón Figueroa se fue para armar una alianza que le permitiera competir por afuera y ser la herramienta para destronar al partido de la familia Sapag.

En el MPN creyeron que el nuevo gobernador se exponía a una derrota que lo dejara en el llano y nunca tuvieron en cuenta que no estaban para tener una fuga porque en la última década venían perdiendo votos. Pasaron de conseguir triunfos plebiscitarios a ganar en 2019 con el 40% contra Ramon Rioseco, el delegado de Cristina Fernández de Kirchner que se iba a quedar con Vaca Muerta.

Por eso recibieron votos que no eran propios. El entusiasmo por la reelección de Gutiérrez les impidió asumir que algo estaba pasando en la histórica relación del partido con la gente. Comenzaba a apagarse la mística emepeista, la pertenencia a un partido que garantizaba la gobernabilidad y la identidad neuquina.

El MPN perdió 7 puntos en relación a las elecciones que se realizaron hace cuatro años y además en esta oportunidad sacó menos votos.

Evidentemente el techo del movimiento provincial es 33% sin Figueroa. No pudieron conseguir más y perdieron la provincia por algo más de 10.000 votos. Y eso que Juntos por el Cambio a nivel local se rompió.

El PRO decidió acompañar a “Rolo”, mientras que la UCR y la Coalición Cívica fueron con la candidatura de Pablo Cervi, quien perdió la mitad de los votos que había obtenido en las legislativas de 2021. Se fueron para votar contra el MPN.

Algo similar le ocurrió a Carlos Eguía. Hace dos años jugó con los colores de Elisa Carrio y obtuvo 54.000 votos. Ayer fue el candidato de Javier Milei y se quedó con 33.000 sufragios, una merma de 20.000.

El electorado neuquino quería alternancia y castigar el modelo hegemónico. Pero no le dio mucho poder a Figueroa que tendrá que negociar mucho para poder gobernar.

Este mensaje puede anticipar una ola de castigos en muchas provincias donde los oficialismos llevan muchos años de continuidad en el poder.

Juan Schiaretti debe ser uno de los que anoche se fue a dormir preocupado. Su pupilo Martín Llaryora no tiene asegurado el triunfo frente a la probable fórmula Luis Juez – Rodrigo De Loredo.

Algunos podrán retener sus distritos pero todos los señores feudales, con mejores o peores modales, van a perder votos. Incluso, le paso ayer al otro ganador, Alberto Wereltineck en Río Negro.

Hace cuatro años Arabela Carreras ganó con el 55% y el senador nacional quería llegar al 60%, pero debió conformarse con el 41% y eso que llevó una colectora avalada por la conducción de la UCR.

Dividió a JxC pero no logró traccionar los votos que quería. Un reflejo de la caída en la cosecha electoral es que el oficialismo tendrá los números justos en la Legislatura provincial.

Mientras tanto, JxC puso fin anoche en Trelew a la hegemonía del peronismo que se extendió por dos décadas. El enojo con los oficialismos de cualquier color político.