miércoles, abril 17

No saques un préstamo en una casa de artículos del hogar sin conocer estos»pequeños»detalles

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No saques un préstamo en una casa de artículos del hogar sin conocer estos "pequeños" detalles

En más de una ocasión surge la posiblidad de tomar pequeños préstamos en cadenas de electro para aliviar la deuda de las tarjetas de crédito

En momentos en los que la inflación no da respiro una opción interesante para poder comprar ropa, muebles o electrodomésticos es a través de los planes de financiación impulsados por el Gobierno bajo la denominación genérica de Ahora con los derentes plazos según el tipo de productos que se trate.

Si bien los números demuestran que el sistema funciona en forma exitosa, existe una cuestión que está actuando como limitante para que continúe en franca expansión. Se trata de los límites que fijan los bancos y emisoras de tarjetas de crédito a sus clientes, que en los últimos años han sido ajustados bastante por debajo del avance de los precios, lo cual implica una caída del poder de compra de la familias, al menos por ese carril.

Una forma de superar esta situación es apelar a los préstamos personales que ofrecen algunas cadenas de artículos para el hogar, ya que los montos otorgados no engrosan el saldo de la tarjeta.

Si bien en la actualidad varias las casas de artículos para el hogar que ofrecen financiación propia, es interesante analizar cómo operan al menos dos de ellas, con amplia cobertura en todo el país.

Muchos argentinos recurren a los créditos de casas de electro para adquirir tecnología

En la primera de ellas sostienen que «los préstamos personales se darán en el acto, en cuotas fijas y en pesos. Por supuesto su emisión queda sujeta a una verificación crediticia».

Los plazos son a 12, 15 y 24 meses y dejan expresa constancia que estos préstamos personales no son de dinero en efectivo. «Es decir, no vas a poder pedir un préstamo y llevarte el dinero a tu casa para usarlo para lo que quieras», advierten desde su página web.

Es que estos créditos, agregan, «son para comprar productos que vende la tienda sin tener que usar tu tarjeta de crédito y usar tus límites disponibles que podrías destinar para otras cosas». Entonces, con un crédito de esta naturaleza se puede comprar un televisor nuevo y pagarlo en cuotas financiadas por la misma empresa.

Más allá de lo tentador que parece ser la oferta, cuando se analizan los números, la cuestión se complica un poco.

Los plazos, las cuotas, las tasas de interés

Las tres propuestas que se observan en el mostrador de la caja de cada una de las sucursales, muestran los plazos (12,15 y 24 meses), dos montos fijos que son $80.000 y $30.000 y las cuotas correspondientes a cada uno de esos «planes».

Para el monto más elevado, si se considera el plazo más corto (12 meses), la cuota mensual será de $15.065, pues se estará pagando una tasa de interés mensual del 15,5%, que anualizada se eleva hasta el 186 por ciento. Con esas tasas se estará devolviendo en ese plazo 2,2 veces el monto del préstamo. Pero si se hace un análisis un poco más fino y se toma en cuenta la inflación esperada para el próximo año, que rondaría el 50%, se estaría pagando casi dos veces el monto solicitado. Dicho de otra manera, el slogan podría ser «compre uno y pague dos».

La cuestión se complica si el plazo elegido son 15 cuotas. Ya que la idea de ahorrarse unos pesos pagando tres cuotas mas es una pésima decisión. Cabe señalar que en este caso el pago a efectuar es de $13.205 por mes y si bien la tasa de interés es un punto porcentual menor (14,3%), el mayor plazo hace que el monto a devolver en términos nominales trepe a 2,5 veces y ajustado por IPC a 1,9 veces.

Finalmente, si el plazo elegido es el más largo (24 meses), se abonarán unos $12.103 cada 30 días, pero el resultado para las finanzas personales es incluso peor, ya que se estaría devolviendo 3,6 veces el monto solicitado en términos nominales y nada menos que 2,5 veces del mismo si se deduce el efecto inflacionario.

Conviene comparar estos costos financieros con los de un banco. En tal sentido desde la página de una de las principales entidades locales surge que por ese monto, para un plazo de 24 cuotas se estará pagando $7.458, es decir un 40% menos que en el caso del «retail».

Hay que ver bien el costo financiero total al sacar un crédito en una casa de electro

Pasando al otro ejemplo, la cuestión operativa es un poco más compleja. Esta cadena de «retail» que opera mayormente en todo el Gran Buenos Aires tiene un sistema según el cual «el importe del préstamo en efectivo con más sus intereses se lo divide por 12 (doce) y así se obtiene el valor de cada cuota».

Si el cliente ya tiene un préstamo vigente y solicita uno nuevo, desde su página web especifica que «cuando el cliente recibe un nuevo préstamo en efectivo, el saldo queda conformado por el nuevo capital solicitado, más el capital adeudado del préstamo anterior, más los intereses correspondientes. Dicho monto se lo divide por 12 (doce), obteniéndose así el importe de las cuotas que debe abonar en el futuro».

Sobre este punto se destaca el hecho que se aplica una tasa de interés directa sobe el monto a financiar, que en el caso de compra de ropa es del 90%, un porcentaje que se eleva al 125% si se trata de muebles y electrodomésticos y dos puntos más caro cuando se solicita efectivo.

En el primero de los casos el plazo máximo es de 8 cuotas, mientras que para los otros dos, se eleva a 12 meses.

La cuestión aquí radica en que se trata de tasas directas, que si se convierten a tasas sobre saldos, el resultado es que para compras de ropa, financiarse cuesta el 172% anual, mientras que si se adquieren muebles, esta baja al 157% y por préstamos en efectivo al 156 por ciento.

En el caso de una compra financiada de muebles o electrodomésticos, por un monto de $10.000 se abonarán 12 cuotas de $1875, y por un préstamo en efectivo otros $1.694, por lo que al fin del mismo, ajustado por inflación también se estará devolviendo 1,8 veces el monto solicitado. A estos montos se les debe adicionar el IVA.

Como se ve, a veces el apuro por hacer una compra o tratar de no recargar en exceso una tarjeta puede tener un lado B muy negativo para las finanzas familiares.