miércoles, abril 24

Occidente tiene que evitar que VladimirPutin use enUcrania la misma estrategia que usó en Siria

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OPINIÓN. Por Bret Stephens | En 2015, el ejército ruso logró una victoria inesperada en Alepo sobre un pueblo sirio tratado con crueldad y un gobierno estadounidense autoengañado

En 2015, cuando Bashar al Asad perdía la guerra para permanecer en el poder en Siria, pidió la intervención del Ejército ruso… y la obtuvo. El presidente Barack Obama reaccionó con un aire de desdén despreocupado.

“Una acción de Rusia e Irán con el propósito de apuntalar a Al Asad e intentar calmar a la población tan solo los va a sumir en una ciénaga, y no va a funcionar”, señaló Obama ese octubre.

Al final, resultó ser lo contrario. El Ejército ruso, encabezado por algunos de los mismos oficiales que ahora toman decisiones en la guerra del presidente ruso Vladimir Putin en Ucrania, lograron una victoria inesperada sobre un pueblo tratado con crueldad y un gobierno estadounidense autoengañado.

MOSCÚ, 14/09/2021.- El presidente ruso Vladímir Putin (d) durante su encuentro con el presidente sirio Bashar al Asad (i) en la capital de Rusia.
MOSCÚ, 14/09/2021.- El presidente ruso Vladímir Putin (d) durante su encuentro con el presidente sirio Bashar al Asad (i) en la capital de Rusia.Por: EFE Servicios

La clave del éxito ruso en Siria fue la matanza deliberada, indiscriminada y en masa de ciudadanos civiles

“Los rescatistas en Alepo informaron que sus autos y oficinas centrales fueron de los primeros blancos atacados el viernes”, escribieron para The New York Times Anne Barnard y Somini Sengupta en septiembre de 2016. “El efecto fue instantáneo: ahora, cuando la gente queda enterrada entre los escombros, nadie viene en su ayuda. O tardan más en llegar. De nueva cuenta, los familiares exhuman a sus seres queridos con sus propias manos”.

Esta es la estrategia que Putin ha adoptado ahora en Ucrania, con la ayuda de drones iraníes. El 31 de octubre, los ataques rusos dejaron al 80 por ciento de los residentes de Kiev sin agua, según cálculos del alcalde Vitali Klichkó. Decenas de plantas de energía también han sido blancos de ataques. El ministerio de Economía de Ucrania calcula que hasta 130.000 edificios han sido destruidos en ataques rusos desde el inicio de la guerra, entre ellos 2400 escuelas.

La estrategia de Moscú en Ucrania es clara

Los soldados de Putin quizá emprendan la retirada en el campo. Pero si él puede congelar, matar de hambre y aterrorizar a la gente de Ucrania atacando el suministro de agua y la infraestructura energética para hacer tiempo mientras el invierno detiene el avance de Ucrania, es probable que todavía pueda obligar a Ucrania a aceptar algún tipo de armisticio que le permita conservar en su posesión la mayoría de sus conquistas.

Para Putin, esa sería una victoria, por más herido que esté en otros aspectos. Además, alentaría al dirigente de China, Xi Jinping, que tiene la mirada puesta en Taiwán, y a Alí Jamenei en Irán, que intenta reprimir semanas de manifestaciones que empiezan a parecer más una revolución. Hay mucho más en juego en los acontecimientos en Ucrania que el destino de ese país.

Qué puede hacer el gobierno de Joe Biden

Hasta ahora, hemos tenido una política de entrega apenas a tiempo de armamento vital, como los misiles Javelin y Stinger que salvaron a Kiev al principio de la guerra y los sistemas de cohetes HIMARS, que cambiaron el curso de la guerra en el verano. Necesitamos cambiar a un enfoque en el que nos mantengamos en la delantera de la guerra y el clima.

El 1° de noviembre, el gobierno anunció que pronto le entregará a Ucrania dos sistemas de misiles NASAMS (Sistema Nacional Avanzado de Misiles Tierra-Aire, por su sigla en inglés), con un rango de hasta 50 kilómetros. Por desgracia, hay una complicación: Ucrania recibirá los siguientes seis sistemas “en los siguientes años”, según un artículo del Times.

Tanques rusos dañados en combates recientes se ven cerca del poblado recién recuperado de Kamianka, en la región de Járkiv, Ucrania, el domingo 30 de octubre de 2022. (AP Foto/Efrem Lukatsky)
Tanques rusos dañados en combates recientes se ven cerca del poblado recién recuperado de Kamianka, en la región de Járkiv, Ucrania, el domingo 30 de octubre de 2022. (AP Foto/Efrem Lukatsky)

Los ucranianos, cuyo país es casi del tamaño de Texas, necesitan los sistemas ahora. Si Estados Unidos no puede entregarlos con rapidez, al menos podemos darles a los ucranianos vehículos aéreos no tripulados (VANT) para que tengan mucho mejor capacidad de detección y defensa en rangos más amplios.

El gobierno de Biden ha estado considerando desde junio la posibilidad de vender cuatro de los VANT de alta resistencia del Ejército de Estados Unidos armados con misiles Hellfire, pero la solicitud ha estado varios meses retenida en la maraña de la burocracia del Pentágono por un miedo excesivo a que algunas de sus tecnologías caigan en manos rusas. ¿Por qué no aprobar la venta, aumentar el número de sistemas y empezar a entrenar a los ucranianos en su uso de inmediato?

También podemos empezar a cobrarles a los rusos por su absurda destrucción de infraestructura vital, que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha calificado con toda razón de “actos de puro terror” y “crímenes de guerra”. Desde hace meses he insistido en que necesitamos convertir las reservas congeladas de Rusia en el extranjero en una cuenta de depósito para la reconstrucción de Ucrania. Además, deberíamos informarles a los rusos que, por cada ataque criminal con misiles, tendrán que pagar miles de millones de dólares en reparaciones.

Por último, la administración estadounidense debería advertirles a los líderes de Irán que sus fábricas de VANT se convertirán en blancos de ataque y serán destruidas si continúan surtiéndole bombas merodeadoras a Rusia, en franca violación de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si Irán puede salirse con la suya y colaborar para que ocurran asesinatos masivos en Ucrania, nunca tendrá el menor motivo para temerle a Estados Unidos por su conducta malévola. Todos los países deberían recibir una advertencia en la que se les indique que el precio por ayudar a Moscú en la matanza será muy elevado.

Todas estas opciones, y otras más que podría añadir, como entregarle a Ucrania mejores corazas y cohetes de mayor alcance que lleguen a objetivos militares rusos en Crimea, tienen sus riesgos. Y el gobierno hace bien en analizar a fondo qué riesgos vale la pena tomar y cuáles respaldará la ciudadanía.

Sin embargo, en este momento, el mayor riesgo es que Putin utilice la misma estrategia terrible que le funcionó en Siria, y que inunde a Ucrania de terror al tiempo que esta se cubre de nieve. Se aproxima el invierno. Ayudemos a Ucrania a ganar antes de que llegue.