jueves, marzo 28

Ocho mitos y verdades sobre los cigarrillos electrónicos

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Qué hay de cierto y qué no sobre esta alternativa al cigarro convencional

El cigarrillo electrónico, también llamado vapeador, nació con la idea de ayudar a dejar de fumar, pero en realidad ha convertido en adictos a muchos que nunca habían fumado.

Está formado por la batería, el atomizador y el cartucho. Este último se carga con un líquido que, a su vez, puede contener diferentes sustancias dependiendo del fabricante. La ciencia cuestiona su inocuidad y algunos países ya prohíben su venta. Desmontamos los mitos que hay detrás de estos dispositivos:

El vapor del vapeo no resulta tóxico: FALSO

Cuando se habla de las sustancias que lleva el cigarrillo electrónico, hay que mencionar las que están en el líquido y las que se producen como consecuencia de su calentamiento y que se manifiestan a través del vapor.

El líquido con el que se cargan contiene mayoritariamente propilenglicol (considerado seguro cuando se utiliza en la alimentación, los medicamentos o la cosmética, pero se desconoce si lo es al inhalarse), la glicerina (segura, también, por vía oral) y la nicotina (en dosis entre 0 y 36 mg/ml), sustancia tóxica y adictiva. También se añaden saborizantes y otros aditivos, generalmente, para disminuir la irritación en la faringe.

El vapor está cargado de diferentes sustancias, algunas en común con el tabaco, como el formaldehído, el acetaldehído y las acroleínas, además de metales como níquel, cromo y plomo. Todos estos compuestos están asociados con el riesgo de padecer cáncer. Aunque en los cigarrillos electrónicos se encuentran en concentraciones más pequeñas que en el tabaco, se producen en una cantidad suficiente para ser capaces de desarrollar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones respiratorias, neurotoxicidad (toxinas que atacan al tejido nervioso) y enfermedades vasculares.

El tabaco es mucho peor para la salud: VERDADERO

Cualquier cosa comparada con el daño que provoca el humo del tabaco siempre saldrá ganando. Pero eso no significa ni que el vapeo sea inocuo ni que su consumo no represente un problema para la salud. Los cigarrillos electrónicos no contienen ni queman tabaco, un proceso que produce unos 7.000 productos químicos, incluidos al menos 70 que causan cáncer. Pero también se ha observado que el nivel de algunas de las sustancias potencialmente cangerígenas que comparte con el tabaco, en concreto el formaldehído y la acroleína, es tan alto como el del humo del cigarrillo.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. examinó el líquido de 18 marcas de vapeadores y observó sustancias tóxicas y cancerígenas que los fabricantes no habían declarado en su composición (aprovechando el vacío legal en su regulación). Ejemplo: el dietilenglicol, utilizado también como anticongelante.

Tiene un riesgo reducido: FALSO

El vapeo es relativamente nuevo, por lo que no existen informes epidemiológicos de años que confirmen sus efectos a largo plazo. Estudios realizados in vitro (en estructuras celulares) y en seres vivos han confirmado ya que son capaces de provocar crisis de asma en adolescentes y un aumento de síntomas respiratorios en personas con patologías crónicas pulmonares.

Las embarazadas no pueden fumar, pero sí vapear: FALSO

El vapeo tiene un efecto dañino sobre los embriones, y es muy parecido al provocado por el cigarrillo tradicional. Un estudio reveló que la nicotina que contiene el tabaco, los cigarrillos electrónicos y los parches sustitutivos, afectan considerablemente al desarrollo del embrión, ya que su exposición interfiere en la comunicación entre las células, disminuye el crecimiento celular y altera el trabajo de genes que regulan funciones tan importantes como el latido del corazón.

Los que llevan nicotina son más nocivos: VERDADERO

No todos los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, pero la mayoría sí y tiene efectos negativos sobre sistema nervioso central, sistema endocrino, sistema cardiovascular, aparato músculo-esquelético, sistema respiratorio, aparato gastrointestinal y metabolismo en general.

Además, se necesitan más caladas para consumir el vapeador que un pitillo convencional. Cuando se fuma tabaco se capta aproximadamente 0,7 mg de nicotina —depende de la marca—, y un cigarrillo convencional necesita una media de ocho succiones para ser consumido en su totalidad.

Ayudan a dejar de fumar: FALSO

Todos los estudios independientes que se han hecho no han conseguido demostrar su eficacia para el abandono del tabaco.

No crea adicción: FALSO

En los últimos cuatro años el porcentaje de adolescentes que usan cigarrillos electrónicos ha subido del 2 % al 16 %.

No existen vapeadores pasivos: FALSO

Al igual que existen fumadores pasivos, hay vapeadores pasivos, pero no en el mismo grado, aunque estaríamos pasando el límite de lo que se considera seguro para la salud.

Fuente: Eroski consumer