En el primero de ellos, moderado por el editor de Finanzas de El Cronista, Ariel Cohen, participaron Martín Polo, economista jefe de Mills Capital; Gabriel Zelpo, socio y director de SEIDO, y Ramiro Castiñeira, director de Econométrica.
La conclusión fue rotunda: más allá de si el país entra o no en default, este año la caída del PBI será brutal, con una contracción que sería dos veces peor a la que derivó de la crisis de 2001.
El consenso es que el ministro de Economía, Martín Guzmán, no quiere un default. En este punto hizo hincapié Castiñeira: “Si el Gobierno quería declarar el default, perdió dos oportunidades para hacerlo, apenas asumió y luego tras el fracaso de su primera oferta”.
Al mejorar los precios de los bonos, lo que interpreta el experto, es que el mercado cree que el Gobierno evitó el default cuando tenía la excusa para hacerlo y hay “cierta expectativa de negociación, de ceder algo o de evitar el default”.