domingo, septiembre 29

Por qué Milei crece en las encuestas pero no logra hacer pie en las elecciones provinciales

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Nota extraída de Tn por Gonzalo Aziz

El libertario confía en que durante los comicios nacionales el corte de boleta sea inferior al 5% y no pierda competitividad a lo largo y ancho del país.

Pasadas las primeras tres tandas de elecciones provinciales desdobladas de la elección nacional, algunas preguntas surgen como denominador común: ¿Qué pasa con los candidatos de Milei en las provincias? ¿Por qué no les va bien si Milei crece en las encuestas nacionales? ¿Cómo afecta esto al líder libertario en su construcción nacional?

La respuesta es simple: a Milei no le preocupan las elecciones provinciales. ¿Esta no-preocupación fue siempre así? No. Es algo que su espacio político ha madurado con el correr de los meses y de las encuestas de opinión pública que muestran básicamente algunas cosas.

En primer lugar -y lo más importante- Milei sabe perfectamente que el porcentaje histórico de corte de boleta en la Argentina es muy bajo. Y por eso, confía en que su peso electoral como candidato nacional arrastrará al resto de la “sábana” de candidatos a otros cargos (gobernador, intendente, diputados, senadores, etc.) que se votan el mismo día que las elecciones presidenciales. Sabe que no es relevante quién sea su candidato/a debajo de él.

Esto es algo que ningún analista discute. Menos aún tratándose de una elección nacional. “Cuanto más grande es la elección menos porcentaje de corte de boleta hay. Muy pocas veces ocurrió algo distinto. Por ejemplo, la elección en la que María Eugenia Vidal le ganó a Aníbal Fernández fue una de las elecciones en la que más corte de boleta hubo: cerca de un 5%. Lo normal es que haya cerca de 1 u 2%”, cuenta Gustavo Córdoba, director de Zuban Córdoba y Asociados.

Javier Milei, durante un acto en Tucumán. (Foto: Facebook)
Javier Milei, durante un acto en Tucumán. (Foto: Facebook)

En segundo lugar, Miei es consciente de que la elección nacional es la que lleva consigo a la votación de diputados y senadores nacionales por las provincias. Es decir, sabe que el arrastre de su candidatura con relación al resto de la boleta es lo que le permitiría hacer o no una buena performance en el Congreso de la Nación; que no necesita de las elecciones provinciales para eso.

Cuenta Gustavo Córdoba: “Si Milei cosecha lo que hoy está proyectando, es probable que se quede con varios senadores y diputados nacionales. Fíjate que él puede tener un porcentaje de la Cámara de Diputados, ponele entre 20 y 40 diputados, en una elección de máxima, aun no ganando. Si ganase la elección -que tampoco podemos descartar- su cantidad de diputados aumentaría de manera notable. Se equivocan los que creen que por no haber sacado votos en las provincias eso le va a impactar en la conformación del voto nacional.”

Está claro que el votante argentino separa muy bien las elecciones provinciales de las nacionales. Si no, pensemos por qué la mayoría de los gobernadores (18) han decidido desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales.

La mesa de Milei trabaja en ese sentido. Es consciente de que lo único que les importa es -valga la redundancia- Milei.

“¿Quién es el candidato del Frente de Todos en Jujuy? ¿Y en Santa Fé? ¿Y en Mendoza? Lo sabemos vos, yo y cuatro más”, dice chicaneando una de las personas de máxima confianza de Milei. Y remata: “Los candidatos de Cristina en los distritos no existen. Las elecciones distritales son secundarias comparadas con la nacional”.

Un dato más. “Milei usaba las elecciones provinciales como método de financiamiento de su campaña nacional. Más allá de eso jamás tuvo en cuenta las elecciones provinciales”, remata un importante actor de la política nacional.

La diputada nacional, Victoria Villaruel, compartirá la fórmula presidencial con Javier Mieli. (Foto: @victoria.villaruel).
La diputada nacional, Victoria Villaruel, compartirá la fórmula presidencial con Javier Mieli. (Foto: @victoria.villaruel).

La mira de todos está puesta sobre el principal distrito del país: la provincia de Buenos Aires. Ahí, por ahora, Milei no tiene un candidato. En su mesa chica sostienen que “sí o sí vamos a llevar a alguien como candidato a gobernador en provincia de Buenos Aires porque necesitamos que alguien nos cuide los votos, pero no es algo que nos quite el sueño en términos de boleta”.

Milei y su equipo especulan con esa variable como herramienta de negociación con el ala dura de Juntos por el Cambio que sabe bien que la presencia del libertario en una elección de boleta sábana es un factor de riesgo. Es que Milei -más allá de sacarle votos al Frente de Todos- cautiva al votante PRO, lo cual es un problema para la oposición al mismo tiempo que ayuda al tercero en discordia, Kicillof. El gobernador bonaerense capitaliza la división del votante de centro y del conservador, atraído por la presencia de Milei en la oferta electoral.

Esta semana que pasó, tanto la mesa de campaña de Diego Santilli recibió una encuesta que encendió alarmas. En PBA: Kicillof 25.4, JXC 25.1, Milei 20. Esa misma encuesta hace un año mostraba a JXC y al FDT en 35 puntos. La merma obedece sobre todo al crecimiento del precandidato libertario.

Tal es la razón por la cual algunos aspirantes de JXC a gobernar PBA ya expresan abiertamente la necesidad de hacer un acuerdo con Milei.

Lo llamativo es que ahora Kicillof -que se vale del impacto que Milei genera en JXC- sale a decir que no descarta separar la elección bonaerense de la presidencial. La razón es más clara de lo que parece: Kicillof sabe muy bien del peso negativo que tendrá en su performance la presencia del candidato nacional del Frente de Todos. Hoy, para el gobernador, eso tiene más relevancia que el favor que le haría Milei dividiendo votos con JXC. Aún así, prevalece la duda y por lo tanto no se decide sobre qué hacer.

En conclusión, lo que hasta hace un tiempo era un aviso hoy ya es una amenaza concreta. Por ahora, el 22 de octubre son las elecciones nacionales y en paralelo se suman la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. Es decir, el conjunto y los dos principales distritos del país. No es casualidad: la estrategia de Milei es clara.

La pregunta obvia es cómo va a hacer Milei -si les toca- para gobernar un país federal sin gobernadores provinciales propios. La respuesta es contundente: “Solo un tonto puede creer que cuando seamos gobierno no vamos a arreglar con los gobernadores y los intendentes. No somos ´radichetas´ (haciendo referencia a los radicales). No somos gorilas. Somos populares”.

Eso supone dos cosas.

Primero, apelar a un hiperpresidencialismo en un país federal que tiene una constitución cuyo artículo 99 le impide al presidente legislar (decretar) en materia tributaria, es decir, en la órbita de la recaudación. Segundo, apelar a un bajísimo nivel de institucionalidad republicana en un país con tres poderes independientes, creyendo ingenuamente que: a- una consulta popular puede reemplazar a una ley; b- no habrá por parte de la Corte Suprema control de constitucionalidad de las decisiones.

Harto desafío el que se propone.