Los científicos Michael Houghton, Harvey Alter y Charles Rice fueron galardonados por sus trabajos y recibirán más de un millón de dólares.
Arranca la primera semana completa de octubre en medio de la pandemia de coronavirus y como es tradición la Academia Sueca entrega los reconocidos Premios Nobel, que nacieron de la voluntad de Alfred Nobel (1833-1896), inventor de la dinamita, de legar una gran parte de su fortuna a quienes trabajan por «un mundo mejor».
El
primero de la lista fue el de Medicina o Fisiología, que reconoció este
año al británico Michael Houghton y a los estadounidenses Harvey J.
Alter y Charles M. Rice «por el descubrimiento del virus de la hepatitis
C». Según el comité de los premios del Instituto Karolinska, que elige
en esta categoría, estos tres científicos hicieron «una contribución
decisiva a la lucha contra la hepatitis transmitida por la sangre, un
importante problema de salud mundial que causa cirrosis y cáncer de
hígado».
«Por primera vez en la historia, el virus de la hepatitis C
ahora se puede curar», agregaron desde la academia e indicaron que los
trabajos de los distinguidos posibilitaron análisis de sangre y nuevos
medicamentos que salvaron millones de vidas.
Los galardonados recibirán entre los tres nueve millones de coronas suecas (más de un millón de dólares). Mañana se conocerá al elegido en Física, el miércoles será el turno del de Química, el jueves se anunciará el Premio Nobel de Literatura y el viernes, el de la Paz.
For the first time in history, the Hepatitis C virus can now be cured. The 2020 Medicine Laureates’ discoveries revealed the cause of the remaining cases of chronic hepatitis and made possible blood tests and new medicines that have saved millions of lives.#NobelPrize pic.twitter.com/hqJK1uWX3u
— The Nobel Prize (@NobelPrize) October 5, 2020
La enfermedad
La inflamación del hígado, que lleva como nombre hepatitis, una combinación de las palabras griegas para hígado e inflamación, es causada principalmente por infecciones virales, aunque el abuso de alcohol, las toxinas ambientales y las enfermedades autoinmunes también pueden provocarla.
En los años 40 se
estableció que hay dos tipos principales de hepatitis infecciosa. La
primera, denominada hepatitis A, se transmite por agua o alimentos
contaminados y, por lo general, tiene poco impacto a largo plazo en el
paciente. La segunda se transmite a través de la sangre y los fluidos
corporales y representa una amenaza mucho más grave ya que puede
conducir a una condición crónica e incluso desarrollar cirrosis y cáncer
de hígado, según el comunicado de prensa emitido por la Academia Sueca.
Asimismo
se detalló que se trata de una enfermedad insidiosa debido a que «las
personas sanas pueden infectarse silenciosamente y vivir muchos años
antes de que surjan complicaciones graves».
Por último desde el comité aseguraron que esta enfermedad se asocia con una morbilidad y mortalidad significativas y causa más de un millón de muertes por año en todo el mundo, lo que la convierte en un problema de salud mundial a una escala comparable a la infección por VIH y la tuberculosis. Fuente: La Nación.