El papa canceló las celebraciones del domingo y lunes por un problema de ciático. Los detalles.
El papa Francisco
volvió a tener hoy ciática y suspendió su participación en
celebraciones previstas para mañana y el lunes, algo que ya había
ocurrido en diciembre cuando tuvo que cancelar la última misa de 2020 y
la primera de 2021, informó el Vaticano.
«Debido a la recurrencia de la ciática, la celebración
de mañana por la mañana en el Altar de la Cátedral de la Basílica
Vaticana no será presidida por el Santo Padre, sino por Su Excelencia
monseñor Rino Fisichella», anunció hoy el vocero papal Matteo Bruni en
un comunicado.
En el comunicado, Bruni agregó que «se aplaza la reunión con el Cuerpo Diplomático del lunes 25 de enero»,
además de la celebración de la que el Papa debía participar también
pasado mañana, en ocasión de la conclusión de la semana de oración por
la unidad de los cristianos en la Basílica de San Paolo.
Francisco, planteó Bruni, sí presidirá el tradicional Ángelus dominical
en la Biblioteca del Palacio Apostólico mañana a las 12 de Roma (8 de
Argentina), «según lo previsto».
El 31 de diciembre pasado, a causa de una «dolorosa ciática»,
el papa Francisco debió suspender su presencia en las celebraciones con
las que tenía pensado terminar ese jueves el año 2020 y empezar el día
siguiente 2021, informó su vocero.
El pontífice argentino, de 84 años, afectado por una «dolorosa ciática»,
que le afecta la capacidad de desplazamiento, canceló su presencia en
las Primeras Vísperas y el Te Deum «en acción de gracias del año que
concluye», con la que este jueves tenía pensado despedir el año en la
Basílica de San Pedro.
Francisco reveló sus problemas en la ciática durante la conferencia de
prensa de regreso de su primer viaje fuera de Italia como Papa, a Brasil
en julio de 2013.
«Lo peor que me pasó, discúlpenme, fue un ataque de ciática, ¡en serio!,
que tuve el primer mes, porque estaba sentado en un sillón para hacer
entrevistas y me dolió», planteó el pontífice a menos de cuatro meses de
ser entronizado sobre el problema de salud que arrastra desde su época
de arzobispo porteño.
«¡La ciática es muy dolorosa, muy dolorosa! ¡No se la deseo a nadie!», agregó entonces.