viernes, abril 19

Problemas que pueden confundirse con un infarto

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Cómo diferenciar estos síntomas de los de un ataque al corazón

Sentir opresión y dolor en el pecho puede generar ansiedad, sin embargo, es un síntoma común, que no siempre está ligado a los problemas cardiacos.

A veces nos alerta de otros trastornos, en muchos casos de poca importancia. Identificar si se trata de una u otra cosa es vital. Aunque en ocasiones no es fácil, ya que los síntomas del infarto no siempre son claros.

Estas son otras posibles causas del dolor:

Esguince de los músculos entre las costillas

Puede producirse por algún movimiento brusco de la caja torácica y, con frecuencia, se nota después de un ataque de tos muy intenso.

Aparece un dolor punzante, de forma repentina, en uno de los costados. Se agudiza cada vez que tosemos o que respiramos profundamente. No es un problema importante, pero puede resultar molesto, ya que a veces dura algunas semanas.

Se diferencia del infarto en que el dolor se localiza en una zona bastante concreta de la caja torácica. En cambio, el coronario es como un peso en el pecho y resulta difícil localizar el punto concreto. El dolor que provoca varía con los movimientos y la respiración, al contrario que el del infarto, que es continuo.

Pinzamiento de los nervios intercostales

Puede generar una sensación de que hay algo que se clava en un costado, y molesta hasta tal punto que a veces nos impide respirar.

Es muy frecuente, sobre todo en las mujeres jóvenes, y no tiene importancia, más allá de la preocupación que puede provocar en los que lo padecen.

Surge de repente, y suele durar muy pocos segundos. Se debe a la irritación momentánea de alguno de los pequeños nervios que se encuentran en el espacio que hay entre las costillas. A veces se pellizcan y producen esta súbita sensación de dolor.

La duración es clave para descartar que se deba a un infarto de miocardio, ya que en el accidente cardiovascular la sensación de dolor agudo es mucho más constante. Y en la angina de pecho dura al menos unos minutos, no unos pocos segundos.

Herpes zóster o culebrilla

El virus del herpes zóster tiene predilección por infectar las raíces nerviosas. Los nervios de la caja torácica son los responsables del dolor que, en este caso sí, es muy intenso. Los síntomas son:

– Cuando ataca los nervios que pasan entre las costillas se produce un dolor que suele afectar a uno de los costados del pecho.

– También aparecen unas vesículas que recuerdan a las de la varicela, ya que se trata del mismo virus.

– A veces, las vesículas tardan un par de días en aparecer, y lo único que se nota es un dolor fuerte y continuo, lo que puede dificultar el diagnóstico.

– Además podés tener fiebre.

Crisis de ansiedad o mucho estrés

Durante una crisis se produce una sensación repentina de dificultad para respirar, dolor en el pecho, taquicardia y mareo.

Estos episodios, que pueden darse en cualquier momento y situación, provocan un intenso temor y a menudo los que están sufriendo la crisis tienen la sensación de que está ocurriendo algo grave y temen sufrir un infarto.

Los síntomas aparecen de forma muy rápida, llegan al máximo de intensidad en pocos minutos y duran generalmente menos de una hora.

Cuando dura horas y no empeora con el paso del tiempo, podemos estar ante una ansiedad de tipo crónico. Cuando la padecemos, el organismo se encuentra en estado de alerta, como si tuviera que estar preparado en todo momento para responder a una amenaza.

La opresión en el pecho ocurre, precisamente, porque la musculatura está en tensión constante. Es una sensación que no suele relacionarse con los esfuerzos, y puede presentarse en situaciones de estrés o bien de forma imprevista.

Intentá respirar de forma pausada, y sin alarmarte: hacerlo agitadamente puede empeorar los síntomas.

Indisgestión o dolor de estómago

Cuando el infarto se produce en la zona inferior del corazón, el dolor puede notarse en la boca del estómago. Algo que puede inducir a errores en el diagnóstico, al creer que se trata de un problema de tipo digestivo (como una gastritis o una úlcera).

En estos casos, se nota más ardor o quemazón, no una opresión. Otra pista que ayuda a diferenciar el origen son los síntomas que acompañan al dolor: si es de causa digestiva, con frecuencia puede aparecer aerofagia (eructos).

Reflujo

Puede provocar contracciones musculares en el esófago, y los síntomas, recordar a los de una angina de pecho. Ocurren como consecuencia de pequeñas regurgitaciones que hacen que los ácidos del estómago suban.

Se siente como una opresión en la zona central del pecho, que puede acompañarse de una ligera sensación de mareo. Suele aparecer por las noches, porque estar acostados facilita que el ácido del estómago pueda ascender.

Pancreatitis aguda

Se trata de una inflamación del páncreas que puede ser grave si no se trata a tiempo, que también suele provocar dolor en la zona alta del abdomen. Es una molestia continua y bastante intensa, y suele irradiarse a la zona de la espalda (el páncreas se encuentra situado justo detrás del estómago). Muchas veces se acompaña de fiebre y náuseas.

Puede aparecer después de una comida copiosa y con abundantes grasas o tras haber bebido alcohol en exceso, ya que una de las funciones principales de esta glándula es ayudar a digerir los alimentos (la otra, producir insulina).

Inflamación de la membrana que cubre el corazón

La pericarditis es una inflamación que afecta a la delicada tela protectora que envuelve al corazón, el pericardio. Se nota un dolor continuo en el centro del pecho o en la zona del corazón, que aumenta al estar acostados y mejora al inclinarnos hacia delante. Puede acompañarse de malestar general y un poco de fiebre.

El dolor es más leve y prolongado que el que suele provocar el infarto. Podemos sospechar de una pericarditis si se acompaña de fiebre o en caso de haber padecido un proceso catarral.

Los virus y, a veces, los trastornos autoinmunes son las causas más frecuentes de esta inflamación. De hecho, a menudo los síntomas aparecen después de un resfriado. En la mayoría de los casos, se trata de un problema que se resuelve con antiinflamatorios y reposo, aunque a veces puede complicarse si, como consecuencia de la inflamación, se acumula una gran cantidad de líquido en el pericardio.

Si sospechás que lo padecés, consultarlo con el médico porque es importante descubrir el origen de la inflamación para poder realizar el tratamiento adecuado.

Síndrome del corazón roto

Empieza de forma repentina con un fuerte dolor en el pecho. Suele producirse tras una emoción negativa muy intensa, como por ejemplo una noticia. El electrocardiograma y los análisis muestran signos de infarto, pero las exploraciones no encuentran ningún problema en las arterias coronarias.

En cambio, hay un hallazgo sorprendente: las imágenes enseñan que el corazón ha cogido una forma peculiar, como si una argolla imaginaria lo estuviera oprimiendo.

Se cree que puede estar provocado por una descarga brusca de las hormonas liberadas durante el estrés. Es más frecuente en las mujeres, sobre todo en la edad madura. Las complicaciones son escasas y los pacientes se recuperan en pocas semanas.

Síntomas de un infarto

– El dolor es como una opresión o un peso intenso en el centro del pecho.

– La molestia es continua, no aumenta al palpar la zona y no varía con los movimientos ni la respiración.

– Aparece de improviso, sin causa aparente, en reposo o mientras duermes.

– Se acompaña de dificultad para respirar, sudor frío, mareo, desvanecimiento o palpitaciones.

– Tu riesgo es mayor si sos fumador, tenés alto el colesterol, la tensión o el azúcar. Alguien de tu familia ha sufrido un infarto previamente.

En qué deben fijarse las mujeres

La diferencia entre los síntomas típicos del infarto femenino frente al masculino no solo la marca un dolor en el pecho que suele ser más leve.

– Las molestias pueden localizarse en zonas menos típicas como en la espalda o en la boca del estómago, lo que aumenta el riesgo de error en el diagnóstico.

– Es más usual que, ante un ataque, tengan dificultad para repirar o mareo, síntomas poco específicos que pueden achacarse a alteraciones más leves.

– Presentan a menudo infartos “diferentes”, como el conocido por su sigla inglesa como “MINOCA”: en él no hay lesiones coronarias y puede ser debido, entre otras causas, a espasmos coronarios o embolismos.

– También pueden estar más acostumbradas al dolor en el pecho porque padecen con mayor frecuencia problemas otros trastornos de tipo osteomuscular, que provocan dolor en la zona.

Fuente: Saber vivir