jueves, abril 25

Qué esAkamasoa,la obra del PadreOpeka contra la pobreza que se imitó en Argentina

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El sacerdote es candidato al Premio Nobel de la Paz por su trabajo con los más necesitados en Madagascar y su modelo fue replicado a nivel local.

El padre Pedro Pablo Opeka fue nominado nuevamente al Premio Nobel de la Paz por su trabajo humanitario con los más necesitados en Madagascar, África. Allí trabaja hace 51 años y fundó Akamasoa, una ciudad montada sobre un basural donde rescató a 500 mil personas de la pobreza.

El Padre Opeka nació en el partido bonaerense de San Martín en 1948. Cursó el seminario en San Miguel y estudió en Europa, antes de llegar a la isla africana de Magadascar en 1976. Allí, se dedicó a ayudar a personas que vivían en condiciones precarias junto al vertedero de residuos de Antananarivo, capital de la antigua colonia francesa.

En 1989 impulsó la ONG Akamasoa por la que se crearon cuatro mil viviendas, un hospital y escuelas para educar a 13 mil jóvenes. Allí hoy viven unas 29 mil personas y se calcula que sacó de la extrema pobreza a 500 mil.

Su modelo para erradicar la pobreza extrema a través de la nutrición, estimulación, educación, trabajo y disciplina fue replicado en Argentina por Gastón Vigo Gasparotti, quien tras un viaje a Madagascar en 2018 decidió concretar el sueño de Opeka en el país natal del sacerdote.

Akamasoa Argentina es una extensión de la obra nacida en Madagascar. En lengua malgache significa ‘buenos amigos’ y replicamos lo que hizo el Padre Opeka en África, desde el inicio hasta el final de la vida, basándose en la educación, trabajo y disciplina”, cuenta Gastón Vigo a minutouno.com

Su primer contacto con la obra del Padre Opeka fue gracias a una nota periodística en la que el sacerdote sostenía que “lo peor que se le puede hacer a un pobre es darle un plan social”. A partir de ese momento, se interesó por su trabajo hasta que se conocieron personalmente en 2018.

El Padre Opeka es conocido también como

El Padre Opeka es conocido también como «Albañil de Dios», «El Apóstol de la Basura» y «La Madre Teresa con pantalones»

“Fue durante una conferencia en la que su testimonio, tan potente, auténtico y verdadero, me cambió la vida. Ahí lo escuché decir ‘si vas a ayudar, ayudá hasta el final. No podés ayudar hasta un determinado momento, hay que cuidar a la gente de cuerpo y alma”.

Fue entonces cuando Gastón renunció a su trabajo – es Doctor y Magíster en Economía y Licenciado en Administración de empresas-, dejó las comodidades de su vida cotidiana y se puso en contacto con el sacerdote para emprender su viaje a Madagascar y aprender las bases de su modelo de trabajo en primera persona.

El padre Opeka junto a Gastón Vigo Gasparotti en África

El padre Opeka junto a Gastón Vigo Gasparotti en África

Fue un viaje largo, además de las 36 horas de vuelo, pero muy emocionante”, recuerda. “Uno va con todos los miedos e inquietudes y no quiere molestar. Era diciembre, se terminaba el año, pero él me enseñó con la prudencia de alguien que sabe que no lo sabe todo, y una capacidad de ponerse en el lugar del que quiere aprender”.

La obra del Padre Opeka, sostiene Gastón, no hubiese sido posible sin el compromiso de la gente que decidió salir del basural. Allí, conoció las dramáticas historias de los lugareños de las que rescató el espíritu humano para cambiar su realidad.

“Una de las colaboradoras de Pedro, Tusu, tenía 9 años cuando a raíz de constantes jaquecas le hicieron estudios y le descubrieron decenas de gusanos en el cerebro por comer de la basura. Hoy es profesora de Francés y lidera el área financiera de Akamasoa”, recuerda Gastón.

Otra historia fue la de Yanette, una beba cuya parte de su cuerpo había sido comido por roedores: “Vivía en una cueva debajo del basural. Hoy terminó sus estudios, tiene su trabajo y una alegría, simpleza y amor hacia el próximo. Ellas son mis heroínas”.

«Hoy el Padre Opeka es para mi un hermano. Tengo el privilegio de estar todos los días en contacto con él, de contarle los triunfos y los fracasos y que me responda con toda su sabiduría y humildad», resalta el fundador de la ONG contra la pobreza en Argentina.

Cómo nació y qué es Akamasoa Argentina

Tras el viaje a Madagascar, en 2019 Gastón Vigo puso de pie la ONG en el país. Akamasoa Argentina frecen un programa de guarderías, jardines infantes y oficios, y en diciembre de 2020 lograron comprar cuatro hectáreas donde planean construir las primeras viviendas. “Lo primero que tuve que hacer fue despertar el coraje, hacerles entender que en este trabajo todos somos pilares, que es un combate codo a codo, una rabia y una pasión por abrazar esa pobra y salir juntos de esa situación con un trabajo diario y permanente”, menciona.

Sin embargo, como describe, “no hay una fórmula mágica” para lograrlo: “En Argentina la realidad de la pobreza es dramática y vergonzosa. Es un país donde no faltan alimentos y los niveles de pobreza asustan”.

Se calcula, en promedio, que en Argentina se demora 6 generaciones en salir de la pobreza. Y los números concretos son más escalofriantes: el 63,4% de los menores de 17 años son pobres y el 50% de los alumnos no concluye la secundaria.

Existen en el territorio 4.100 villas de emergencia en las que viven 650.700 familias, de las cuales el 72,6% no cuenta una conexión formal de electricidad, el 98% no tiene cloacas y el 95% no posee agua corriente, según datos recolectados por la ONG.

Para Gastón, la pobreza “es un dilema prioritario a resolver en Argentina. Hay que cambiar de forma inmediata y radical en todos los sectores de la sociedad, no solo en la política”.

El mundo evolucionó y en ese sentido soy esperanzado. Si en Argentina se discute el tema con seriedad, tal vez yo no lo vea, pero puede cambiar. Si no se modifican las conductas que tenemos, el futuro va a ser bravo. Ya lo es», proyecta el fundador de la ONG en Argentina.

«Hay que cambiar la mirada egoísta, miope, de que si las cosas no nos afectan, miramos para otro lado sin darnos cuenta de las consecuencias directas e indirectas que eso conlleva.

“Lo peor que se le puede hacer a un pobre es darle un plan social”

La frase del Padre Opeka sobre las ayudas sociales de dinero por parte de los Gobiernos causó un cimbronazo en Gastón.

“Nadie va a estar de acuerdo con que alguien muera por desnutrición. Pero la ayuda debe ser pensada, que no dañe. El asistencialismo rompe con la dignidad de las personas, las pone de rodillas para que alguien se aproveche de ellos”, sostiene y ejemplifica: “Es como si te quebraran una pierna y la columna, pero después te dieran una silla de ruedas. Sí, está bien, pero primero me quebraste”.

“Un plan social sin contraprestación no para de generar más pobres”, resume.

En ese sentido, resalta que Akamasoa no es una organización partidaria y pone como premisa: “Si vas a ayudar, no preguntes religión, ideología o nacionalidad. Ayudá y listo. Nosotros promulgamos el defender y ayudar a la gente a salir adelante. No buscamos generar divisiones porque no nos interesa ni tenemos tiempo, el que esté dispuesto a trabajar, bienvenido sea”.

Cinco frases inspiradoras del Padre Opeka

  • “El hombre es su espíritu en cada barrio”
  • “Si no vas a trabajar, quién lo va a hacer por vos”
  • “Perdonar, olvidar y continuar”
  • “La lucha de la pobreza es un combate sin tregua y el combate es muy lento, agregarle lentitud es un crimen”
  • “Hay que tener la capacidad para ver en cada ser humano un hermano y una hermana, que no te de lo mismo”

Los proyectos de Akamasoa Argentina para el 2021

La pandemia no le dio respiro a la pobreza ni puso en stand by la ayuda humanitaria de la organización. A partir de la compra de las cuatro hectáreas en Lima, Zárate, provincia de Buenos Aires, Akamasoa Argentina se propuso urbanizar la zona mediante la construcción de viviendas. Con los hierros ya comprados, preparan el terreno para armar los primeros estribos y levantar el barrio.

Gastón junto a Carlos Semik, Jorge Mustar, Luba y Lucía Opeka, fundadores y miembros del consejo asesor de Akamasoa Argentina

Gastón junto a Carlos Semik, Jorge Mustar, Luba y Lucía Opeka, fundadores y miembros del consejo asesor de Akamasoa Argentina

Cómo viven determina las consecuencias en la salud y en sus vidas. Uno nunca se acostumbra a escuchar los casos de violencia familiar, de abuso, violencia de género y las muertes producto de vivir en condiciones indignas, como una criatura de dos años que falleció la semana pasada por no tener un diyuntor”, menciona. “Los golpes no solo son en el cuerpo sino también en el alma, cuando pasan hambre es duro y cuando lo cuentan aun más», agrega.

Sobre el futuro en el país, expresa: “Me niego a cree que la pobreza es una fatalidad. Se puede vencer, estoy convencido y tengo la esperanza de que el pasado de una persona no debe ser su destino”.

En ese sentido, Gaston Vigo Gasparotti desde Akamasoa argentina, invita a sumarse a quienes crean en la unión y pueda ayudar desde su lugar: “Los argentinos tenemos tantas diferencias, en algo nos tenemos que poner de acuerdo”, finaliza.