viernes, marzo 29

¿Quién cuida a Cristina?Una investigación y un sistema de seguridad dignos de un estado primitivo

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Nota extraída de TN por Carlos Pagni

Las deficiencias se reflejan en las increíbles incógnitas que va dejando el curso de la investigación.

En el telón de fondo del ataque a Cristina Kirchner aparecen reiteradamente, como suele pasar con tantos temas, las enormes deficiencias que tiene el Estado en la Argentina. Más paradójicas todavía porque tenemos una clase política estatista con un Estado que no funciona.

Cuando uno mira, por ejemplo, el sistema de seguridad que rodea a la vicepresidenta aparecen grietas, hace agua por los cuatro costados, yla investigación de este caso también presenta incógnitas increíbles.

Primero, no hay cámaras en la esquina donde vive Cristina Kirchner. Se supone que la instalación de cámaras de seguridad en las ciudades no son solamente un negocio del proveedor, se supone que es un dispositivo indispensable para la ciudad de los vecinos. Como ella decidió no tener cámaras porque no quiere que “la espíen”, esa zona de la ciudad de Buenos Aires en Recoleta carece de las cámaras que tienen los demás barrios. Si alguien es vecino de Cristina o tiene que pasar por ahí de día o de noche expuesto a un robo, un ataque tiene que resignarse porque ella decidió que ahí va a haber menos seguridad que en el resto de la ciudad.

¿Quién cuida a Cristina Kirchner? Una investigación y un sistema de seguridad dignos de un estado primitivo

Tampoco admitieron las cámaras que funcionaban alrededor de las manifestaciones en la casa de Cristina cuando estaba la Policía Metropolitana cuidándola. Nos cansamos de ver quejas, porque desde los balcones de los vecinos se custodiaba la zona por las dudas de que apareciera un atacante, que finalmente apareció cuando no había ningún dispositivo de este tipo de control.

De más está decir que tampoco estaba el jefe de la custodia, lo que lleva a pensar si hay un entramado detrás de esto que hacía que en caso de que hubiera algún cerebro oculto manejando todo este episodio del ataque supiera que no iba a estar el jefe de la custodia, el comisario Diego Carbone ese día.

Además, falta en la investigación el tema clave. Lo poco que vamos sabiendo surge del teléfono de Brenda Uliarte, la novia de Sabag Montiel, del teléfono de Agustina Ruiz, la amiga de la novia. Pero el teléfono clave, el teléfono de Sabag Montiel, fue destruido. ¿Hay sanciones para quienes tenían que custodiar ese teléfono y no lo pudieron custodiar? No lo sabemos, sigue siendo el Estado que funciona de esta manera. Pero lo más increíble de todo es lo que sucedió en el departamento del atacante.

Cristina Kirchner junto a Diego Carbone, su jefe de seguridad, en la puerta de su casa. El día del ataque no estaba. (Foto: DyN).
Cristina Kirchner junto a Diego Carbone, su jefe de seguridad, en la puerta de su casa. El día del ataque no estaba. (Foto: DyN).

El departamento del atacante fue allanado por la policía para ver con qué se podían encontrar, indicios materiales que reconstruyeran la vida de él y, en todo caso, la vinculación con el delito. Cuando se fueron los que allanaron el departamento por orden de la jueza María Eugenia Capuchetti, no fajaron el lugar, a tal punto que el vecino de la planta baja que es el dueño del departamento que se lo alquilaba a Sabag Montiel iba a darle de comer a los gatos que había en el departamento. En determinado momento dijo “yo acá veo cosas que pueden interesarle a la justicia” y avisó y ahí se hizo un segundo allanamiento sin que estuviera fajado el departamento.

¿Alguien sacó cosas de ahí? ¿Alguien puso cosas ahí para desviar la investigación? No lo sabemos. Un hecho gravísimo, el ataque todavía misterioso a la vicepresidenta de la Nación y una investigación y un sistema de seguridad que rodea a alguien que además se siente agredida todo el tiempo que aparentemente responde al sistema estatal de una tribu primitiva.