Quién es el cirujano cardiovascular argentino que fue elegido entre los 7 sabios de la humanidad en Atenas

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Nota extraída de Clarín por Penélope Canónico

Federico Benetti, de 76 años, hizo su primera cirugía en 1978 y a lo largo de su carrera operó a unos 6.000 pacientes. Hoy sigue investigando y encontrando la forma de volver a revolucionar el tratamiento de la enfermedad coronaria.

Un cirujano argentino fue elegido como uno de los Siete Sabios de la década de oro de la Cirugía Cardiovascular en el Siglo XX por su sabiduría y sus aportes científicos en el mundo. Es la primera vez que se hace este reconocimiento en la Historia de la Medicina y el documento quedó estampado con su firma el pasado 28 de mayo en el Antiguo Parlamento Griego de Atenas, la cuna de la civilización.

Se trata del rosarino Federico Benetti (76), quien en sus 52 años de profesión cambió la historia de la cirugía coronaria y cardíaca. Tiene 27 patentes de invención en USA y es el único Cirujano Cardíaco en el mundo que cuenta con 2 patentes de invención en Técnicas de Cirugía de Corazón: la de MIDCAB y XIPHOID APPROACH. Con esta última, realizó la primera Cirugía Coronaria Ambulatoria del Mundo. La hizo en Rosario, en La Fundación Benetti que él mismo fundó.

“La sensación de entrar al viejo Parlamento de Atenas fue lo más fuerte que sentí a lo largo de mi carrera. Para mí, representa un cambio de paradigma importante porque en ese lugar se inscribe la medicina en la historia de los filósofos. Este reconocimiento representa el broche de cierre de mi trayectoria en la cirugía coronaria”, reconoce en diálogo con Clarín.

Así como René Favaloro, desde Cleveland, contribuyó al desarrolló del by-pass, Benetti se suma a la lista de los argentinos que revolucionaron el plano de los avances cardiológicos. El evento, Seven Wise Cardiac Surgeons of de Golden Decade of the 90s, fue promovido por la comunidad científica de cirujanos cardíacos griegos y dedicado a quienes dieron forma a esta especialidad en la modernidad a través de sus innovaciones y dedicación al progreso.

El número 7 representa mucho más que un valor numérico. Desde los siete sabios de la antigua Grecia hasta los siete cirujanos cardíacos pioneros de la era dorada de 1990, la cifra se asocia con grandes logros y avances científicos. El simbolismo también reside en los 7 días de la Creación, los 7 colores del arcoíris y las 7 principales notas musicales.

Benetti ya es uno de los Siete Sabios de la humanidad tras ser condecorado en Atenas.

Benetti ya es uno de los Siete Sabios de la humanidad tras ser condecorado en Atenas.

Una historia a corazón abierto

La historia de Benetti, que nació el 29 de noviembre de 1947 en Rosario, comenzó a escribirse cuando eligió ser cirujano cardiovascular, algo que tuvo claro desde sus 14 años. En 1978 operó a su primer paciente de cirugía coronaria sin la utilización de la circulación extracorpórea en el Hospital Español de Rosario.

“Mi papá fue el primer cirujano cardiaco que hizo una operación a corazón abierto en Argentina, en 1958. Tenía un Instituto con un departamento experimental donde me enseñó cómo mantener vivo, latiendo, el corazón de un sapo. Ahí empezó todo. No me interesaba ser médico. Nunca tuve dudas de que quería ser cirujano cardíaco. Entrené en Brasil y a los 24 años hice mi primera operación de corazón. Siempre trabajé obsesivamente”, describe ante este medio.

Es considerado el padre de la Cirugía con el corazón latiendo y la cirugía Cardíaca Menos Invasiva del corazón. Operó a más de 6 mil pacientes con enfermedades cardiovasculares y recibió innumerables menciones en todo el mundo, entre ellos recibió en 1998 un premio en la Academia de Ciencias y Artes de Chicago por su invento del estabilizador mecánico a los 100 inventos que modificaron la vida del hombre.

También, exportó y formó con sus técnicas a numerosos cirujanos en todo el mundo y creó centros en 45 países. Por sus inventos, no cobra ningún royalty ya que fueron cedidos a la compañía CTS (Cardiothoracic System), lo cual le permitió visibilizar su trayectoria a nivel global. En la Isla de Cos, donde nació Hipócrates, una placa lleva su nombre desde 2008.

Su primera publicación científica fue en la Revista de la Sociedad Argentina de Cardiología fue en 1980. En 1989, fundó junto al japonés Jerry Wada Cirujano y a varios especialistas de países en OSAKA, la Sociedad Internacional de Cirugía Cardiotorácica (ISCTS).

El acto de condecoración entre los que estuvo Francisco Benetti.

El acto de condecoración entre los que estuvo Francisco Benetti.

El 31 de enero de 1994 marcó quizá el momento de su consagración que le permitió fundar la primera compañía en Silicon Valley por intermedio de la cual desarrolló todos los inventos que le permitieron que estas operaciones sin circulación extracorpórea lleguen a millones de pacientes a lo largo y ancho del planeta.

«Realicé, por primera vez en el mundo, en el Sanatorio Colegiales de Belgrano, una operación coronaria en forma menos invasiva, es decir, un by-pass coronario utilizando una pequeña incisión lateral y una cámara de video creando la técnica de MIDCAB cuya patente tengo en USA», señala.

En 1996, fundó la Sociedad Internacional de Cirugía Cardiaca Menos Invasiva (ISMICS) y en 1990, la Fundación Benetti con aportes personales con el objeto de fomentar la investigación, la docencia y el enriquecimiento de la ciencia médica en la rama de la cardiología y la cirugía cardiovascular.

Sin frenos

Benetti se mueve de un lugar a otro, pero necesita ordenar sus tiempos. Su actividad internacional le demanda un trabajo a un ritmo vertiginoso que sabe manejar. Hoy, busca consolidar su Fundación para seguir explorando el mundo desde ese sitio.

En este escenario, está desarrollando una técnica de cirugía coronaria ambulatoria y un nuevo separador para su adaptación mundial. “Quiero cambiar la forma y la estructura de cómo se hace el tratamiento integral de la enfermedad coronaria. En Japón, abrimos la primera clínica porque tiene la ley más avanzada y nos permite hacer stem cells o células madres más primitivas”, enfatiza.

Y pone el acento en nuevos desafíos. «En 2005, inyecté células fetales en pacientes moribundos con insuficiencia cardiaca terminal, que tenían una expectativa de un año de vida. Fui el ejecutor del estudio por mi trabajo previo con células madres. Observamos la efectividad de las células que nos permitieron obtener en 40 meses el 66 por ciento de sobrevida. Dichos pacientes vivieron un promedio de 6 años; uno de ellos vivió 14 años”, finaliza para referirse a lo que considera el “santo grial” de las células madre que puede cambiar la historia de la medicina y el paradigma de la humanidad.