Reincidente: Dolores Etchevehere también tomó hace 15 años el campo de “Don Segundo Sombra”

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La mujer participó en 2005 de la ocupación de un campo en San Antonio de Areco sobre el que Segundo Güiraldes, su esposo, también reclamaba una herencia

La disputa con sus hermanos por el campo en Santa Elena, Entre Ríos, destapó algunos detalles que revelan un poco más sobre la vida y el comportamiento de Dolores Etchevehere.

En octubre de 2005, la protagonista de la actual disputa acompañó a su esposo, Segundo Güiraldes, en la usurpación de la estancia “La Porteña”, un pintoresco establecimiento rural que se hizo célebre porque allí se escribió el libro “Don Segundo Sombra”, un clásico de la literatura gauchesca argentina.

El conflicto fue denunciado por una sobrina del famoso escritor Ricardo Güiraldes, Rosaura, que acusó a su primo Segundo de irrumpir en el casco rural con un grupo de personas armadas que no la dejaban entrar a pesar de que ella aseguraba ser la heredera legítima.

El caso tiene increíbles semejanzas con lo que sucede hoy: Rosaura denunció por “usurpación” a su primo, quien “viviría en la casa con su esposa, Dolores Etchevehere, y una guardia armada que se rota, además de algunos peones”.

Según contó por entonces Rosaura, alguna vez estuvo en tratativas con Segundo para venderle “La Porteña” por un millón de dólares. Esa oferta es el origen de la ocupación, ya que Segundo sostiene que llegó a hacer algún pago. Su prima indicó lo contrario: “Que presente los comprobantes —desafió Rosaura— Yo ya quisiera que la Justicia reaccionara. No queremos que las cosas terminen mal”.

Lo cierto es que en una carta documento que Matías Young, el abogado de Rosaura, mostró a Clarín, Segundo argumentó haber ocupado la estancia para preservarla, porque no había nadie.

Según explicó Young, Rosaura desistió de la venta y le dijo a Segundo que, según las últimas tasaciones, el precio actual de las 150 hectáreas con el casco declarado monumento histórico nacional es de 1,7 millones, lo que ponía el precio de la hectárea en 11.333 dólares: un valor que conjugaba la historia de la estancia con el precio de las tierras de la zona en ese momento. La hectárea de un campo sin instalaciones se cotizaba alrededor de los 10 mil dólares, especialmente luego del desembarco de la familia Pérez Companc, que invirtió en esa región del noreste bonaerense.

La guerra judicial entre estos parientes tiene ribetes polémicos como en el caso de los Etchevehere. Primero Rosaura tuvo un conflicto con otro primo segundo, Manuel José Güiraldes, quien abrió en la estancia un hotel cuando Lourdes era la dueña. A la muerte de Lourdes, Manuel dijo que un contrato le permitía seguir allí hasta el 30 de julio de 2005, cuando finalmente dejó el lugar en medio de una disputa legal con Rosaura.

La usurpación del matrimonio Güiraldes- Etchevehere duró tres meses; se fueron –seguramente avisados- el día antes que funcionarios judiciales llegaron para desalojarlos.

Rosaura falleció en 2014 y el litigio sucesorio todavía se dirime entre un socio de ella y otro miembro de la familia, José Smith Estrada Gúiraldes.

En “La Porteña, que hasta el coronavirus ofrecía alojamiento de turismo rural, está intacta la biblioteca de Ricardo Güiraldes, en la habitación que ocupaba el escritor (que murió antes que su padre y por eso nunca fue dueño de la estancia), además de muebles de valor sentimental e histórico.