El Gobierno de Boris Johnson se unió a las críticas que Joe Biden proclamó ayer hacia Vladimir Putin y las tensiones con Occidente continúan empeorándose

Desde el Reino Unido se afirmó que, a raíz de las formas de manejarse del ejército ruso en Ucrania, hay “pruebas muy, muy sólidas” para asegurar que se han cometido crímenes de guerra. Este término fue noticia el último miércoles, debido a que Joe Biden calificó a Putin como “criminal de guerra“, algo que cayó muy mal desde Moscú.

A diferencia de Biden, desde el Reino Unido no se lo catalogó directamente al presidente ruso como un criminal de guerra, pero la ministra de Exteriores Liz Truss expresó que ese tipo de delitos se estaban cometiendo en Ucrania y que él era el principal responsable.

“En última instancia, corresponde a la Corte Penal Internacional decidir quién es o no un criminal de guerra, y a nosotros aportar las pruebas“, agregó la ministra, en diálogo con la BBC.

Los dichos de Biden cayeron muy mal en el Gobierno ruso. Se calificó como “inaceptables e imperdonables” los dichos del presidente de Estados Unidos sobre Putin. Por el momento, desde el Kremlin no se pronunciaron con respecto de las afirmaciones británicas pero, en este contexto, se puede imaginar que tampoco fueron bien recibidas.

En medio de un intento de llegar a un plan de paz por parte de Ucrania, las relaciones entre Rusia y muchos países de Occidente, lejos de aliviarse, parecen aumentar sus tensiones. Las declaraciones de los altos funcionarios del Reino Unido y de Estados Unidos son claros ejemplos.