Revolución en Wall Street: admiten que el cambio climático afecta al sistema financiero

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Revolución en Wall Street: admiten que el cambio climático afecta al sistema financiero

Si sigue siendo cierta la máxima que afirma que los mercados financieros siempre se anticipan a los movimientos de la economía real, lo que acaba de pasar es realmente revolucionario. Porque un informe de uno de los máximos organismos de control de Wall Street alerta sobre el peligro del cambio climático en la estabilidad del sistema financiero. Y reconoce que, hoy por hoy, «Estados Unidos es el mayor problema».

Quien dio la voz de alarma sobre este inquietante futuro es la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), a cargo de regular los mercados de productos derivados de EEUU. El organismo llama a «actuar de manera urgente y decisiva» para enfrentar los desafíos que están por llegar.

A menos de dos meses de las elecciones presidenciales en las que se juega su cargo Donald Trump, un ferviente negacionista del recalentamiento global, hay que ser valiente para publicar un informe como este.

Porque lo más probable es que el presidente estadounidense desenfunde muy rápido su arma preferida (la cuenta que posee en Twitter) para disparar contra el estudio en cuestión.

Algo evidente

Sin embargo, lo que plantea el subcomité de la CFTC (que aprobó su publicación de forma unánime) es algo evidente para el resto del mundo, salvo para el actual gobierno estadounidense.

Este subcomité fue creado de manera bipartidista en 2019 para evaluar el potencial desestabilizador del recalentamiento global en el sistema financiero de EEUU, y hacer recomendaciones de política económica para minimizar ese impacto.

«Nosotros, los reguladores financieros, tenemos que reconocer que el cambio climático provoca graves riesgos emergentes para el sistema financiero estadounidense y que hay que actuar con toda urgencia y de manera decidida para evaluar, comprender y gestionar estos riesgos», afirma el informe.

Además, los miembros del subcomité reconocieron que el recalentamiento global ya está afectando todos los aspectos de la economía del país, algo que podría impactar en el bienestar de millones de familias estadounidenses, especialmente en las de menores ingresos o indigentes.

Para Nathaniel Keohane, uno de los autores del informe y miembro del Environmental Defense Fund (Fondo de Defensa del Medioambiente), «es clave que la CFTC haya reconocido que se trata de un problema real que debe ser tratado». El funcionario también puso el foco en que las conclusiones del trabajo fueron aprobadas por los miembros del subcomité, donde están representadas organizaciones tan variadas como las energéticas ConocoPhillips y BP, el banco Morgan Stanley y la ONG The Nature Conservancy.

Mercado de carbono

Bob Litterman, presidente del subcomité que redactó el informe y hombre del sector financiero (fundador de la administradora Kepos Capital), puso el énfasis en la necesidad de que el Congreso estadounidense regule un mercado de carbono con precios para reducir las emisiones de gases contaminantes e impulsar a los inversores a adoptar enfoques más ecológicos.

«Los mercados financieros son muy eficientes para asignar capitales, teniendo en cuenta los estímulos a los que se ven enfrentados. En estos momentos no disponemos de incentivos adecuados; por lo tanto, los capitales no circulan en la dirección correcta. Y los mercados no pueden cambiar esto por ellos mismos», indicó.

Entre las recomendaciones que se publicaron en el informe, se sugiere a la Securities and Exchange Commission, a cargo del control de los mercados financieros, que revise la manera en que las empresas declaran los riesgos climáticos a los que se enfrentan. La actualización de la norma, que data de 2010, ayudaría a «alcanzar una mayor coherencia en la divulgación tendiente a informar a los mercados».

«Estados Unidos es hoy el mayor problema. Europa y China siguen avanzando», advirtió Litterman, poniendo el dedo en la llaga del presidente Trump, quien seguramente no va a aceptar tan alegremente este comentario. Ni mucho menos una de las principales recomendaciones: que los reguladores públicos vuelvan a formar parte de los organismos internacionales que luchan contra el riesgo medioambiental e impulsen a los mercados financieros a cumplir con los objetivos climáticos definidos en los Acuerdos de París.