Riquelme empieza un nuevo capítulo con grandes desafíos: el poder y la administración

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El presidente que eligieron los socios asumirá su cargo entre errores, aciertos, apoyo masivo y una misión: decidir y delegar para que Boca crezca como institución.

Fueron 30.318 votos. Nunca antes en la historia del fútbol argentino, un candidato a la presidencia de un club había sumado tantas adhesiones, tanto respaldo. Ante este capital, se asoma una responsabilidad que es directamente proporcional. Juan Román Riquelme ya tiene lo que quería, y ahora lo deberá administrar. La elección histórica, que fue trampolín para el ídolo y escarnio para la oposición, inaugura un nuevo capítulo: el Diez y la gestión.

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Entre los desafíos que le esperan a Riquelme asoma uno que será determinante: el “campeonato económico” en un país en crisis será determinante. ¿Cuántos futbolistas de jerarquía internacional optarán por competir en Argentina? ¿Qué harán los jóvenes de la institución? Arturo Vidal y Valentín Barco, nombres propios como casos testigo de lo que está por venir. Pesos o dólares, esa es la cuestión…

La designación del primer técnico del Riquelme presidente también marcará el perfil del dirigente. El modelo que ensayó con Sebastián Battaglia o Hugo Ibarra condicionó a los entrenadores, y el límite de los roles del Consejo y los cuerpos técnicos se diluyó. Con Jorge Almirón, la frontera estuvo más clara, pero el DT dilapidó el cheque en blanco. Ni una final de Copa Libertadores le sirvió como ancla para conservar el cargo.

Diego Martínez, el elegido, obviamente deberá ser funcional al plan deportivo de Boca, pero la dinámica del plantel y la del Consejo tendrán que correr por caminos separados. Para unos, composición de plantel, logística y nexo con Riquelme, y para el técnico que ya trabajó en el club: el plantel, el equipo, sin ningún tipo de intromisión.

El exfutbolista ganó en una elección récord para el club y el fútbol argentino. (Foto: EFE)
El exfutbolista ganó en una elección récord para el club y el fútbol argentino. (Foto: EFE)

La Bombonera, “el patio de la casa” de Riquelme, no se toca. Eso votó el socio que validó lo que dijo Román. ¿Cómo ampliará el ídolo el estadio icónico? A las promesas históricas de compra de propiedades linderas se las llevó el viento; el vecino dijo “no”. La Bombonera futurista de Andrés Ibarra se derrumbó dentro de cada urna. Pero Boca tiene alrededor de cien mil socios que pretenden ir a una cancha con capacidad para (más o menos) cincuenta mil. La cuenta no da. Pero el Diez ahora es el presidente. Su oportunidad es una necesidad.

Párrafo final para la oposición, que eligió judicializar con argumentos válidos una elección que pedía debate futbolero y de administración. Y Riquelme, en el centro del ring, noqueó. Ahora que ganó la pelea, empieza el partido que soñó jugar desde que colgó los botines: el futuro de Boca está atado a sus decisiones, a cómo se va a rodear, a quiénes va a delegar, y a la pelota, por supuesto, que no estará debajo de su suela. Un equipo de fútbol logrado, en general, es la consecuencia de una buena administración. Ese es el gol para el Riquelme de hoy.