viernes, marzo 29

Robó un auto de colección de US$10millones y lo vendió: lo detuvieron 21años después

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Un Talbot-Lago de 1937

El ladrón se llevó el vehículo desarmado de un galpón, lo restauró, falsificó los papeles y lo hizo plata. Cayó en Europa.

Robó un auto de colección de US$ 10 millones y lo vendió: lo detuvieron 21 años después

El Talbot-Lago restaurado.

El Talbot-Lago T150 C SS es una de esas gemas únicas que entrega la historia del automóvil. De diseño vanguardista y súper elegante para el año de su creación, 1937, el modelo expuso lo mejor de la industria francesa en la época dorada previa a la Segunda Guerra Mundial.

De recorrido efímero, sólo se fabricaron 25 unidades, pero su exclusiva e ingeniosa carrocería, diseñada por Figoni y Falaschi, lo posicionó como un emblema de sofisticación de los años 30. La “gota de agua”, como fue bautizado este Talbot-Lago, con el tiempo se convirtió en uno de los clásicos mejor cotizados en el universo de los coleccionistas.

Algunas pocas unidades llegaron a los Estados Unidos antes de la última gran guerra, donde un empresario las usó para carreras locales. La obra de arte francesa devenida en auto de competición estaba equipada con un motor de cuatro litros con una potencia de 160 CV y una velocidad máxima muy respetable, casi 160 km/h.

A fines de los años 60, un empresario de Milwaukee, de nombre Roy Leiske, se encontró con uno de esos ejemplares, pero en estado de abandono. Decidió comprarlo y luego encaró una lenta restauración, ya durante los años 70, cuando los viejos modelos empezaron a cotizarse ante el creciente fervor por los clásicos. Pero Leiske nunca terminó de restaurar el Talbot-Lago, sino que lo mantuvo durante años en una vieja fábrica con la documentación original.

Talbot

Talbot

El 4 de marzo de 2001, el auto -que estaba desmontado- desapareció del galpón de Leiske junto con los papeles del modelo. Dos años antes, el propietario le había enseñado su ejemplar a unos interesados en comprarlo, pero lo curioso es que él no tenía intención de venderlo. De aquello se deduce que Leiske pudo haber caído en una trampa. El caso llegó al FBI y a Interpol; hasta la muerte del propietario, en 2005 a sus 93 años, no había rastro alguno del Talbot-Lago.

La pista europea del Talbot-Lago

El destinatario de todos los bienes de Leiske fue su primo, Richard «Skip» Mueller, quien también heredó el modelo hasta entonces desaparecido. Al propio Mueller lo fue a ver un hombre poco tiempo después de la muerte de Leiske con la excusa de comprarle algunas piezas del Talbot-Lago, aunque el verdadero objetivo había sido obtener su firma.

Aquel individuo que se acercó a Skip Mueller era nada menos que Christopher Gardner, quien –se supo luego- había robado el Talbot-Lago en 2001. Sus movimientos tenían que ver con una minuciosa estrategia de hacer suyo el modelo mediante la falsificación de los documentos.

Talbot

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Con aquella firma primero creó una documentación falsa en la que indicaba que el heredero del propietario, Robert Mueller, le había vendido el auto. Y luego, trascendió, habría convencido a un detective de la policía de Milwaukee para que registrara que el Talbot-Lago robado ya había sido recuperado y luego vendido. Con el cierre de aquel caso, en 2006 Gardner entonces envió el auto a Suiza y luego a Francia para que fuera restaurado.

El motor debía ser reparado por un especialista francés, pero al parecer Gardner no le pagó y no pudo recuperarlo. Así que tuvo que colocarle otro impulsor al que le modificó el número de serie para que cuadrara con el original. La idea era mantener el Talbot-Lago como una pieza de colección 100% auténtica para poder hacerse de una suma millonaria.

Gardner, el ladrón, finalmente vende el modelo a un coleccionista, de nombre Rick Workman, en el año 2015 por 7,6 millones de dólares. Su nuevo dueño había dado con el codiciado clásico a través de una empresa especializada en restauración de autos. Ese año, totalmente restaurado, el Talbot-Lago volvió a funcionar luego de 60 años parado.

Recuperan un Talbot de US$ 10 millones

Había sido robado en 2001


En 2016, cuando Rick Workman intentó registrar el modelo a su nombre en los Estados Unidos, no pudo hacerlo porque se descubre que el certificado y los documentos que presentó eran falsos Al DMV (Departament of Motor Vehicles) del Estado de Illinois le saltó una alerta en el sistema informático, lo que movilizó nuevamente a la policía, y también al legítimo propietario, Robert Mueller, y a un tal Joseph Ford III, un experto en recuperación de autos que era socio en la propiedad del Talbot-Lago.

Allí comenzó una batalla legal para hacerse del modelo. Por un lado, Workman sostenía que era suyo, dado que había pagado más de 7 millones de dólares. Por el otro, en 2017 Mueller y Ford demandaron a Workman, aunque en primera instancia una jueza determinó que había expirado el plazo legal para reclamar la propiedad del auto. Sin embargo, el Tribunal de Apelación discrepó.

Talbot

Talbot

Al mismo tiempo, apareció el motor que se había quedado el mecánico francés. Al parecer, éste intentó vendérselo a Ford y también a la compañía que le había vendido el modelo a Workman. Con la aparición del motor original se determinó que el número de serie había sido modificado.

El camino que la policía logró desandar llevó hasta el paradero de Gardner, que finalmente fue detenido en Suiza en diciembre pasado, ya con un frondoso prontuario en su haber. Entre otros cargos, se lo acusa de fraude electrónico y de transportar un auto robado. Incluso Gardner había llegado a estar con prisión domiciliaria en Italia durante 2021, pero logró escapar. Ahora fue extraditado a los Estados Unidos y se encuentra detenido por el FBI en Milwaukee.

Mientras tanto, la batalla legal para hacerse el exquisito Talbot-Lago continúa, aunque el auto actualmente se encuentra en el garaje de Workman. La lucha no es menor: quien se lo quede tendrá en su poder una joya de las que quedan sólo 16 unidades en todo el mundo, y por la que, estiman los especialistas, pueden llegar a pagarse hasta 10 millones de dólares.