San Francisco de Paula*
2 de abril
Nació
en un pueblecito llamado Paula, en Italia, en 1416. Cuando tenía unos
pocos años se enfermó gravemente de los ojos. Se encomendó junto con sus
padres a San Francisco y este santo le obtuvo de Dios la curación. En
acción de gracias se fue a los 14 años en peregrinación a Asís, y allá
recibió la inspiración de convertirse en ermitaño, dedicado a rezar y a
hacer penitencia.Se retiró a la montaña, y ahí
permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose
solamente de agua y de hierbas silvestres y durmiendo sobre el duro
suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres
siguieron su ejemplo. Francisco tuvo que fundar varias casas para sus
religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había
que cumplir siempre. Decía así: «Cuaresma perpetua». Esto quiere decir
que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que
antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.Miles
de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a
la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San
Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de
«hermanos menores», San Francisco de Paula les puso a los que
pertenecían a su comunidad el nombre de «hermanos Mínimos». El Divino
Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros,
de hacer curaciones, y el don de profecía.El Papa
Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo
para los que tienen que llamarles la atención a los gobernantes que
abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que
deberían emplear en favor de los pobres. Por muchos años nuestro santo
recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a las gentes. Y
en aquellos tiempos (como ahora) había alcaldes, gobernadores,
ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban
los dineros públicos para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y
conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. A ellos les iba
recordando San Francisco que a cada uno le dirá Cristo en el día del
juicio aquellas palabras que dijo en el Evangelio: «Dame cuenta de tu
administración».También les recordaba esta frase
del Apocalipsis: «He aquí que tengo y traigo conmigo mi salario. Y le
daré a cada uno según hayan sido sus obras». Todo esto hacía pensar muy
seriamente a muchos gobernantes y los llevaba a corregir los modos
equivocados de proceder que habían tenido en el pasado.El
santo logró convertir a Luis XI antes de su muerte. Este quedó tan
agradecido que nombró a Francisco de Paula como director espiritual de
su hijo, el futuro Carlos VIII, rey de Francia.Murió
el Santo, 2 de abril de 1507. El pueblo empezó inmediatamente a
proclamarlo como santo y los milagros empezaron a sucederse.Doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519.
COMUNIÓN DE LOS SANTOS
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