*San Francisco Solano*
18 de abril
Francisco
Solano, llamado «el Taumaturgo del nuevo mundo», por la cantidad de
prodigios y milagros que obtuvo en Sudamérica, nació en 1549, en
Montilla, Andalucía, España.Su padre era alcalde
de la ciudad, y el jovencito desde muy pequeño se caracterizó por su
habilidad en poner paz entre los que se peleaban. Cuando había algún
duelo a espada, bastaba que Francisco corriera a donde los combatientes a
suplicarles que no se pelearan más, para que hicieran las paces.Estudió
con los Jesuitas, pero entró a la comunidad Franciscana porque le
atraían mucho la pobreza y la vida tan sacrificada de los religiosos de
San Francisco. Los primero años de sacerdocio los dedicó a predicar con
gran provecho en el sur de España. Sus sermones no tenían nada de
rebuscado ni de elegante, pero llegaban hasta el fondo del corazón de
los pecadores y conseguían grandes conversiones. Es que rezaba mucho
antes de cada predicación.Primer contagio. Llegó a
Andalucía la peste del tifo negro y Francisco y su compañero Fray
Buenaventura se dedicaron a atender a los enfermos más abandonados.
Buenaventura se contagió y murió (y ahora es santo también) luego se
contagió también Francisco y creyó que ya le había llegado la hora de
partir para la eternidad, pero luego, de la manera más inesperada, quedó
curado. Con eso se dio cuenta de que Dios lo tenía para obras
apostólicas todavía más difíciles.Pidió a sus
superiores que lo enviaran de misionero al África, y no le fue aceptada
su petición. Pero poco después el rey Felipe II pidió a los franciscanos
que enviaran misioneros a Sudamérica y entonces sí fue enviado
Francisco a extender la religión por estas tierras. Fue una gran alegría
para su corazón.Y sucedió que una terrible
tempestad lanzó el barco contra unas rocas frente a Panamá y se partió
en dos. No había sino una embarcación para volver a tierra firme, y el
misionero prefirió aguardar allá en esos escollos con los esclavos
negros que él había venido instruyendo durante el viaje y acompañarlos
hasta que llegara otra barca a salvarlos. Y aprovechó esos tres días de
terror y peligro, para acabar de instruirlos y bautizarlos allí mismo.
Varios de ellos perecieron luego entre aquellas olas pero ya habían sido
bautizados.La pequeña embarcación los llevó a
unas costas inhospitalarias y allá pasaron días terribles de hambre y
peligros. Cuando los marineros se desesperaban lo único que podía
calmarlos era la intervención del Padre Francisco. Cuando había peleas,
al único que le hacían caso para dejar de pelear, era el Padre Solano.
Al fin lograron que un barco los recogiera y los llevara a la ciudad de
Lima.Fray Francisco Solano recorrió el continente
americano durante 20 años predicando, especialmente a los indios. Pero
su viaje más largo fue el que tuvo que hacer a pie, con incontables
peligros y sufrimientos, desde Lima hasta Tucumán (Argentina) y hasta
las pampas y el Chaco Paraguayo. Más de 3,000 kilómetros y sin ninguna
comodidad. Sólo confiando en Dios y movido por el deseo de salvar almas.Y
le sucedió en aquel gran viaje misionero, que lograba aprender con
extraordinaria facilidad los dialectos de aquellos indios a las dos
semanas de estar con ellos. Y le entendían todos admirablemente sus
sermones. Sus compañeros misioneros se admiraban grandemente de este
prodigio y lo consideraban un verdadero milagro de Dios. Pero lo más
admirable es que las tribus de indios, aun las más belicosas, y opuestas
a los blancos, recibían los sermones del santo con una docilidad y un
provecho que parecían increíbles. Dios le había concedido la eficacia de
la palabra y la gracia de conseguir la simpatía y buena voluntad de sus
oyentes.Fray Francisco llegaba a las tribus más
guerreras e indómitas y aunque al principio lo recibían al son de
batalla, después de predicarles por unos minutos con un crucifijo en la
mano, conseguía que todos empezaran a escucharle con un corazón dócil y
que se hicieran bautizar por centenares y miles.Un
Jueves Santo estando el santo predicando en La Rioja (Argentina) llegó
la voz de que se acercaban millares de indios salvajes a atacar la
población. El peligro era sumamente grande, todos se dispusieron a la
defensa, pero Fray Francisco salió con su crucifijo en la mano y se
colocó frente a los guerreros atacantes y de tal manera les habló
(logrando que lo entendieran muy bien en su propio idioma) que los
indígenas desistieron del ataque y poco después aceptaron ser
evangelizados y bautizados en la religión católica.El
Padre Solano tenía una hermosa voz y sabía tocar muy bien el violín y
la guitarra. Y en los sitios que visitaba divertía muy alegremente a sus
oyentes con sus alegres canciones. Un día llegó a un convento donde los
religiosos eran demasiado serios y recordando el espíritu de San
Francisco de Asís que era vivir siempre interior y exteriormente
alegres, se puso a cantarles y hasta a danzar tan jocosamente que
aquellos frailes terminaron todos cantando, riendo y hasta bailando en
honor del Señor Dios.San Francisco Solano misionó
por más de 14 años por el Chaco Paraguayo, por Uruguay, el Río de la
Plata, Santa Fe y Córdoba de Argentina, siempre a pie, convirtiendo
innumerables indígenas y también muchísimos colonos españoles. Su paso
por cada ciudad o campo, era un renacer del fervor religioso. Un día en
el pueblo llamado San Miguel, estaban en un toreo, y el toro feroz se
salió del corral y empezó a cornear sin compasión por las calles.
Llamaron al santo y éste se le enfrentó calmadamente al terrible animal.
Y la gente vio con admiración que el bravísimo toro se le acercaba a
Fray Francisco y le lamía las manos y se dejaba llevar por él otra vez
al corral.A imitación de su patrono San Francisco
de Asís, el padre solano sentía gran cariño por los animalillos de Dios.
Las aves lo rodeaban muy frecuentemente, y luego a una voz suya, salían
por los aires revoloteando, cantando alegremente como si estuvieran
alabando a Dios.Por orden de sus superiores, los
últimos años los pasó Fray Francisco en la ciudad de Lima predicando y
convirtiendo pecadores. Entraba a las casas de juegos y hacía suspender
aquellos vicios y llevaba a los jugadores a los templos. En los teatros,
en plena función inmoral hacía suspender la representación y echaba un
fogoso sermón desde el escenario, haciendo llorar y arrepentirse a
muchos pecadores. En plena plaza predicaba al pueblo anunciando
terribles castigos de Dios si seguían cometiendo tantos pecados y esto
conseguía muchas conversiones.Un día estando
predicando en una misa empezó a temblar. Las gentes quisieron salir
huyendo, pero él les dijo: «Si piden perdón a Dios, no les sucederá nada
malo». Todos pidieron perdón y nada malo sucedió aquel día allí. Otro
día en pleno sermón exclamó: «Por las maldades de estas gentes, todo lo
que está a mi alrededor será destruido y no quedará sino el sitio desde
donde estoy predicando». Y así sucedió años después. Llegó un terremoto y
destruyó el templo y todos los alrededores, y el único sitio que quedó
sin que le pasara nada, fue aquel desde donde el santo había predicado.En
mayo de 1610 empezó a sentirse muy débil. Los médicos que lo atendían
se admiraban de su paciencia y santidad. El 14 de julio, una bandada de
pajaritos entró cantando a su habitación y el Padre Francisco exclamó:
«Que Dios sea glorificado», y expiró. Desde lejos las gentes vieron una
rara iluminación en esa habitación durante toda la noche. San Francisco
Solano: pídele a Dios muchas bendiciones para América.
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