Serie Dark en Netflix: de qué se trata y por qué todos la están mirando

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Tras el fenómeno de Poco ortodoxa, Netflix apostó en julio por Dark, la serie de moda en la cuarentena por coronavirus en la Argentina.

Los estrenos del mes de Netflix, HBO y Amazon Prime Video, entre las principales plataformas de streaming, están siendo los mejores aliados de los argentinos durante esta cuarentena, especialmente aquellas nuevas temporadas de las series que nos dejaron esperando por más capítulos desde 2019.

 

¿Pero qué es lo que convierte a la primera serie original de Netflix en idioma alemán en un éxito en la Argentina? En el caso de Dark, la respuesta es sencilla: todo. Situada en la ficticia ciudad de Winden, la puntada inicial de la historia es el suicidio de un hombre (Michael) y la desaparición de un niño (Mikkel) en una tenebrosa cueva en medio del bosque.

Sin embargo, estos dos hechos terminan exponiendo una compleja trama de secretos y conexiones ocultas entre cuatro familias, que incluye una oscura conspiración de viajes en el tiempo que abarca tres generaciones. Si bien todo comienza en el año 2019, en esta serie coexisten tres tramas diferenciadas pero interconectadas entre sí: la de 1953, la de 1986 y la del presente.

Pero más allá de estas apasionantes y rebuscadas idas y vueltas entre las distintas etapas históricas, lo cierto es que Dark invita a reflexionar en torno a las distintas concepciones filosóficas del tiempo y sus efectos sobre los humanos.

El pilar conceptual de sus narrativas es la teoría del eterno retorno del alemán Friedrich Nietzsche, que muy básicamente consiste en aceptar que todos los acontecimientos del mundo, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras, se repetirán eternamente.

Su argumento es casi matemático: si la cantidad de fuerza que hay en el universo es finita y el tiempo infinito, el modo de combinarse dicha fuerza para dar lugar a las cosas que podemos experimentar también es finito. Sin embargo, una combinación finita en un tiempo infinito se repetirá… infinitas veces.

Los orígenes de esta teoría son mucho más antiguos, ya que sus primeros registros escritos se encuentran en la escuela estoica (siglo III a. C. – fines del siglo II d. C.), que planteaba una repetición del mundo en donde éste se extinguía para volver a crearse a sí mismo. Otro de los filósofos que resuenan en la trama de Dark es Immanuel Kant, quien sostenía que el tiempo no es otra cosa que la forma del sentido interno, una condición subjetiva que en sí misma: fuera del sujeto, el tiempo es nada. A diferencia de las temporadas anteriores, la tercera parte de Dark pone el énfasis a mostrar el árbol genealógico que conforma las familias interconectadas de Winden: Kahnwald, Nielsen, Tiedemann y Doppler.

Si bien ya existían cuadros sinópticos y gráficos subidos por aficionados a Internet, entender cabalmente la conformación de cada uno de estos grupos familiares es clave para comenzar a cerrar algunas de las múltiples incógnitas pendientes. Por otro lado, en esta tercera parte también se incorporan a la trama nuevos mundos al actual (el de Eva y el de Adán), por lo que ya no basta con comprender las acciones que suceden en los diferentes momentos históricos, sino también en estos distintos mundos.

Con ayuda de la música y la fotografía -dos puntos claves desde el primer episodio-, la tercera temporada de Dark provoca disfrute, adicción y consternación en partes iguales. Con un final categórico y concluyente, esta temporada permite a los seguidores de la serie encontrar respuestas a muchos de los interrogantes abiertos durante las temporadas anteriores. Así y todo, las preguntas y las ganas de reencontrarse con la complejidad de sus personajes seguirán latentes y a la espera de novedades.