jueves, abril 25

Sinopharm con una dosis:la apuesta argentina contra elCovid que deja en duda la inmunidad de los vacunados

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El Gobierno postergó 3 meses la segunda dosis. Ahora China admitió que sus vacunas protegen menos de lo previsto y no hay datos de la eficacia con una dosis. Además, el caso de la Sputnik y qué dicen los expertos.

Una trabajadora de la salud aplica a un hombre una dosis de la vacuna Sinopharm, en La Plata, este sábado. Foto: Xinhua

De los más de 5,3 millones de vacunados contra el coronavirus que hay en Argentina, sólo 727 mil han recibido las dos dosis. El 26 de marzo pasado, los 24 ministros de Salud del país tomaron la decisión de postergar un mínimo de tres meses la aplicación de la segunda dosis de las vacunas Sputnik V (Gamaleya), Vero Cell (Sinopharm) y Vaxzevria (AstraZeneca).

El mayor signo de pregunta sobre el poder de las vacunas en esa inferioridad de condiciones se da con la china, sin datos sobre cómo puede proteger con ese calendario de emergencia. Este domingo se sumó un nuevo elemento de incertidumbre: las autoridades chinas han admitido que sus vacunas son menos efectivas de lo previsto.

Si bien para la vacuna rusa el lapso de tres meses tampoco está indicado por sus fabricantes, ahí juega un dato a favor: la efectividad con la primera dosis es del 87 por ciento. En el caso de la Sputnik V hay, además, una dependencia de la disponibilidad del segundo componente, de más escasa producción. La vacuna de Sinopharm consiste en dos dosis iguales y la responsabilidad de cómo se administran es toda argentina.

El objetivo oficial de haber tomado esta decisión sanitaria es, ante la falta de vacunas, inmunizar a la mayor cantidad de gente vulnerable al menos con medio esquema, para hacer frente en lo inmediato a la nueva ola de Covid y tratar de evitar una letalidad alta.

Sin embargo, el plan tal como está pensado corre un riesgo, ya que sólo en el caso de la vacuna de AstraZeneca o su versión india (Covishield) la estrategia tiene un fundamento científicamente comprobado: la primera dosis logra un 76 por ciento de efectividad y la segunda potencia los anticuerpos al ser aplicada tres meses después.

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Los ministros que han consensuado la misma medida para todas las vacunas que se aplican en el país presumen que, por analogía, las otras dos marcas tendrían una respuesta inmunitaria similar. Pero cada una merece una explicación aparte.

En el caso de la Sputnik V, el plazo convencional entre una dosis y otra es de 21 a 28 días. Los directivos del Instituto Gamaleya aseguraron, en declaraciones públicas, que el intervalo podía extenderse hasta un máximo de dos meses. Aunque eso no está escrito. Menos escrito está que sea conveniente estirar el tiempo hasta tres meses o más.

A partir de la decisión de los ministros argentinos, el Gobierno le pediría a Rusia que dé prioridad al envío de primeras dosis, según explicaron a Clarín fuentes que tuvieron acceso a la reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) de fines de marzo.

Esto se da en un contexto en el que el segundo componente de la Sputnik V está en falta, tanto que el inconveniente ha motivado que Moscú inicie, el 29 marzo, los trámites de registro de la “Sputnik light”. Según Gamaleya, no es otra cosa que el primer componente de la Sputnik tradicional.

El caso de Sinopharm

En el caso de la vacuna de Sinopharm, la situación parece más compleja aún. Por un lado, fue desarrollada con una tecnología diferente a la de las otras dos, con virus inactivado, lo que a priori podría indicar la demanda de un refuerzo sin demoras, en los tiempos previstos por el laboratorio (4 semanas). Como no fueron publicados los resultados de fase 3, no se conoce la eficacia de la vacuna con una sola dosis ni su duración.

En base a la documentación que se recibió de China, la ANMAT decidió recomendar al Gobierno la aprobación de esta vacuna. La Argentina ha comprado cuatro millones de dosis, de los cuales aún se espera que arribe la mitad. Con ambas dosis tiene una efectividad del 79,3 por ciento.

El precedente de otra vacuna china, utilizada en Chile, sienta alguna inquietud. Una investigación de la Universidad de Chile sobre la CoronaVac -también hecha con virus inactivado- determinó que con una sola dosis logra una efectividad real del 3 por ciento, mientras que con la segunda sube al 56,5 por ciento. El país trasandino vive actualmente una explosiva segunda ola de Covid. Vacunó con una dosis al 38,1 por ciento de su población y con dos, al 23,5 por ciento.

Vacunación con dosis de SinoVac en Santiago de Chile. Foto: Reuters

Vacunación con dosis de SinoVac en Santiago de Chile. Foto: Reuters

La Vero Cell de Sinopharm por ahora es utilizada en 26 países: Bahrein, Bolivia, Camboya, Egipto, Guinea Ecuatorial, Gabón, Hungría, Irak, Jordania, Kirguistán, Laos, Macao, Mauritania, Montenegro, Marruecos, Mozambique, Namibia, Pakistán, Perú, Senegal, Serbia, Seychelles, Serbia, Emiratos Arabes y Zimbabwe, además de Argentina y el país productor.

El presidente Alberto Fernández habló el último viernes sobre el plan chino y aseguró que para los próximos días se espera la llegada del saldo de dos millones de vacunas que Argentina le compró a Beijing. Si se aplicaran todas esas vacunas como primeras dosis, los ya inoculados deberían esperar a que el Gobierno realice una nueva adquisición para completar los esquemas. Por el momento el contrato se agota ahí.

Hasta donde se informó, sólo dos países, además de Argentina, han decidido postergar las segundas dosis de las vacunas: Gran Bretaña, con la de AstraZeneca; y Canadá, con esa misma más las de Pfizer y Moderna.

Argentina está por encima del promedio mundial en la administración de al menos una dosis de vacuna a su población: 9,9 por ciento contra el 5,5 por ciento global. En la curva de las dos dosis, en cambio, ya se ubica por debajo: 1,6 por ciento local contra el 2,2 por ciento mundial. A partir de la política pública del Gobierno, esa brecha será cada vez mayor.

Qué dicen los expertos

Las opiniones de los infectólogos en cuanto a la conveniencia de aplicar el criterio dilatorio en Argentina están divididas. Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, considera que si bien no es la opción más feliz, resulta imperioso hacerlo debido a la escasez de vacunas. Es decir, tomar el riesgo para vacunar más rápido a más personas.

“No es adecuado, pero es necesario. Confío en la analogía con otras vacunas. Hay que terminar de inmunizar a 7,4 millones de adultos mayores antes del invierno para evitar muertes. El cuerpo tiene memoria y aunque el momento de la segunda dosis sea más tarde se puede completar la cobertura», afirma Debbag.

Viales vacíos de la vacuna de Sinopharm, en un centro de salud bonaerense. Foto: Xinhua

Viales vacíos de la vacuna de Sinopharm, en un centro de salud bonaerense. Foto: Xinhua

Al mismo tiempo, el experto aclaró: «En el caso de la Sinopharm el gobierno debería decir, de todos modos, que la segunda dosis no la dará a los tres meses sino en el menor tiempo posible. Y lo mismo tendría que hacer con la Sputnik”.

Arnaldo Casiró, jefe de Infectología del Hospital Alvarez, pone el énfasis en el problema de que la inmunidad decaiga en un tiempo hoy ignorado, y que eso termine fortaleciendo al Covid a través de nuevas mutaciones y variantes más agresivas. Es decir, el riesgo de que el pan de hoy sea el hambre de mañana.

“Nadie explica cuáles son las razones científicas en las que se basaron para hacer esto. Parece ser sólo tapar el agujero de la falta de vacunas. Pero puede ser muy peligroso”, dice Casiró.

Una tercera mirada es la de Eduardo López, infectólogo y asesor del Gobierno, que en sus consideraciones parte de esta base: nada de lo que se sabe de Sinopharm fue publicado aún. Es decir que esta vacuna china estaría en un estatus similar al que tenía la Sputnik V antes de que el paper de fase 3 se publicara en la revista The Lancet. Un limbo donde la evidencia objetiva transmuta en una opción subjetiva: confiar o no confiar.

A eso se suman las propias contradicciones oficiales. El contenido del Manual del Vacunador de Sinopharm, publicado el 28 de febrero por el Ministerio de Salud argentino, afirma: “La protección de la vacuna no es inmediata: la vacunación contempla una serie de 2 dosis y tomará de 1 a 2 semanas luego de la segunda dosis para considerar que la protección es adecuada”.

PS