El comandante de las fuerzas estadounidenses de aquel país mandó entregar (en mano, según un responsable militar estadounidense en Bagdad) una carta al número dos del ejército iraquí, en la que explicaba que respetaba “la decisión soberana [del Parlamento iraquí] que ordena [su] partida”.
De todas formas, el jefe del Estado Mayor en Washington anunció poco después que se trataba de un error y que la carta era en realidad un “borrador”.
Previamente, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, había negado que las tropas estadounidenses fueran a retirarse de Irak, explicando que “no hay ninguna decisión de abandonar Irak… No se ha tomado una decisión de abandonar Irak. Punto”.
Según indica el diario Clarín, en Bagdad, los comandantes de las facciones pro-Irán ya llamaron a sus combatientes a “estar preparados”.