Nota extraída de El Cronista por Silvia Mercado

Bajo la impronta del ex presidente, el bloque PRO tuvo un distanciamiento que ayer se intentó subsanar. Al levantarse la sesión, Cristian Ritondo conversó con cada uno para explorar cómo seguir. Pero las tensiones continúan.

Columna publicada originalmente en El Cronista

La relación entre el bloque PRO de la Cámara de Diputados y sus propios gobernadores está en su máxima tensión. Sobre todo, entre Ignacio “Nacho” Torres (Chubut) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), porque la dinámica de Jorge Macri (CABA) corre en general por otros carriles.

Ayer por la mañana, el titular de la bancada, Cristian Ritondo, mantuvo un zoom con todos los gobernadores de Juntos por el Cambio. Por el PRO, estuvo también Diego Santilli. Pero, además, fueron de la partida Miguel Angel Pichetto y Nicolás Massot (Hacemos Federal) y Rodrigo De Loredo (UCR).

La conversación fue fructífera, porque los diputados lograron convencer a los gobernadores de que retiren la propuesta de coparticipar el Impuesto PAIS y aceptaban seguir discutiendo sus propios recursos en un futuro paquete fiscal que, de todos modos, tendrá que pasar por el Congreso. Es, básicamente, lo que más preocupa a los gobernadores.

Claro que todo en el Congreso está atado con alambres. Un Gobierno inexperto con un Presidente cumpliendo agenda internacional, y una negociación en manos de un asesor presidencial que como dice uno de los líderes parlamentarios “no conoce nadie”, podía terminar mal. Y terminó mal. También para el PRO. 

¿Cómo sigue el PRO frente a la crisis del Gobierno?

Es que la bancada opositora más dialoguista, clave para que el proyecto llegara al recinto, representó mejor los intereses del Gobierno en el Congreso que el de los gobernadores, que desde el principio se respaldaron prioritariamente en Hacemos Coalición Federal. Los distancia el diagnóstico sobre el futuro y la estrategia  para transitar la relación con el Gobierno pero, sobre todo, las responsabilidades de cada uno en los próximos cuatro años.

Los gobernadores tienen que dar respuestas ya a sus votantes y pretenden reelegir en el 2027. Los diputados, referenciados en Mauricio Macri y Patricia Bullrich (que a su vez están peleados), se sienten obligados a regresar cuanto antes al poder, quizás sumándose al Gabinete como ya lo hizo la nuevamente Ministra de Seguridad.

La situación es incómoda para todas las partes. Ritondo llamó a los gobernadores del PRO ayer por la noche, luego de concluida la reunión que tuvo con Martín Menem y Santiago Caputo en la presidencia de la Cámara. Les aseguró que el Gobierno emitiría un comunicado agradeciendo el apoyo de quienes tuvieron una actitud facilitadora.

Pero después, el diablo volvió a meter la cola, difundiendo un listado de diputados que habían “traicionado” el compromiso tomado con el oficialismo para votar las facultades delegadas y las emergencias. “Eso se cumplió“, aseguró un vocero de los gobernadores del PRO ante El Cronista.

Según esa fuente “el Gobierno difundió una lista de diputados que votó en contra de la eliminación de los fideicomisos (FFFI y FFDP). Era un inciso menor en el paquete de la ley, que tampoco el Gobierno defendió a capa y espada. Son Fondos que financian obras públicas. Siempre supieron que iban a votar en contra porque la obra pública está paralizada hace seis meses y no hay un solo peso de transferencias que estén saliendo a las provincias”.

Lo insólito es que muchos diputados del PRO no están todavía al tanto de esa jugada, que enojó a los representantes de esas provincias y dejó mal parada ante la opinión pública al conjunto de la oposición dialoguista. Es el caso, por ejemplo, de un diputado que logró convencer al gobernador Torres, quien a su vez logró que hasta el diputado peronista por Chubut vote a favor de las facultades delegadas y las emergencias. Un verdadero aquelarre.

¿Cómo sigue la película?

Difícil saber cómo sigue esta película. En el PRO se curaron rápidamente en salud y salieron a respaldar el proyecto, bajando el tono del Gobierno y promoviendo un “debate de buena fe“.

Macri posteó a las 21.50 de anoche que “una vez más, como pasó durante mi gobierno entre 2015 y 2019, una parte de la política que decía estar comprometida con hacer una Argentina distinta, vota en contra al llegar al recinto. Impide, traba y retrocede. Pero a no aflojar: la gran mayoría de los argentinos están con el cambio, aunque algunos todavía insistan en desoírlos”.

En línea con el ex presidente, el diputado Martín Yeza escribió en la red social X que “el argumento de ‘viva el consenso carajo’ tiene un problema central: está desconectado de la crisis argentina. ¿Si negocias poder y negocias tus ideas a 50 días de haber asumido, y eso lo sostenés durante cuatro años como práctica, podrás llevar adelante alguna de las ideas por las que te votaron? … El método del consenso solo sirve cuando un país es próspero y estable, ahora estamos discutiendo cómo sacar a nuestro país del pozo profundo en el que está. Si la fórmula la supieran los que voltearon la ley ayer, la podrían haber aplicado antes. Entonces, ¿porqué vas a negociar con los que tienen las ideas que nos trajeron hasta acá?”.

En el PRO, ahora, no están seguros de qué conviene hacer. Como se dijo, diagnóstico y estrategia son distintas. Los gobernadores del PRO necesitan a la UCR en sus distritos, por eso no se van a distanciar de la UCR. Lo mismo sucede con los gobernadores aliados del PRO (Marcelo Orrego y Claudio Poggi) y con los radicales. Allí, como venimos diciendo en El Cronista, Juntos por el Cambio está más vivo que nunca.

Distinta es la visión de Macri y de Bullrich quienes, aunque no se hablan, coinciden con llevar al PRO a unas PASO con La Libertad Avanza en las próximas elecciones legislativas, y ayudar al Gobierno con sus cuadros profesionales en caso de que Milei lo requiera.

Si el vínculo entre Macri, el bloque PRO y los gobernadores se recupera o no, es una incógnita. La fragmentación, un elemento que Milei promovió para poder reinar, se está mostrando como un escollo complejo para generar gobernabilidad a un Gobierno en clara minoría parlamentaria.