domingo, septiembre 29

Un mínimo incidente con una lapicera dejó, otra vez, al desnudo el malhumor del rey Carlos III

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Días atrás el rey Carlos III había maltratado a un colaborador que demoró en correr un estuche de lapiceras del escritorio al que iba a sentarse. Él no se dignó a moverlo, apenas lo señaló en reiteradas oportunidades hasta que lo asistieron.

Un mínimo incidente con una lapicera dejó, otra vez, al desnudo el malhumor del rey Carlos III

Mientras el Reino Unido se prepara para los funerales de la fallecida reina Isabel II, el rey Carlos III, quien ascendió al trono el sábado pasado, protagonizó un nuevo momento incómodo que dejó al desnudo su malhumor. Otra nimiedad, tal como ocurrió días atrás, dejó en evidencia que al flamante rey no le sobra paciencia. Esta vez se enojó por equivocarse la fecha al firmar un documento.

Como era de esperar las imágenes se hicieron virales de inmediato.

En el video se puede ver al monarca británico a punto de firmar un libro de actas, cerrando así la ceremonia de ascensión al trono. Antes de estampar su rúbrica, el nuevo líder inglés tuvo que preguntar qué fecha era hoy martes: «¿Hoy es 12 de septiembre?», consultó. Frente a ese crucial interrogante, un asistente se vio obligado a corregirlo, aclarando que en verdad es 13.

Tal como sucedió días atrás, Carlos III volvió a tener problemas con su lapicera. Esta vez, no funcionaba como quería, y su enojo quedó registrado: «¡Oh, Dios, odio esto!», exclamó. En las imágenes se observa que el rey realiza un gesto con su mano, como si se hubiese manchado con tinta.

Tras protagonizar esta curiosa acción, llegaba el turno de la reina consorte, Camila, quien también padeció el desperfecto técnico: «¡Ah, mirá, esto va a todos lados!», se quejó.

«¡No puedo soportar esta maldita cosa! Lo que hacen cada vez. ¡Es apestoso!», insistió Carlos III.

Tres días antes, otra expresión visual del rey también se había hecho viral, al ser tildado de despectivo. Durante su proclamación en el Palacio de St. James, tuvo un gesto de molestia al exigirle a un ayudante que sacara el estuche con las lapiceras, para hacerle espacio en el escritorio.