02 de junio de 2020
Lejos de apaciguar los ánimos, el presidente Donald Trump amenazó a los manifestantes antirracistas con militarizar las calles y más represión.
Fiel a su costumbre el presidente de los Estados Unidos Donald Trump sumó ayer más tensión a la delicada situación que se vive en numerosas ciudades de ese país tras el asesinato de tinte racista a manos de la policía de Minneapolis ocurrido la semana pasada.
A las multitudinarias marchas a lo largo de todo el país para poner fin a la violencia policial y racista, el presidente Trump respondió con nuevas amenazas lo que se tradujo pocas horas más tarde en la jornada más violenta de las protestas que desató el asesinato de George Floyd.
Lejos de buscar apaciguar los ánimos Trump, que días atrás había calificado de «agitadores profesionales» a los manifestantes antirracistas ahora amenazó con desplegar al Ejército, reforzar la represión y detenciones más largas.
La respuesta llegó en forma de nuevas y cada vez más masivas protestas que en algunas ciudades, como Nueva York, derivaron en saqueos y nuevos enfrentamientos con la policía.
Varios de los locales ubicados sobre la Quinta Avenida, una de las más emblemáticas de Manhattan, fueron destrozados y saqueados después de las 9 de la noche cuando comenzó el toque de queda. Poco antes la policía había arremetido contra los manifestantes con gases lacrimógenos en un infructuoso intento por hacer cumplir el toque de queda.
Antes de amenazar con la militarización de las calles Trump trató de terroristas a los manifestantes antirracistas, habló de «terror doméstico», de «anarquía» y se fotografió con una biblia en la mano.
«Estoy movilizando todos los recursos federales, civiles y militares disponibles para detener los disturbios y los saqueos para poner fin a la destrucción y los incendios provocados y para proteger los derechos de los estadounidenses que respetan la ley», amenazó el mandatario.
Ayer por la mañana se conocieron los resultados completos de la autopsia realizada por las autoridades sanitarias a George Floyd y se confirmó que murió por «homicidio» debido a la «compresión del cuello» cuando un policía lo mantenía esposado en el piso y no ofrecía resistencia alguna.
En la vereda de enfrente de Trump el ex presidente Barack Obama respaldó las protestas. En su cuenta de Twitter Obama aseguró que «las protestas representan una frustración genuina y legítima de varias décadas por la incapacidad de reformar prácticas policiales y el sistema penal de justicia en su conjunto», y agregó que hay que «condenar a los pocos que recurren a la violencia» para protestar.
«Si queremos producir un cambio real, la elección no debe ser entre las protestas y la política, deben ser las dos. Debemos movilizarnos para concientizar y debemos organizarnos y votar para garantizar que elegimos a los candidatos que actuarán sobre esas reformas», aseguró, en referencia al año electoral que atraviesa el país.