lunes, octubre 14

Vulnerabilidad social: El paco es la tercera sustancia que más se consume en Salta

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Luego del alcohol y la marihuana, la pasta base es la droga por la que más se pide ayuda.Las adicciones golpean fuerte en la zona sudeste de la capital salteña.

La zona sudeste es una de las más afectadas por el consumo de drogas.

Las drogas hacen cada vez más estragos en los barrios de la ciudad de Salta. Recientemente se conoció la realidad de un grupo de mujeres y madres residentes en el barrio Siglo XXI, quienes manifestaron al borde de las lágrimas que ya no pueden transitar por las calles de algunas manzanas por la violencia, el cobro de peaje para circular y los enfrentamientos los fines de semana. La causa: los problemas de adicciones entre los jóvenes.

Según un informe de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones de la Provincia, entre enero y mayo de este año se recibieron 1.766 consultas en dispositivos especializados de la provincia, mientras que a lo largo de todo el año pasado habían sido 2.687.

Se estableció que la sustancia que más consumen quienes llegan a pedir ayuda es el alcohol, que representa un 83 por ciento de los casos. Le sigue la marihuana, con 68 por ciento. En tercer lugar está la pasta base: 65 por ciento. Luego se ubica la cocaína, con 13 por ciento. Los psicofármacos llegan al 12 por ciento y los inhalantes, un 9 por ciento.

Las estadísticas muestran que las sustancias más consumidas siguen siendo las legales, principalmente el alcohol, y el patrón más significativo es el policonsumo, es decir, de más de una droga: alcanza al 71 por ciento de los casos.

También se observa la tendencia a un inicio más temprano, ya que el 78 por ciento de los consultantes comenzó sus experiencias con drogas antes de los 18 años, y el 54 por ciento entre los 13 y los 15 años.

Con relación a la droga de inicio preponderante, el alcohol representa el 55 por ciento, la marihuana el 25, la pasta base el 7 y los inhalantes un 9%.

Esto significa que la sustancia que predomina sigue siendo el alcohol, aunque ha crecido la Cannabis sativa.

Poco más de la mitad de las personas con problemas de adicción, un 53%, registran algún antecedente familiar. También se detectó que se viene dando un incremento en las consultas por parte de mujeres, que son cerca del 20% del total.

Múltiples factores

El coordinador de Adicciones, Martín Teruel, destacó la importancia de tener siempre presente que para que una persona desarrolle un consumo problemático intervienen una diversidad de aspectos personales, familiares y comunitarios. Inciden la historia de vida de cada uno, los aprendizajes de conductas, las emociones, los pensamientos y las reacciones del entorno.

«Por lo tanto, también los procesos de cambio y recuperación requieren que se atiendan múltiples factores. No hay recetas ni soluciones mágicas. Es necesario estar dispuestos a perseverar y persistir a pesar de las dificultades y del tiempo que pueda llevar una recuperación», sostuvo.

El Ministerio de Salud Pública tiene dispositivos especializados para la atención de consumos problemáticos, tanto en la capital salteña como en algunos puntos del interior.

«Sin embargo, como hay muchas personas que no se acercan a consultar, estamos trabajando en procesos de descentralización de servicios desde la perspectiva de atención primaria de la salud», aseguró Teruel.

El funcionario añadió que para eso se están realizando días de atención en el centro de salud de San Ignacio y actividades en el centro de salud de Solidaridad.

Además, se trabaja en los asentamientos Virgen de Urkupiña, Israel y Gauchito Gil. También realizan acciones con los centros de salud de San Rafael y Villa San Antonio.

«Estos procesos preventivo-asistenciales se irán extendiendo a otros puntos», anticipó Teruel.

Cómo se trabaja en una  sala de desintoxicación 

En el hospital de salud mental Miguel Ragone funciona una sala de desintoxicación a la que, en general, llegan pacientes derivados de los dispositivos de consulta y orientación de la Secretaría de Adicciones, ubicada en la avenida Sarmiento 491.

El espacio tiene una capacidad de seis camas y la estadía promedio de los pacientes va de entre 10 a 15 días. En este período el objetivo es generar una primera instancia de recuperación física para personas que enfrentan cuadros complejos por el consumo de sustancias, para luego avanzar en una terapia integral.

«Manejamos esta cantidad por protocolos preventivos por la pandemia. Está garantizado el distanciamiento. En este momento hay dos mujeres y cuatro varones», explicó el subgerente del hospital Miguel Ragone, Ignacio Crespo.

El especialista añadió que tratan, en la medida en que una persona reciba el alta, de programar con anticipación el ingreso de otro paciente. La internación es voluntaria.

La pandemia empeoró el panorama. «Ha afectado negativamente a quienes tienen problemas de consumo y desencadenó la discontinuidad de los tratamientos, la dificultad en el acceso, algo que les ha ocurrido a todos los pacientes con enfermedades crónicas. Afortunadamente es algo que se está normalizando», analizó.

Crespo consideró que el problema de las adicciones a veces no tiene tanta presencia en los medios de comunicación pero representa una demanda permanente para el sistema de salud.

«Incluso la demanda que nosotros en general recibimos no es toda la que efectivamente hay que resolver. Hay una brecha entre lo que la gente necesita y el sistema puede ofrecer. No se llega a todos los lugares a los que uno podría llegar», sostuvo el subgerente del hospital de salud mental.

Agregó que continuamente se trabaja para disminuir esa brecha. Destacó que ofrecen la mayor cantidad de servicios posible y se procura que estén al alcance de los ciudadanos.

Son seis los dispositivos que dependen de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones de la Provincia que brindan tratamientos a personas con consumos problemáticos: el Centro de Integración y Tratamiento (Cedit) en la capital salteña, el Programa Puente, el centro Sumaq Kawsay que funciona en el hospital Joaquín Castellanos de la ciudad de General Güemes, el Centro Preventivo Asistencial Tinku en Orán, el Programa Puente Norte de Tartagal y el Centro Preventivo y Asistencia Valle, en Cafayate.

Algunas de estas instituciones son para la internación y otras para asistencia ambulatoria.

«Generar más espacios»

Frida Fonseca, actual secretaria de Gobierno, exconcejal, y quien ha realizado un amplio trabajo territorial relacionado con adicciones en la ciudad de Salta, expresó que la pandemia ha complicado muchísimo la vida de quienes tienen a un familiar con problemas de adicción.

«Las restricciones, los aislamientos, la situación crítica de la falta de empleo y la no presencialidad en las escuelas generó que muchos chicos hayan quedado fuera del sistema educativo. Son situaciones de alto riesgo que complican», explicó Fonseca.

Y añadió que: «Lo real es que hay que trabajar intensamente en la prevención. Hay que esforzarse muchísimo por lograr que en Salta contemos con más espacios para desintoxicación».

La funcionaria se refirió a la pasta base como la sustancia generadora de los cuadros más graves. «Destruye el proyecto de vida de los jóvenes. Hay muchos casos críticos de inseguridad que tienen vinculación con el consumo de pasta base», explicó.

Y mencionó que en la zona sudeste hay barrios que viven una situación crítica por las adicciones.

Hace un mes Fonseca se reunió con la secretaria de Sedronar, Gabriela Torres. «Hemos planteado un proyecto de cuatro espacios para desintoxicación e inclusión en un tratamiento de recuperación para personas con problemas de adicción. Es interesantísimo el proyecto que tiene la intendenta Bettina Romero y muy importante para la situación de Salta», refirió.

Para Fonseca hay que fortalecer, por un lado, la capacitación de las familias para que puedan a acompañar a la personas con problemas de adicción y sepan detectar precozmente la problemática, actuar y pedir ayuda. Por otro lado, considera que se deben generar más instituciones para desintoxicación y también espacios donde se puedan hacer deportes, capacitaciones, formación laboral. Eso haría que los chicos puedan acercarse a la inclusión social. Parar lograr este objetivo se requiere un trabajo intersectorial coordinado entre vecinos, organizaciones sociales, clubes e iglesias. «Una red social permitirá avanzar territorialmente», hizo hincapié.

«Los chicos tienen que encontrar un aspecto que los vincule a la educación y el trabajo… un proyecto de vida», recalcó.