Watergate: a 48años de la histórica renuncia de RichardNixon a la presidencia de EEUU

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El mayor escándalo de la política estadounidense provocó la primera y hasta ahora única dimisión de un mandatario de ese país.

El 8 de agosto de 1974, Richard Nixon presentó su renuncia a la presidencia de Estados Unidos y le dejó su puesto al entonces vicepresidente, Gerald Ford. Empujado a tomar esa determinación tras verse implicado en el caso Watergate, el mayor escándalo de la política estadounidense, pasó a la historia como el primer y hasta ahora único mandatario de ese país en dimitir.

Nunca he sido una persona que se rinda fácilmente. Dejar la presidencia antes de que mi mandato termine es algo que aborrezco profundamente desde lo más hondo de mi alma. Pero como presidente debo poner los intereses de Estados Unidos en primer lugar”, se lamentó en su discurso de despedida desde la Casa Rosada.

Watergate: el escándalo que obligó a Richard Nixon a renunciar a la presidencia de EEUU

En las madrugada del sábado 17 de junio de 1972, cinco personas fueron detenidas en las oficinas de la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, que estaban ubicadas en el edificio Watergate de Washington. Los encontraron revisando archivos, fotografiando documentos e intentando colocar dispositivos de escucha.

Carl Berenstein y Bob Woodward, los periodistas del Washington Post que destaparon el caso (Foto: Cordon Press).
Carl Berenstein y Bob Woodward, los periodistas del Washington Post que destaparon el caso (Foto: Cordon Press).

El trabajo que destapó el escándalo empezó ese mismo sábado, cuando deben declarar ante la Justicia los involucrados en violentar el edificio. En el juzgado estuvo presente uno de los personajes centrales de esta historia: el periodista Bob Woodward, quien junto a su compañero Carl Bernstein, ambos del diario The Washington Post, llevaron adelante una minuciosa y compleja investigación que desnudó el juego sucio de la política estadounidense y que les valió un Premio Pulitzer.

El primer indicio fue que uno de los detenidos era James W. McCord Jr., consejero de seguridad de la CIA y también coordinador de seguridad del Comité para la Reelección del Presidente. Con ese dato como punto de partido, lograron establecer un complejo mapa de conexiones entre esos espías y varias personas del entorno de Nixon.

Para eso resultó clave una fuente que Woodward y Bernstein mantuvieron en el anonimato durante más de 35 años. Recién en mayo de 2005 se conoció que el informante conocido como Garganta Profunda había sido Mark Felt, entonces Director Asociado del FBI. Las reuniones se llevaban a cabo durante la madrugada, en un oscuro estacionamiento de Washington.

A pesar del escándalo, Nixon ganó de manera contundente las elecciones presidenciales del 7 de noviembre de 1972. Sin embargo, no por eso la investigación del caso Watergate se detuvo. En enero de 1973 fueron condenados los cinco detenidos iniciales, así como también George Gordon Liddy y Everette Howard Hunt, quienes habían orquestado el espionaje en las oficinas del Partido Demócrata. Ambos agentes de inteligencia, que formaban parte del Comité para la reelección del presidente, fueron encontrados culpables de robo, conspiración y escuchas telefónicas ilegales.

Watergate: las cintas de la Casa Blanca

En julio de 1973, la investigación dio un giro inesperado luego de que Alexander Butterfield, asesor de la Casa Blanca, revelara en unas audiencias a cargo del Comité del Senado que existía un sistema de grabación privado y secreto en la residencia presidencial. Cuando la Justicia demandó las cintas, Nixon se negó a entregarlas y citó su privilegio como presidente.

Recién difundió las transcripciones de las cintas a fines de abril de 1974. Al quedar en evidencia la participación de Nixon en el caso Watergate, los medios de comunicación y la opinión pública comenzaron a pedir su dimisión. En julio, entregó las cintas completas y sin editar: en una conversación con su abogado, John Dean, admitía conocer y haberles pagado a los espías detenidos.

Richard Nixon anunció su renuncia a la presidencia de Estados Unidos el 8 de agosto de 1974.
Richard Nixon anunció su renuncia a la presidencia de Estados Unidos el 8 de agosto de 1974.

Para entonces, Nixon ya había perdido todo el apoyo en el Congreso, incluso por parte de su propio partido. Era inminente la votación a favor de su destitución. Al entender que no existía ninguna posibilidad de continuar en el cargo, decidió renunciar. En un discurso televisado desde el Despacho Oval, presentó el 8 de agosto su dimisión, que se haría efectiva al día siguiente. En su lugar quedó el vicepresidente Gerald Ford, que semanas después indultó a Nixon. De esa manera, evitó ser acusado o investigado penalmente.

Watergate: el discurso de renuncia de Richard Nixon

“Buenas noches. Esta es la 37ª vez que les hablo desde este despacho, donde se han tomado tantas decisiones que han moldeado la historia de esta nación. En todas las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida pública he tratado siempre de hacer lo que he creído mejor para nuestra nación.

A través del largo y dificultoso periodo del Watergate, he creído mi deber el perseverar, hacer todos los esfuerzos posibles para completar mi mandato por el cual me han elegido. En los pasados días, ahora bien, se ha hecho evidente que no tengo el suficiente peso político en el Congreso que justifique dicho esfuerzo. Yo nunca he sido una persona que se rinda fácilmente. Dejar el gobierno antes de que mi mandato termine es algo que aborrezco profundamente desde lo más hondo de mi alma. Pero como Presidente, debo poner los intereses de América en primer lugar.

América necesita un Presidente que cumpla íntegramente su periodo en el cargo, tanto en la presidencia como en el Congreso, particularmente en un tiempo como el presente en el cual los problemas a los que nos enfrentamos están no solo en casa sino también en el extranjero.

Continuar mi lucha para lograr mi vindicación, absorbería totalmente todo mi tiempo y mi atención, en un periodo en el cual nuestra total atención debería estar puesta en los grandes asuntos de paz en el extranjero y la prosperidad en casa. Por consiguiente, debo dimitir de la Presidencia, para lo cual haré efectiva mi renuncia el mediodía de mañana.

El Vice Presidente Ford jurará el cargo de Presidente en ese momento desde este despacho. Cuando recuerdo las altas esperanzas para América con las cuales empezamos este segundo mandato, siento una profunda tristeza por no estar a partir de ahora trabajando para alcanzar las en los próximos dos años y medio. Pero al otorgarle la dirección del Gobierno al Vice Presidente Ford, sé que el liderazgo de América estará en buenas manos.

Al pasar el cargo de esta oficina al Vice Presidente, lo hago con el profundo convencimiento del peso de la responsabilidad que cargará sobre sus hombros mañana, y por lo tanto, de la comprensión, la paciencia y la cooperación que necesitará de todos los Americanos. Cuando asuma esa responsabilidad, merecerá la ayuda y apoyo de todos nosotros.

Richard Nixon abandona la Casa Blanca después de su dimisión en 1974 (Foto: CC).
Richard Nixon abandona la Casa Blanca después de su dimisión en 1974 (Foto: CC).

Cuando miramos al futuro, la primera prioridad esencial es curar las heridas de esta nación, dejar atrás las amarguras y divisiones del pasado y redescubrir los ideales que descansan en el corazón de la fuerza y unidad de nuestra libre y gran nación. Al tomar esta acción, tengo la esperanza de que esto acelerará el comienzo de este proceso de curación, el cual es tan desesperadamente necesario en América. Me arrepiento profundamente de cualquier daño que pudiera haber sido hecho en el curso de los acontecimientos que han llevado a tomar esta decisión. Decir sólo que si alguno de mis juicios fue malo, y alguno fue malo, fueron hechos en lo que creí que era lo mejor para los intereses de la Nación.

Cuando tomé juramento, hace cinco años y medio, me comprometí sagradamente a consagrar todas mis energías y mi sabiduría a la causa de la paz entre las Naciones. He hecho todos mis esfuerzos todos los días desde ese juramento para conseguirlo. Como resultado de esos esfuerzos, estoy convencido de que el mundo es un lugar más seguro hoy no sólo para la gente de América sino para la gente de todas las naciones, y que todos nuestros hijos tendrán ahora mejores oportunidades de vivir una vida en paz.

Esto mismo, más que ninguna cosa, es lo que esperaba conseguir cuando juré la Presidencia. Esto mismo, más que ninguna cosa, es lo que creo que será mi legado a todos vosotros, a nuestro país, ahora que dejo la Presidencia. Servir en esta oficina es haber tenido un profundo sentimiento de patriotismo con todos y cada uno de los Americanos”.