Los dólares financieros en Argentina registraron su sexta caída consecutiva, alcanzando niveles mínimos en términos nominales desde el 17 de mayo, mientras la brecha cambiaria se sitúa en su punto más bajo desde 2019. El “contado con liquidación” cotiza a $1.111 y el dólar MEP a $1.073, reduciendo la diferencia con el dólar mayorista a un 10,7% y 6,9% respectivamente. Esta reducción coincide con la caída del riesgo país, que se ubica en 745 puntos básicos, el nivel más bajo desde marzo de 2019, reflejando confianza entre los inversores en una posible normalización económica tras la distorsión causada por el «cepo» cambiario.
El ajuste en los precios de los dólares financieros responde a diversas intervenciones oficiales y factores económicos. Desde la asunción de Javier Milei, el Banco Central acumuló compras netas por USD 20.387 millones, incluyendo USD 3.500 millones desde julio, un período tradicionalmente desfavorable para la acumulación de reservas. Además, el blanqueo de capitales impulsó el ingreso de divisas al sistema, con depósitos netos de USD 20.000 millones entre septiembre y octubre, lo que amplió significativamente la oferta privada en el mercado de cambios y permitió una expansión en los créditos a privados.
El decreto 777/2024, que redujo la alícuota de importaciones no suntuarias al 7,5%, también alivió la presión sobre el tipo de cambio. En términos reales, los dólares financieros han caído a niveles mínimos desde 2018 debido a la divergencia entre la inflación y la devaluación. Por su parte, la inflación mayorista de octubre fue de 1,2%, la más baja en más de cuatro años, reflejando la desaceleración de precios gracias a políticas como el «crawling peg» y una apreciación del contado con liquidación.
La reducción de la brecha cambiaria, especialmente en el MEP, más barato que el dólar importador, sugiere que las empresas encuentran más conveniente acceder al segmento bursátil para obtener divisas. Este escenario podría allanar el camino hacia un relajamiento del “cepo” cambiario. Según analistas, las actuales políticas económicas parecen acercarse a una compresión del tipo de cambio, lo que podría influir en una desaceleración más acelerada de la inflación en los próximos meses.





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