Dolores Dolberg fue funcionaria política de Yacyretá durante el macrismo y se fue con un retiro voluntario, ahora como funcionaria libertaria diseñó otro retiro, al que también se acogió.
a Entidad Binacional Yacyretá (EBY) vuelve a estar en el centro de la controversia con un nuevo episodio que involucra a Dolores Dolberg, exfuncionaria del macrismo y actual integrante de la administración libertaria. Dolberg, quien ya se había acogido a un retiro voluntario tras su paso por la represa durante el gobierno de Mauricio Macri, regresó a la entidad con la gestión de Javier Milei y, en un giro llamativo, diseñó un nuevo esquema de retiros voluntarios al que también se adhirió, asegurándose una remuneración mensual de 12 millones de pesos hasta su jubilación.
La EBY, organismo argentino-paraguayo a cargo de la administración de la represa hidroeléctrica, ha sido señalada en múltiples ocasiones por su historial de manejos irregulares. En abril de 1990, el entonces presidente Carlos Menem la calificó como un «monumento a la corrupción».
Alfonso Peña, actual director de la entidad por el lado argentino y cercano a Mauricio Macri, estuvo al frente de Decavial, empresa que se asoció con Caputo SA en una transacción inmobiliaria con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2008. Su llegada a la EBY con el gobierno de Milei implicó el retorno de varios exfuncionarios del macrismo, entre ellos Dolberg, quien ocupó un cargo de jerarquía como secretaria del consejo de administración.
Durante su primera salida de Yacyretá, Dolberg se benefició con un retiro voluntario que le garantizaba el cobro de 2 millones de pesos mensuales por cuatro años. Sin embargo, tras su reincorporación a la entidad con el nuevo gobierno, tuvo que cancelar el acuerdo previo. Una vez en funciones, participó en la elaboración de un nuevo programa de retiros voluntarios, al que finalmente se adhirió, obteniendo una compensación significativamente superior a la anterior.
El caso ha generado fuertes críticas y reavivó cuestionamientos sobre la transparencia en la gestión de la EBY, que sigue siendo un foco de sospechas y controversias a lo largo de su historia.
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