LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO🌾
18 de Noviembre
Cuenta el Evangelio que Jesús “se dejó llevar por el Espíritu al desierto” (Lucas 4,1). En el desierto Dios habla al corazón. Porque en el desierto no hay nada interesante, nada que pueda distraernos y atontarnos. Sólo arena movida por el viento. Por eso, llega un momento en que nos sentimos solos, desnudos frente a Dios, y entonces le abrimos de verdad el corazón. El Espíritu Santo quiere llevarnos al desierto.
Si leemos el libro del profeta Oseas, allí vemos a un enamorado que intenta por todos los medios seducir a la amada, pero todo es inútil. Finalmente encuentra una manera: “La llevaré al desierto y le hablaré al corazón» (Oseas 2,16).
Evidentemente, eso no significa que tengamos que hacer un viaje para buscar a Dios en un desierto. Se trata de hacer desierto en nuestro interior. Hay que despojarse de todo, darse cuenta de que no vale la pena aferrarse a nada, que todos los falsos remedios y secretos de felicidad no sirven. Sólo nos distraen. Son fantasías y excusas. Tenemos que entrar en oración, dejar todo a un lado, dejar que todo se caiga. Hacer desierto es entonces encontrarnos cara a cara con el Padre Dios, para conversar con él desnudos, sin ocultar nada, sin aferrarnos a nada. Sólo así podremos descubrir y aceptar que él es el único que vale la pena, que sólo él puede ocupar el centro de nuestra existencia.
Podemos vivir este desierto en medio de la ciudad, dentro de las preocupaciones de un día de trabajo, en cualquier circunstancia. Porque en cualquier cosa que hagamos podemos vaciarnos, desarmarnos, liberarnos de falsas seguridades y quedar pobres, con humildad rendidos y espiritualmente postrados ante Dios.
El Espíritu Santo quiere hacernos vivir ese desierto ahora mismo. Aceptemos esta divina invitación que puede cambiar nuestras vidas.
PILDORAS DE FE🌾
Ten la certeza de que no fuiste creado para ser infeliz ni sufrir calamidades para siempre. Dios quiere verte sonreír y gozar a través de la prueba, al final tendrás tu recompensa. En este momento, pon toda tu fe en tus oraciones y clama al Dios del cielo para que te tome en sus manos y te haga sentir todo su amor. Que la esperanza no decaiga ¡Ánimo, que lo bueno está por venir! Repite con confianza como el Salmista: «Dios te cuida y te protege; Dios está siempre a tu lado». (Salmo 121,5) La vida, es un regalo. No te des por vencido ante ninguna dificultad. Que sea el mismo NIÑO JESÚS quien te llene de su amor y de su SALUD en este instante y te arrope con su dulce CALMA. Vence toda actitud negativa y confía en Dios. Vive un momento intenso de oración y deja que la alegría de Dios llene tu corazón y te haga caminar confiado





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